domingo, 23 de octubre de 2011

Rincón quiere legalizar 800 casas fuera de ordenación en el PGOU (Málaga Hoy)


El equipo de gobierno reducirá la edificación prevista en nuevas urbanizaciones · La Junta rechazó el anterior borrador por su desmesurado crecimiento urbanístico
MAYTE CORTÉS / RINCÓN DE LA VICTORIA | ACTUALIZADO 23.10.2011 - 01:00
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Algunas viviendas construidas fuera de ordenación en una vista desde la autovía.

El Ayuntamiento de Rincón de la Victoria trabaja en la nueva redacción del Plan General de Ordenación Urbana. El último plan que el anterior equipo de Gobierno (PSOE-Psirv) hizo público fue rechazado por la Junta de Andalucía, entre otros motivos, por superar en un 6,98% el crecimiento urbanístico. Ahora, para tratar de salvar ese escollo y que se cumpla el 40% establecido por el Plan de Ordenación Urbana de Andalucía, el Consistorio ha tomado una decisión: consolidar las viviendas que ya están construidas en detrimento de las grandes urbanizaciones previstas en las zonas de expansión. 

Esto significa, según explicó el alcalde Francisco Salado (PP) que para cumplir los parámetros van a optar por legalizar las 800 viviendas que hay fuera de ordenación en todo el municipio y cancelar los convenios -algunos ya caducos- firmados para la ejecución de nuevas promociones. "Tenemos un doble objetivo, por un lado, bajar la edificabilidad de futuras urbanizaciones, y contrarrestar este número de viviendas con las que están construidas y han quedado fuera de ordenación", indicó el regidor quien anunció que su intención es "dar solución a esos vecinos" que viven desde años en la localidad. 

En este grupo entrarían todas las viviendas que hay en la carretera de Benagalbón, Trigueros o las múltiples cortijadas que hay repartidas por el municipio. "No consideramos oportuno construir nuevas viviendas cuando hay otras que ordenar. Son pequeños, y otros grandes, núcleos consolidados, que por la condición en la que están no se puede actuar sobre ellas", apuntó Salado para quien es indispensable poder darles las licencias. "Esto lleva aparejado un buen número de medidas que posibilitarían mejorar el entorno, traer riqueza y calidad de vida a los vecinos", señaló el alcalde. Entre ellas enumeró la posibilidad de urbanizar la zona, fijar zonas de equipamiento e incluso poder solicitar la construcción de algún colegio o consultorio. "Esos niños van a colegios o al centro de salud de Rincón cuando podrían tener uno más cerca que ahora no podemos conseguir por estar fuera de ordenación", especificó Salado. 

En cuanto a las nuevas urbanizaciones previstas, por ejemplo en Parque Victoria, Añoreta o al norte de La Marina en Torre de Benagalbón, el alcalde aclaró que están revisando todos los convenios para bajar la edificabilidad. Como contraprestación, los promotores pagarían menos cargas externas. "Preferimos fijar las viviendas que ya tenemos, pero es que además, aquellos convenios se firmaron en un momento que no es el de ahora. El panorama ha cambiado, y los números no son los de antes así que revisaremos la edificabilidad de los sectores a la baja y la contraprestación para el empresario será inferior", informó Salado.

La capital en las afueras (Málaga Hoy)


