Las viviendas carecen de agua, por lo que tienen que recurrir a garrafas para asearse. :: ÁLVARO CABRERA
Dicen que llevaban años viendo el bloque vacío. Cada vez más abandonado. Hasta que hace unos días empezaron a instalarse en él. «Lo decidimos entre todos», afirman casi al unísono, invocando el artículo 47 de la Constitución, que se conocen al dedillo. «Cada ciudadano español tiene derecho a una vivienda digna», recita de corrido María Giles. Ella forma parte de una de las diez familias que han ocupado un edificio de la urbanización Brocante, un residencial situado junto a la antigua N-340, a la altura de la avenida Benyamina, en Torremolinos.
Se han adueñado en una de las tres fases del