domingo, 20 de diciembre de 2009

MÁLAGA Una plaza abierta a las ideas. (SUR)

Décadas de olvido hicieron de la plaza de la Merced el epicentro de la movida juvenil y dejaron en un segundo plano su posición estratégica en el circuito cultural y turístico de la capital. Esa etapa negra ha quedado atrás y el alcalde, Francisco de la Torre, ha decidido sacarle brillo a este espacio emblemático, donde Picasso dio sus primeras carreras -y sus primeras pinceladas- persiguiendo a las palomas que hoy siguen presenciando la historia desde su torrecita, para convertirlo en el eje que ayude a descubrir al visitante la infancia y el presente del pintor, en su casa natal y su museo, pero también el rico patrimonio arqueológico y artístico de la ciudad, en la Alcazaba, el Teatro Romano y el futuro museo de Bellas Artes que ya se ejecuta en la Aduana.
La remodelación de la plaza de la Merced y su entorno se ha convertido, de la noche a la mañana, en el proyecto estrella del equipo de gobierno en esta legislatura. Los presupuestos del Ayuntamiento para 2010 fijan 3,2 millones para la semipeatonalización de este entorno, en especial el lateral norte, a los que se añaden 1,3 millones del presupuesto actual que no se han gastado. Pero la clave de la iniciativa, anunciada por el alcalde en el debate del estado de la ciudad, supondrá convertir en un equipamiento cultural la manzana de los antiguos cine Astoria y Victoria, que están abandonados desde la compra hace tres años por parte de la promotora Baensa, que pretendía hacer una urbanización de lujo. El Consistorio convocará un concurso internacional de ideas para el diseño de este espacio, con un presupuesto de 875.000 euros. Se espera que a lo largo de 2010 haya un ganador y se pueda redactar el proyecto de ejecución.
El anuncio ha supuesto el pistoletazo de salida para el debate ciudadano sobre el futuro aspecto de este entorno. SUR ha preguntado a arquitectos, urbanistas, vecinos y comerciantes de la zona qué harían ellos cuando los cines Victoria y Astoria desaparezcan de la escena, y estas son sus propuestas:
Francisco Urbano es uno de los veteranos de la plaza. Su restaurante Cañadú, especializado en comida vegetariana, abrió sus puertas hace doce años en el lateral norte, y desde entonces está plenamente implicado en su defensa. Urbano rechaza que se hagan edificios a imitación de los de las Casas de Campos, la fachada más conocida del cuadrilátero, y aboga por no construir nada. «Sería una plaza peatonal, abierta, sin nada que tape la visión de la Alcazaba». Cree que no son necesarios más museos de los ya previstos y propone en cambio un 'parking' subterráneo que permita desahogar el de la Alcazaba.
En similares términos se expresan Dirk de Witte e Ignacio Valle, propietarios del café Calle de Bruselas; y Raúl García, dueño del bar El Carmen, que ponen el acento en el marco que supondría la visión de la Alcazaba desde la plaza.
Fiel a la Historia
Muy contrario a esta postura se muestra el arquitecto y urbanista Salvador Moreno Peralta, autor del proyecto de viviendas que ha quedado descartado, quien enfatiza que en otros tiempos allí estuvo el hospital de Santa Ana y siempre estuvo cerrada por sus cuatro costados. «Sea lo que sea tiene que ir un edificio. Dejarlo libre es una aberración que va en contra de su configuración histórica, que nunca se debería perder. De lo contrario la fachada sería el túnel de la Alcazaba, no precisamente un paisaje agradable», y añade: «Perdería su carácter recoleto, íntimo».
El 26 de diciembre hará 43 años que María Teresa Repiso vive en una dirección que habla de su apego por esta ciudad: plaza de la Merced, número 2. La presidenta de la asociación de vecinos de este entorno, que suma unos 70 miembros, tiene una idea muy similar a la expresada por el arquitecto Rafael Martín Delgado: un espacio en el que convivan los usos sociales, para las personas mayores y los jóvenes de la zona, junto a salas de exposiciones y equipamientos culturales vinculados al pasado histórico de la ciudad.
Desde su despacho en la asociación de gays y lesbianas Colega (calle Victoria, 8) Francisco Pérez, técnico del colectivo, contempla los viejos cines decenas de veces al día. La visión llena casi toda la ventana. En línea con los anteriores, piensa que el nuevo equipamiento debe guardar un sitio para las asociaciones que trabajan en el Centro: «Podría ser un espacio participativo, de creación cultural y de contacto entre los colectivos y la ciudadanía». Al tiempo, aboga por dotarlo de un aprovechamiento turístico que sirva para unir la plaza de la Merced con su entorno arqueológico.
Conectado con su entorno
El arquitecto Iñaki Pérez de la Fuente y el ingeniero José Alba también mantienen criterios similares. El primero aboga por que la manzana de los cines se destine a usos culturales vinculados a las excavaciones en el Teatro Romano y la Alcazaba, incluso la creación de un museo arqueológico, con una disposición unas dimensiones que permitan «un marco visual y panorámico de los lienzos de la Alcazaba», y recalca que el nuevo enclave debe intensificar, enriquecer y acentuar el patrimonio, pues «los monumentos son también el marco que los rodea y los ensalza». En cualquier caso, este experto destaca que el solar que quedará tras la demolición de ambos edificios debe tener un uso cultural, como propone el Ayuntamiento, «vinculado a la explicación y el enriquecimiento del Teatro, la Alcazaba y su área arqueológica».
José Alba pasó su infancia en el cercano Compás de la Victoria y aún recuerda aquel puesto de carbón de los años 50. El reconocido ingeniero de Caminos llama ahora a una reflexión general para que lo que se haga esté en contacto directo con el conjunto que forman Gibralfaro, Alcazabilla y los usos futuros del cercano cine Andalucía. «No puede estar aislado sino integrado en su conjunto, mediante un plan para una zona muy valiosa de la ciudad, como una pieza que tenga su papel en el entorno histórico y cultural y no una pieza caída del cielo», reflexiona. A su juicio, la idea se tiene que debatir primero a nivel ciudadano «y el arquitecto vendrá después».