Levantado a consecuencia del éxodo rural del pasado siglo y marcado a fuego por los talleres del entramado ferroviario, este barrio es un poso de tradición y convivencia en el que la vecindad aún constituye un grado
PABLO BUJALANCE / MÁLAGA | ACTUALIZADO 23.10.2011 - 01:00
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En la página anterior, perfil típico de una calle de Los Prados, con 
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dos imágenes del colegio público Los Prados que dan cuenta del contraste en el paisaje.
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La línea 24 de la EMT conduce cada mañana desde el Muelle Heredia a un gran número de trabajadores de los polígonos La Estrella y San Luis a sus puestos, así como a los del taller ferroviario de Los Prados. Por eso, cada día, la refriega empieza aquí un poco antes. Mientras el centro de Málaga todavía se despereza, el autobús es ya a las seis de la mañana un hervidero de ojos legañosos, auriculares al oído con la radio puesta y algunas conversaciones con el regusto del primer café en los labios. Este cinturón industrial constituye la primera frontera natural de Los Prados; la segunda la propicia la misma vía del tren, con el tráfico exhaustivo que generan la entrada y salida a la ciudad de la mayor parte de los vagones de mercancías y pasajeros y las paradas que, gracias a los talleres y a la estación del barrio, tienen aquí su sede. De esta forma, Los Prados funciona casi como una isla, con una idiosincrasia propia que ha mantenido a salvo determinadas tradiciones y costumbres sociales y que también ha favorecido un sentido más hondo y preclaro de la vecindad que el que puede constatarse en la mayoría de los barrios de Málaga. Los Prados es uno de esos enclaves considerados periféricos que muchos malagueños no han pisado jamás, o como mucho han visto desde el tren. Pero, más allá de su nomenclatura tremendamente popularizada incluso a nivel nacional por los talleres, Los Prados es también una de las realidades de la capital en las que la crisis ha golpeado más fuerte y que, sin embargo, de una manera más ilustrativa se ha movido entre el inmovilismo, el olvido municipal y la transformación: en los últimos años, por ejemplo, han crecido las zonas verdes y de esparcimiento y se han abierto parques infantiles, pero acceder aquí desde el centro sigue siendo una tarea complicada (el estado de algunos carriles requiere al conductor una experiencia cuanto menos solvente) y el perfil humano y económico del barrio se ha mantenido en sus constantes, si bien éstas oscilan también en el contraste y la paradoja más notoria. Desde su atalaya del distrito Cruz de Humilladero, Los Prados es un experimento urbano, social y hasta histórico nada desdeñable, en el que las mejores historias, como en todas partes, son las que protagonizan personas de carne y hueso. 

El barrio de Los Prados nació, como otros muchos de la capital, a expensas del éxodo rural que a mediados del siglo pasado condujo a la capital malagueña a numerosas poblaciones del interior, atraídas por el desarrollo del turismo y la construcción como alternativas a una producción agrícola que había condenado a la ruina a miles de familias de la provincia y de diversas comarcas de Andalucía. El origen de Los Prados entronca así con el de otros barrios malagueños, como buena parte de los que conforman el distrito de Ciudad Jardín y el Puerto de la Torre. El paisaje urbano es común a éstos: a los primeros colonos que se instalaron aquí en los años 60 se les permitió levantar sus casas sin orden ni concierto, donde buenamente pudieran y con apenas algunos acuerdos mínimos entre vecinos como premisa. La fisonomía actual del barrio responde a esta conquista, con calles paralelas a un lado y otro del Camino de los Prados de trazado estricto en el que conviven viviendas unifamiliares y edificios de viviendas de escasa altura sin mucho respeto al equilibrio: el ladrillo visto, la fachada encalada andaluza y el bloque funcional comparten acera con naturalidad pasmosa. Sólo los chalets adosados y las urbanizaciones más recientes han configurado cierta uniformidad en el terreno. 

