lunes, 23 de febrero de 2009

Metro empieza a analizar los árboles de la Alameda para decidir por dónde irá el túnel (SUR)

Los sondeos comenzarán hoy y utilizarán técnicas pioneras para preservar los 47 ejemplares de ficus El estudio decidirá la profundidad a la que habrá que trabajar y las alternativas para no dañar las raíces

LAS TÉCNICAS
La concesionaria de los trabajos, Tecnoma, empleará tres tipos de técnicas para analizar el estado de los árboles:
Resistógrafo: Una varilla muy fina que penetra en la corteza y en función de la resistencia que encuentra se sabe si la madera está sana o tiene pudriciones.
Picus o tomógrafo sónico: Es como hacerle una ecografía al árbol y proporciona una imagen digital en dos dimensiones de la sección del tronco, donde los colores significan el estado de la madera.
Tree radar: Es un sistema pionero que detecta y cuantifica las raíces del terreno, y emite imágenes que representan su distribución.¿Por dónde discurrirá el tramo del metro entre el río Guadalmedina y La Malagueta a su paso por la Alameda Principal? ¿Qué método constructivo (muros pantalla o tuneladora) es realmente el más adecuado? Las respuestas a estas dos grandes incógnitas están en la Naturaleza. Concretamente, en los 47 ficus centenarios que pueblan el eje principal del Centro.
La redacción del proyecto constructivo de este eje llega a uno de sus puntos clave, el estudio de los árboles y, sobre todo, de sus raíces, para evitar que se puedan dañar durante la excavación del túnel.
Ricardo Veroz es ingeniero de Montes de Tecnoma, la empresa del grupo Typsa que lleva a cabo este examen. Como explica, el trabajo de campo -que arranca en la madrugada de hoy- permitirá descubrir el estado actual del arbolado. Se iniciará con una evaluación de cada ejemplar, «su perímetro, su altura, cómo está ramificado, si tiene heridas, si tiene plagas y su vitalidad».
Esta fase se complementa con una serie de pruebas para observar el interior de los ejemplares y la distribución de las raíces, que se hará con tres técnicas no invasivas que evitan cualquier daño. Estos sistemas ya probaron su eficacia en dos ejemplares de gran tamaño situados en la traza de la futura línea 3 (La Malagueta-El Palo).
Chequear la salud
La primera es el resistógrafo, «una varilla muy fina que penetra en la corteza y en función de la resistencia que encuentre se sabe si la madera está sana o tiene pudriciones». El aparato imprime una gráfica que indica el grado de salud de la madera.
La siguiente prueba será el 'picus' o tomógrafo sónico. «Es como hacerle una ecografía al árbol, proporciona una imagen digital en dos dimensiones de la sección del tronco, donde los diferentes colores significan el estado de la madera». En apariencia es un anillo de sensores que rodea el tronco. «Se golpea con un martillo y al momento se obtiene una gráfica. El color marrón significa que la madera es sana, y los más violáceos, las pudriciones».
La fase clave -la que se acometerá esta noche y mañana y supondrá cortes temporales de tráfico durante la madrugada- es el llamado 'tree radar'. Una tecnología pionera que se está utilizando por primera vez en España para los trabajos del suburbano. De hecho, los aparatos proceden de Reino Unido y los datos se procesan en EE.UU. «Detecta y cuantifica las raíces del terreno, y emite imágenes que representan su distribución. Con ello se evita tener que hacer catas que afectarían al árbol».
Esta prueba permitirá valorar tanto el método constructivo más idóneo como la profundidad y el espacio en el que hay que trabajar. Aparentemente es un carrito con dos tipos de antenas, una para localizar raíces de hasta un metro de profundidad y hasta un centímetro de diámetro, las llamadas raíces fisiológicas; y la segunda, que alcanza hasta cuatro metros de profundidad y órganos de mayor grosor.
El carrito va haciendo pasadas alrededor del árbol y los datos captados se envían a un laboratorio en EE.UU., donde se interpretan. El sistema es capaz de diferenciar entre raíces y otros elementos subterráneos, como las tuberías.
Propuestas correctoras
Con toda esta información se podrá evaluar el riesgo que entraña la construcción para cada uno de los árboles y a qué profundidad hay que trabajar.
Sobre esta base se establecerán las propuestas correctoras. Por ejemplo, se podrá plantear que en las zonas cercanas a las plantas se sustituya la pantalla de hormigón por otra de micropilotes, para que entre pilote y pilote haya un espacio para que luego las raíces puedan penetrar por encima de la losa de cubierta del túnel.
Asimismo, se propondrá un rebaje del terreno para que, en caso de que se acometa con pantalladoras, que son máquinas muy altas, éstas no afecten a las ramas, y utilizar maquinaria de gálibo pequeño. También habrá una protección física para los árboles mediante chapas metálicas.
Con todo, el ingeniero de Montes reconoce que será indispensable cortar una pequeña cantidad de raíces. Para ello, la consultora propondrá incluso la manera correcta de efectuar esa poda y el tratamiento para curar los cortes. Por último, se creará un terreno de protección, con un relleno de nutrientes por encima de la losa de cubierta del túnel, para que el árbol pueda seguir desarrollándose en los siglos venideros.

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