Carmen Íñiguez, arqueóloga "Se ha descuidado mucho el patrimonio, el pasado industrial ha sido arrasado". (MALAGAHOY)

Carmen Íñiguez, una arqueóloga comprometida con la historia de su ciudad desde hace más de dos décadas, subraya que la difusión al público general es fundamental para la conservación de la riqueza monumental.

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La arqueóloga desentraña la historia que aún hay bajo nuestros pies desde mediados de los 80.



A los 13 años leyó La historia empieza en Sumer y esas páginas resultaron determinantes para fraguar su futuro en una profesión que le fascina y a la que se ha dedicado intensamente casi toda su vida. Carmen Íñiguez es una de las pioneras en las investigaciones arqueológicas realizadas en la ciudad de Málaga tras la aprobación de la Ley de Patrimonio Histórico en 1985. Aunque le agobian la tardanza de los trámites administrativos, la dejadez y la falta de conciencia de algunos, poco puede compararse a los momentos en los que la misma tierra le habla de su pasado.

-¿Qué es lo que seduce de esta profesión, lo que más engancha?

-No lo sé muy bien. Hay algo que te atrapa. Es una profesión que tiene diversas facetas, trabajo de campo, de gabinete, hacer proyectos, presupuestos, estudio, investigación. A mí el trabajo de campo me fascina. No soportaría trabajar en un sitio cerrado con luz artificial todo el día.

-¿Su parte favorita es, entonces, investigar sobre el terreno?

-Sí. Es lo básico, lo fundamental, es como nuestro laboratorio científico. Aunque lleva aparejado muchísimo trabajo detrás.

-Cuando encuentra la primera estructura, la primera pieza, eso ha de ser fascinante...

-Yo valoro la pieza por la información que me aporta, pero quizás la estratigrafía es lo que más me ha fascinado siempre. Tampoco es lo mismo hacer una excavación en un yacimiento con un momento de fundación, pervivencia y abandono, que trabajar en una ciudad histórica como Málaga, que tiene una pluriestratigrafía, desde época fenicia a la actualidad. Tenemos muchas opciones para investigar. Desde lo antiguo hasta el XIX.

-¿Málaga tiene aún mucho que decir o cree que lo básico está dicho ya?

-En las dos décadas que llevamos trabajando en la investigación arqueológica se han aportado muchísimos datos y muchas cosas que se desconocían de las distintas etapas históricas. Yo creo que la evolución que ha tenido la ciudad está bastante clara, aunque habría que profundizar en diferentes campos, aún hay mucho por hacer.

-¿Cuáles han sido los trabajos, suyos o de otros compañeros, que han cambiado el concepto que se tenía?

-Quizás la investigación en las distintas murallas de la ciudad, tanto la fenicia como la tardorromana y la islámica. La muralla delimita la ciudad en un momento histórico concreto y esto no sólo ha sido importante dentro de la investigación científica sino también en la parcela de la integración, se han podido recuperar tramos de estas murallas.

-¿Como en la Plaza de la Marina?

-Esos trabajos marcaron un antes y un después en la investigación y en el hecho de que se entienda la importancia del patrimonio de la ciudad, que nos pertenece a todos y que hay que investigarlo y en la medida de lo posible, conservarlo.

-¿Cómo era el trabajo cuando empezó y cómo es ahora?

-En el año 85 se aprueba la Ley de Patrimonio Histórico y se imponen determinados sectores con protección arqueológica. En aquel momento, a los profesionales de la construcción les pilló un poco de sorpresa. Ellos tenían, como ahora, que costear la intervención arqueológica, algo a lo que no estaban habituados. Recuerdo cómo nos insultaban desde la calle en la intervención de la Plaza de la Marina. Otro gran cambio es que antes no existían empresas de arqueología y ahora sí. Es el mundo empresarial el que se encarga de hacer estos trabajos e investiga.

-¿Ahora es una profesión más respetada?