En su mayor parte, los habitantes de Los Prados proceden de antiguas comunidades oriundas de los Montes de Málaga. Por ello se mantienen aquí algunas de las expresiones culturales, estéticas y antropológicas más señeras de esta extensión, como el verdial, que goza en estos lares de notable popularidad con varias pandas y una afición sobresaliente. El registro social predominante es el del trabajador por cuenta ajena y el del pequeño y mediano empresario; por eso la crisis se ha dejado notar aquí especialmente, con muchas familias en paro y negocios clausurados. De cualquier forma, Los Prados sigue siendo lo más parecido a un municipio independiente y autosuficiente, con comercios, bares, restaurantes, ventas, pensiones, bazares y demás servicios a granel. La proximidad de los polígonos ha resultado determinante para que en sus calles se instalen varias industrias, y también para que los camiones sean protagonistas perennes del tráfico diario. Las consecuencias de la crisis pueden comprobarse de otro modo bastante elocuente: en los últimos años han aparecido en el barrio verdaderas mansiones que, en algunos tramos del mismo Camino de los Prados, despiertan en el paseante la sensación de que está paseando por un puerto deportivo de los más in. Y es que el estallido inmobiliario elevó el poder adquisitivo de no pocos trabajadores de la construcción hasta porcentajes multiplicados, lo que se tradujo a menudo en cierta ostentación no precisamente discreta. Hoy, algunas de esas enormes casas están en venta. De cualquier forma, no pocos matrimonios jóvenes siguen instalándose aquí con sus hijos y contribuyendo a la causa contra el envejecimiento del barrio, gracias en parte al precio de la vivienda, más ventajoso que en otras zonas de Málaga. En cuanto a la transformación urbanística, sorprende encontrar áreas verdes de reciente factura bien cerca de descampados vírgenes que recuerdan que todo esto es terreno ganado al campo. El Colegio Público Los Prados, en la calle Joseíto de Málaga, constituye en su cima una frontera singular en este sentido entre extensiones de muy diferente ánimo ecológico. 

Pero si algo caracteriza a Los Prados, precisamente como expresión de esa idiosincrasia común, es la complicidad de sus vecinos en el sostenimiento de sus señas de identidad. La Asociación de Vecinos 13 de Noviembre es una de las más activas de Málaga y tiene un calendario lleno de eventos, convocatorias, talleres y experiencias durante todo el año, con citas importantes como la feria que celebra el barrio en junio y el carnaval. Peñas, clubes instalaciones deportivas y el centro ciudadano municipal contribuyen de manera decisiva a hacer de Los Prados el fenómeno tan distinto como amable que es: a pesar de su crecimiento exponencial, la cercanía y el trato afable que se dispensa en cafeterías, tiendas y cualquier lugar en que el encuentro ocurra parece remitir a otras épocas. En Los Prados la vida transcurre despacio. Pero no por ello pelea menos.

Las zonas verdes se abren paso entre el ladrillo. Marbella (SUR)


Con una superficie de 5,95 metros cuadrados de zona verde pública por habitante, la ciudad supera a capitales como Málaga, Granada, Cádiz o Almería Un informe sitúa a Marbella en los puestos de cabeza de Andalucía en espacios libres por habitante
23.10.2011 - 
MÓNICA PÉREZ mperezg@diariosur.es