-Yo creo que el tema de la arqueología a todo el mundo le atrae excepto a los que le toca en su solar y ahí surgen los problemas. Es una profesión desconocida en cuanto al trabajo que realizamos. Aunque los ciudadanos están muy interesados, siempre nos preguntan en la excavación.

-¿Cómo se comporta el propietario o promotor cuando encuentra vestigios?

-Normalmente el promotor se hace cargo del trabajo, unos de mejor forma y otros peor. Está asumido porque es algo impuesto y a ellos les interesa que les resuelvas la papeleta. A nosotros lo que nos mueve es la investigación.

-Parece que en Málaga no nos terminamos de creer nuestra riqueza patrimonial, ¿se ha descuidado mucho el patrimonio?

-Sí se ha descuidado muchísimo el patrimonio, incluso después de la aprobación de la Ley de Patrimonio Histórico. Uno de los casos más flagrante es el del desaparecido e invisible patrimonio industrial de la ciudad. Había que investigar lo anterior, pero el pasado industrial ha sido prácticamente arrasado. Sólo se conservan algunas chimeneas.

-¿El ciudadano se está concienciando?

-En líneas generales no. Jamás ha habido una protesta en Málaga ni solicitando ni pidiendo conservación de patrimonio. Se demolió el silo y otros bienes que no tenían que haber desaparecido y no han dicho nada. El único movimiento, y fue también a nivel político, ha sido la petición de que el Palacio de la Aduana pase a ser museo.

-Entonces, ¿falla la divulgación?

-El tema de divulgación es muy importante porque sólo podremos conservar lo que conocemos. De ahí el ciclo de conferencias sobre arqueología del que soy coordinadora y ya vamos por la cuarta edición, que se va a realizar de enero a marzo, con el objetivo fundamental de divulgar el patrimonio arqueológico de la ciudad. Continuamos por el éxito de público.

-A pesar de que ya existen leyes sobre la mesa, una especie de conciencia social, con el reto del 2016 a la vuelta de la esquina, a pesar de todo, ¿se sigue descuidando esta riqueza?

-Sí, la verdad. Por ejemplo, creo que la joya de la corona de la ciudad son Alcazaba y Gibralfaro y no se les saca el partido que pudiéramos.

-¿Cómo está este conjunto monumental?

-Bueno, se han hecho intervenciones arqueológicas que han aportado datos fundamentales, está cuidado pero creo que se le podría sacar mucho más partido. Se debería profundizar en lo que ha sido su evolución histórica y sobre todo divulgarlo entre los ciudadanos. En general, hay que publicar más estas investigaciones y no sólo en revistas especializadas, sino darlas a conocer al público en general, tanto al malagueño como al visitante.

-A veces parece que se hacen intervenciones y se quedan años sin poder ser visitadas. ¿Esto va muy lento o es que lo parece?

-Sí que es un tema lento. La intervención arqueológica tiene sus plazos según el reglamento. Pero la integración supone un coste añadido, o para instituciones públicas o para los propietarios. No existen muchas subvenciones y normalmente estos restos se integran dentro de un edificio no construido.

-¿Se debería integrar más o cree que lo que hay es representativo?

-Hay muchas interesantes y representativas, sobre todo de la muralla islámica, salvando el tema del aparcamiento de la plaza de la Marina, que se le podría sacar otro partido que no fuese el de expositor de coches. Hay bienes inmuebles mucho más fácil de integrar que otros y sí que se pueden y se deben hacer integraciones porque eso es un valor añadido para el inmueble donde se ubican los vestigios. Quizás se invierta dinero, pero tiene una compensación a largo plazo.

-¿Qué va a pasar por el Metro en su paso por el centro histórico?

-Se sabe que en la zona de El Perchel de momento se ha documentado una necrópolis islámica y afecta también a la plaza de la Marina, además de a los fondeaderos tanto de época romana como islámica. No hay elementos estructurales pero sí todo lo que se arrojaba al mar, desde barcos, anclas, cepos, cerámicas...

-¿Qué hito cree que se encuentra más descuidado?

-Vergonzoso es el estado en el que se encuentra una parte de uno de los hipogeos fenicios, el que está en el aparcamiento de la Alcazaba. Se encuentra tal y como se terminó de excavar, con una valla metálica de delante y nada más. No se ha hecho integración, ni valoración, ni mantenimiento. También hay excavaciones que se terminan, no se cubren, se llenan de matorrales y ahí están.

-Planteó hace años una conexión entre la Alcazaba y Gibralfaro, ¿se podría hacer?

-Es difícil por el desnivel que presente pero es factible, a lo mejor no para todo el público pero sería posible recuperar la única coracha que tiene Málaga, la terrestre. Es un doble amurallamiento une Alcazaba y Gibralfaro, que se construyó en época nazarí para incrementar la defensa en el único flanco más débil. Así se facilitaría la visita de ambos conjuntos y recuperaría un espacio importante, además del acceso al castillo por su puerta original. Pero que yo sepa nunca ha existido un proyecto por parte de las instituciones.