Las zonas verdes se abren paso entre el ladrillo
Nagüeles. El parque Pinar de Nagüeles es uno de los más extensos del término municipal. Ubicado en Sierra Blanca, ocupa 10 hectáreas y está acondicionado para el recreo. :: J-L.
Según la Organización Mundial de la Salud, las zonas verdes son imprescindibles en los núcleos urbanos ya que los beneficios que reportan hacen de las ciudades unos lugares más habitables y saludables. El intenso proceso de urbanización soportado en los últimos años dejó este precepto durmiendo en el cajón de muchos gobernantes, más preocupados por el gris del ladrillo que por el verde natural. Pese a todo, aún hay datos para la esperanza y ciudades como Marbella, donde precisamente el consumo territorial ha sido feroz durante décadas, se sitúa en los puestos de cabeza en cuanto a metros cuadrados de espacio verde disponibles en relación a su población.
Según un informe publicado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en el que se analiza la situación medioambiental de la comunidad en el pasado año 2010, Marbella figura como el sexto municipio de más de 100.000 habitantes de toda la región con mayor superficie verde pública por habitante. En concreto, 5,95 metros cuadrados, registro que sitúa a la ciudad costasoleña por encima de Málaga capital (5,11), Granada (4,74), Jaén (4,10), Cádiz (2,55), Almería (4,13) y Algeciras (2,84).
En la elaboración del estudio 'Medio Ambiente en Andalucía: Análisis a través de indicadores', se han considerado como zona verde los parques, jardines o espacios abiertos y públicos exclusivos para peatones y ciclistas, excepto las isletas o divisiones verdes de tráfico; las instalaciones deportivas al aire libre, accesibles al público y gratuitas, así como las zonas privadas a las que se puede acceder sin coste alguno, como parques privados o áreas agrícolas. Marbella, según el documento, dispone de un total de 4.223, 9 metros cuadrados de zonas verdes, situándose por delante de capitales como Granada, que figura en el noveno puesto del 'ranking', con 3.145 metros cuadrados. La mayoría de estos espacios son grandes extensiones de terreno de más de 5.000 metros cuadrados, de las que contabilizan un total de 13.526 zonas. Málaga supera a Marbella en apenas 263 metros cuadrados. En total, la capital suma según el estudio un total de 4.487 metros cuadrados de superficie media de zonas verdes.
La entrada en vigor, el pasado año, del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Marbella augura que la posición de la ciudad escalará puestos en los próximos años en las estadísticas medioambientales. El documento, sostienen desde el Ayuntamiento, ofrece la posibilidad de colocar al municipio como «referente andaluz en equipamientos y espacios libres». Más de dos millones de metros cuadrados de sistemas generales de equipamientos públicos están previstos en el nuevo modelo de ciudad. Lo mismo sucede con el sistema de espacios libres -que engloba zonas verdes, jardines, o áreas recreativas y de paseo, entre otras-, cuyos índices aumentan en el Plan hasta los casi 28 metros cuadrados por habitante.
El PGOU contempla una superficie de casi cinco millones de metros cuadrados para estas dotaciones urbanísticas. Unos registros que elevan de forma considerable los espacios verdes y de recreo de Marbella por encima del resto de municipios del litoral malagueño e incluso sobre los estándares marcados por la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA).
Las penurias por las que atraviesan las arcas municipales no han frenado de momento el desarrollo de actuaciones encaminadas a la puesta en valor y recuperación de espacios verdes. En este sentido, el concejal de Parques y Jardines, Eloy Ortega, sostiene que en los últimos cuatro años se han creado «entre 80.000 y 100.000» metros cuadrados de zonas verdes y áreas recreativas. La inversión total supera los tres millones de euros. «El Ayuntamiento ha demostrado en estos años un empeño decidido por la puesta en valor de los espacios al aire libre y las áreas recreativas. En total han sido 29 zonas de juego, de las que la mitad son de nueva creación, las que se han puesto en marcha repartidas por todos los barrios», explica.
Rescate de parques públicos
Aunque la mayor partida económica la ha absorbido el acondicionamiento de grandes parques urbanos como el de la Avenida de Valeriano Rodríguez, Salvador Guerrero, Virgen del Rocío en San Pedro, Fuente Nueva, Plaza Oriental y La Campana. «Son espacios que, gracias a una importante iniciativa, se han puesto a disposición del disfrute ciudadano». La actuación se completa con el desarrollo de un Plan Integral de Mejora en Parques Públicos que ha supuesto la recuperación de algunos de los enclaves verdes más importantes del término municipal como Vigil de Quiñones, Nagüeles, Río Huelo, La Represa, Xarblanca, Las Esclavas o Barbacana.
El balance municipal no convence a los colectivos ecologistas que siguen denunciando las tropelías cometidas contra el medio ambiente en la ciudad. El ecologista y exconcejal, Javier de Luis, sostiene que la «gran mayoría» de los nuevos espacios inaugurados por el Ayuntamiento no pueden calificarse como zonas verdes. «No es lo mismo un parque infantil que una zona verde. Algunos de los nuevos parques no tienen ni árboles ni áreas de sombra».
Pese a todo, De Luis asegura que la situación de Marbella en cuanto a disposición de espacios verdes es «aceptable» y confía en que el desarrollo del PGOU reactive los planes de recuperación de algunos enclaves que «llevan años durmiendo en un cajón». Como ejemplo de estos proyectos paralizados cita el parque de las Tres Culturas, el pinar al norte de Nagüeles o el entorno del pantano Las Madronas. Otra de las reivindicaciones pendientes es la inclusión de Sierra Blanca en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves.