domingo, 22 de febrero de 2009

El pueblo fantasma vuelve a la vida. Casillas de Díaz (SUR)

Casillas de Díaz, una antigua aldea del siglo XIX abandonada entre Cártama y Pizarra, resurge de entre las ruinas de la mano de sus nuevos habitantes.
Cuando hace once años Manuel Galindo compró por dos millones de pesetas su futura vivienda ya sabía lo que le esperaba: dos viejos caserones derruidos, en mitad de la nada, rodeados de antiguas construcciones con los tejados rotos dispersas por las colinas.
La desvencijada aldea de Casillas de Díaz distaba entonces mucho de ser lo que fue allá por mediados del siglo XIX, cuando conformaba un populoso núcleo habitado por gentes sencillas y agricultores. Manuel buscaba tranquilidad y naturaleza y encontró ambas cosas en este pueblo fantasma que no pisaba ni un alma a diario. Únicamente los fines de semana se dejaban ver por allí las pocas familias que conservaban en pie su propiedad.
«El campo nos gustaba de siempre a mí y a mi pareja. Arreglamos la casa y nos vinimos cuando aún no teníamos ni luz ni agua», comenta este trabajador en telefonía móvil que hoy es el presidente de la comunidad de vecinos de la zona, la cual él mismo impulsó en el año 2000. Porque así es: Casillas de Díaz parece estar viviendo una segunda juventud.
De entre las ruinas han empezado a surgir nuevos hogares estables. La mayoría de ellos se levantan sobre las casas caídas de antaño, dando al conjunto un aspecto pintoresco en el que se funden pasado y presente. Actualmente unas seis familias viven allí de forma permanente, mientras que, si se cuentan las que residen por temporadas o pasan los fines de semana, alcanzan la treintena.
Este último es el caso de Ana García. Ella y su hermana heredaron la casa que en su día perteneció a sus padres y, antes, a sus abuelos. La mayoría del año lo pasan en Cártama, pero cada vez que pueden acuden hasta este chalé, que corona la aldea y desde donde se ven casi todos los pueblos del Valle del Guadalhorce e incluso el mar. «Antes, aquí ni siquiera había casas; todo eran ranchos de palma», rememora Ana.
El origen de Casillas de Díaz está bien documentado. Alejandro Rosas, investigador de la historia de Pizarra y su comarca, comenta que las primeras referencias datan de 1847. «La casa original perteneció a un hombre llamado Antonio Díaz. Después se fueron asentando el resto de las viviendas alrededor y de ahí el nombre actual», explica.
Auge y decadencia
Aunque no hay cifras concretas sobre el censo, Rosas resalta que en su época más populosa (seguramente la primera mitad del siglo XX), allí podrían vivir más de doscientos vecinos. En la actualidad, todavía pueden apreciarse los muros de más de medio centenar de aquellas casas, que antiguamente contaban con pequeños minifundios en los que se cultivaban sobre todo viñedos y olivos.
A partir de los años 50 y 60, las oriundos de Casillas de Díaz empezaron a marcharse. La agricultura y la ganadería ya no daban para vivir y los que todavía se dedicaban a ello se mudaron a las nuevas barriadas para campesinos que construyó cerca el Gobierno, como Zalea y, sobre todo, Cerralba, donde todavía quedan nativos de la aldea. También en Sierra de Gibralgalia, que es el núcleo urbano más cercano y que forma parte del término municipal de Cártama.
La jurisdicción de Casillas de Díaz también tiene su curiosidad. En su día formaba parte de Gibralgalia, cuando esta era una entidad local autónoma. Después, el territorio se dividió y parte de las viviendas pasaron a formar parte del término de Cártama, aunque la mayoría ahora pertenece a Pizarra. Manuel Galindo señala que esta división siempre ha sido un problema a la hora de convencer a los ayuntamientos de que doten a la zona de los servicios básicos. «Un día tuve que traer aquí a los dos alcaldes y arrancarles a cada uno un compromiso», señala el presidente de la comunidad.
Su trabajo ha dado sus frutos y recientemente han comenzado las obras para llevar la red de agua a las viviendas, que ahora se surten como pueden de los pozos de la sierra. El próximo reto está en lograr el acondicionamiento del carril que da acceso a la zona y que se encuentra en muy malas condiciones, «sobre todo cuando llueve», incide Manuel.
Los pocos habitantes de la zona están convencidos de que una mejora notable en los servicios básicos supondría atraer todavía a más gente. Aunque, en realidad, casi todos ellos reconocen que lo que más les atrajo de Casillas de Díaz fue precisamente la casi ausencia de vecinos y su aspecto de aldea anclada en el tiempo. «Esto es la gloria», dice Félix Rodríguez, un gallego recién jubilado que se vino aquí hace cinco años y desde entonces está ocupado con la reforma de la vivienda. Las obras están ya muy avanzadas, sobre todo teniendo en cuenta que todo lo ha hecho él solo.
Su caso es excepcional, porque la mayoría de los actuales propietarios tuvieron que recurrir a cuadrillas de obreros para reformar las antiguas casas, que compraron por cuatro duros. Así lo hizo Spencer Mitchell, un británico que lleva allí desde 1999 y que todavía está de reformas, aunque su casa sí está prácticamente acabada. La suya es una de las tres familias de extranjeros que han convertido a Casillas de Díaz en un núcleo poco poblado, pero cosmopolita.
Manuel Galindo todavía recuerda cuando, recién mudado, su mujer, sus hijas y él se reunían por las noches alrededor de una tele portátil. Allí se quedaban hasta que aquello se iba apagando poco a poco. Por aquel entonces no tenían electricidad y todo funcionaba con generadores. Incluso alguna vez tuvieron que utilizar la batería del coche. «A la mañana siguiente tenía que arrancarlo a rachas», explica. A los tres años y medio de aquello, tres vecinos se pusieron de acuerdo para pagar la línea de la luz y, hoy, los postes y los cables sobrevuelan las casas en ruinas.
La llegada del agua corriente y el arreglo del acceso podrían terminar por impulsar definitivamente el proceso de repoblación que se inició hace 11 años. Tal vez entonces los nuevos colones retomen incluso la tradición de reunirse en las calles para celebrar la Noche de San Juan, como hacían sus primitivos vecinos.

La falta de diálogo político deja en vía muerta el megahospital. Málaga (SUR)

Casi medio año después de presentarse el proyecto del 'nuevo Carlos Haya', la Junta y el Ayuntamiento siguen sin acercar posturas para poner en marcha la iniciativa.
La construcción del macrohospital o 'nuevo Carlos Haya' es un interrogante. Casi medio año después de que la consejera de Salud, María Jesús Montero, presentase el proyecto, la iniciativa está en vía muerta ante la falta de acuerdo entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga. Salud dice que el Consistorio «carece de voluntad política» para resolver la cuestión y sólo busca la confrontación, y el Ayuntamiento asegura, a su vez, que el Gobierno andaluz no le ha entregado ningún documento sobre el hospital y lo único que hace es «marear la perdiz». Las posturas están tan enfrentadas que las dudas sobre la resolución del asunto cada vez son mayores.
El gran escollo a solventar es el modo de financiar el megahospital, que contaría con 1.500 camas. Mientras tanto, el tiempo discurre sin que se vea un acercamiento entre las dos administraciones, que se responsabilizan de que no se llegue al entendimiento que permita la luz verde a una cuestión vital para la mejora sanitaria de Málaga, que necesita con urgencia un incremento del número de camas hospitalarias para hacer frente al crecimiento de la demanda de asistencia.
La idea de erigir un macrohospital, que agrupe los actuales pabellones de Carlos Haya, el Materno Infantil y el Civil, fue bien recibida en la ciudad tras explicarla la consejera Montero a mediados del pasado mes de septiembre. De hecho, las medidas previstas para reclamar la construcción de un tercer hospital en la capital se suspendieron. Se dio un voto de confianza al plan expuesto por Salud. Sin embargo, como los planteamientos de la Junta y del Ayuntamiento son antagónicos, en estos momentos no hay visos de que el asunto se desbloquee. Salud considera que el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, «no manifiesta ninguna voluntad política» para sacar adelante el macrohospital, y el Consistorio argumenta que la Junta, a pesar de habérselo pedido reiteradamente, no ha presentado ningún documento ni ha concretado cómo, dónde y ni de qué forma se hará el centro hospitalario.
Desencuentro
Uno de los caballos de batalla que propicia este desencuentro es qué hacer con los edificios de Carlos Haya, Materno y Civil. La Junta apostó por derribar esos pabellones (ahora indica que el Civil y la parte más antigua de Carlos Haya no habría que tirarlos) y levantar viviendas en esos terrenos. El dinero logrado de la venta se destinaría a sufragar la construcción del macrohospital, cuyo coste, con equipamientos incluidos, sería de unos 600 millones de euros. El Ayuntamiento rechazó esa opción y reclamó el mantenimiento de los edificios. El alcalde dijo que el Consistorio estaba dispuesto a pagarle a la Junta 78 millones de euros (dinero que, a su juicio, se sacaría por la venta de las parcelas) con tal de que no se produjese la demolición. La oferta fue rechazada por Salud. «No pedimos dinero al Ayuntamiento, sino que colabore en el proyecto», señaló a este periódico el secretario general del SAS, Jesús Huerta. «No comprendemos que tanto la Diputación, propietaria del Hospital Civil, como la Tesorería de la Seguridad Social, titular de Carlos Haya y el Materno, y la Junta estemos de acuerdo en la necesidad de sacar adelante la idea, y, en cambio, el Ayuntamiento mantengan una posición inamovible desde el primer momento», declaró Huerta.
Para agilizar los trámites, Junta y Ayuntamiento crearon una mesa técnica integrada por expertos de ambas administraciones. Hubo dos reuniones que resultaron infructuosas. Los interlocutores aseguran que si no se han producido más encuentros ha sido responsabilidad de la otra parte.
El secretario general del SAS manifestó que Salud apuesta por una fórmula consensuada, pero que no ven interés en el Consistorio. «Lo que pretendemos es que el Ayuntamiento nos diga cuál es el aprovechamiento que corresponde por los terrenos donde ahora están Carlos Haya, Materno y Civil, y que ese aprovechamiento, obtenido de la venta del suelo público, revierta para financiar parte del macrohospital. La Diputación y la Tesorería están de acuerdo. Esperamos que el Consistorio nos dé al menos el mismo trato que a los promotores privados», subrayó Jesús Huerta.
Respecto a qué hacer con los pabellones de los actuales hospitales, precisó que Salud está abierta a la negociación. Así, dijo que el Civil podría no derribarse y tener un uso relacionado con la asistencia a persona mayores, y que el pabellón A de Carlos Haya (el más antiguo) no se tirará. «No pretendemos llenar de pisos esos suelos, sino compatibilizar la construcción de viviendas con zonas verdes y espacio para oficinas. No hay nada cerrado. Lo que no vemos bien es que el Ayuntamiento sólo nos pregunté dónde haríamos el macrohospital. Eso es el segundo paso. Antes hay que despejar el tema del aprovechamiento de los terrenos», señaló.
El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, Manuel Díaz, tiene una visión bien distinta. «Llevamos mucho tiempo esperando que la Junta nos aporte documentación sobre el megahospital, que concrete el proyecto. No es posible trabajar sin datos ni papeles. Creo que Salud no tiene claro lo que quiere. Lo que pretenden es marear la perdiz», criticó Díaz.
Ante esta tesitura, el futuro del megahospital es oscuro e incierto. Si no se llega a un acuerdo, los ciudadanos serán los perjudicados. Málaga capital presenta una carencia de hospitales que hay que resolver cuanto antes.

La antigua sede del Ayuntamiento acogerá un hotel de 40 habitaciones. Fuengirola (MALAGA HOY)

El establecimiento será explotado en concesión por 40 años · Las obras de adecuación supondrán 4,5 millones de euros.

Hotel Casa Consistorial. Así se llamará el nuevo hotel de encanto que se ubicará en el edificio del antiguo Ayuntamiento de Fuengirola, según anunció ayer la alcaldesa de la localidad, Esperanza Oña. Acompañada por los responsables de la empresa Proyectos Empresariales Fuengiroleños SL, Francisco López y Luis Ballester, la regidora explicó que el nuevo destino turístico contará con una clientela diferente a la de ahora, en la que los visitantes podrán encontrar un confort "personalizado", óptimo también para quienes deseen conocer la localidad durante un fin de semana o para los que quieran organizar eventos puntuales.

En este sentido, Ballester subrayó que la filosofía de este proyecto se basa en un "ambiente familiar, cercano y singular", que a la vez sirve como complemento a la oferta turística actual de "sol y playa". Por otra parte, Oña destacó que gracias a esta iniciativa se conseguirá una amplia creación de empleo, ya que una veintena de personas podrán aspirar a un puesto de trabajo.

En cuanto a la estructura del nuevo establecimiento, cuya fachada se mantendrá como ahora para no olvidar la imagen que caracteriza al municipio, informaron de que contará con 40 habitaciones, así como una amplia zona para celebraciones dotada con equipamiento moderno. Además, gracias a la cafetería, el hotel estará abierto al resto de los ciudadanos. Asimismo, adelantaron que la empresa encargada del hotel plantea la creación de una escuela de hostelería dedicada a la enseñanza de Protocolo y atención al cliente, al objeto de ampliar las cualidades de los profesionales del sector. No obstante, ello dependerá de la Junta de Andalucía.

Para llevar a cabo la remodelación y la gestión del inmueble, la entidad invertirá unos 4,5 millones de euros en las obras de acondicionamiento, además de dar al Consistorio un canon mensual de 1.700 euros, de los que 700 se aportarán mediante contraprestación en especie. El plazo de la concesión es de 40 años, después del cual el edificio pasará de nuevo a manos del Ayuntamiento.

Con respecto a las obras, los responsables señalaron ayer que podrían comenzar en abril, siendo el plazo de ejecución de 18 a 20 meses. Ello implica que la finalización podría coincidir con los últimos meses de 2010. El edificio tiene una superficie construida de 1.719 metros cuadrados y consta de dos plantas y tres en las zonas rematadas por dos cuerpos de torreón. Sus puertas están abiertas desde el 15 de febrero de 1868.

Ensalzan el interés turístico de la reforma del Caminito del Rey. Málaga (MALAGA HOY)

El presidente de la Diputación de Málaga, Salvador Pendón, se reunió ayer con representantes de instituciones, empresas y asociaciones turísticas, deportivas y culturales con el fin de crear una plataforma para sensibilizar a la ciudadanía de la urgente necesidad de rehabilitar uno de los enclaves más conocidos y bellos de la provincia, el Camino del Rey. El dirigente provincial destacó la "inmejorable disposición" de todas las administraciones implicadas en la reforma de este "bien patrimonial de extraordinario valor", al tiempo que los asistentes mostraron el convencimiento de la necesidad de restaurar el Caminito del Rey, "no sólo para uso del ciudadano, sino para incorporarlo a la oferta turística de la provincia".

Los colectivos, además de sumarse a la propuesta, se comprometieron a buscar a otros interesados que quieran adherirse. Según el máximo dirigente provincial, esta campaña "no va a parar hasta conseguir que el Caminito vuelva a ser un polo de atracción muy importante para la actividad turística de Málaga".

Tras muchos intentos ahora sí parece que ha llegado el momento de comenzar la rehabilitación, "para lo que lógicamente es prioritario buscar la financiación", añadió Pendón, quien recordó que hace unos meses la institución supramunicipal inició los trámites para lograr la reforma del paraje. En este sentido, parece que tanto el Gobierno central como la Junta de Andalucía sería favorables a participar en la obra.

Así, un total de diez empresas, de las que se han preseleccionado cuatro, ha presentado ofertas para redactar el proyecto de recuperación del enclave, para lo que la institución provincial destinó un presupuesto de 300.000 euros.

El Caminito del Rey es un enclave natural de gran belleza, que fue inaugurado en 1921 con motivo de la visita del rey Alfonso XIII al paraje de El Chorro. El itinerario consta de unos tres kilómetros de longitud y cuyo recorrido discurre en buena parte pegado a las paredes del Desfiladero de Los Gaitanes, junto al pantano.

Damián Quero. Lo que se hizo en la Costa en el franquismo era un juego de niños comparado con lo de estos años. Málaga (MALAGA HOY)

Enamorado de Málaga, a la que llegó en plena dictadura, subraya la necesidad de que la economía provincial vire su rumbo hacia los servicios vinculados al turismo.

Damián Quero, cordobés de nacimiento, vecino de Madrid y casi malagueño de adopción, a la que llegó en plena dictadura de Franco. Hora y media de conversación telefónica permite repasar en detalle didáctico la trayectoria de un profesional y enamorado del urbanismo, padre de los planes urbanísticos de la capital en su etapa democrática. Desde su despacho, próximo a la Gran Vía, remarca la necesidad necesidad de cambiar el rumbo de la economía y destaca "el drama" que para la provincia supone depender en exclusiva del ladrillo como eje de movimiento.

-A usted lo de malagueño de adopción le viene al pelo, al menos en el ámbito profesional.
-Diría que sí. Recuerdo que cuando llegué a Málaga lo hice en principio sólo para dos años y al final me quedé diez. Málaga es una ciudad que engancha.

-¿Qué recuerdos tiene de su primer contacto con la ciudad?
-Era una época en la que España estaba en plena dictadura, que era muy siniestra y ni que decir tiene en Madrid, con los grises por las calles. Sin embargo, Málaga daba ganas de respirar. No hablo del tópico del sol y del clima, sino de que transmitía una cierta alegría, en el sentido de vitalismo. Eso era lo que representaba esta ciudad en aquellos años y creo que sigue haciéndolo en estos momentos.

-Pero la Málaga urbanística con la que usted se topa tiene más sombras que claros.
-Ambientalmente la ciudad era bastante miserable, lo que hoy se llama cutre. La forma de crecimiento en los años 60 fue deplorable. El peor urbanismo de Málaga se fraguó en aquellos años. Pero lo peor desde el punto de vista cultural era la corrupción. No sé por qué arte de magia un grupo de personas logramos entrar en la junta de gobierno del Colegio de Arquitectos de Málaga, caso de Salvador Moreno Peralta, José Seguí, Alfonso Egea y recuerdo cómo en muchas ocasiones nos jugamos el bigote en aquellos años. La corrupción era la peor cara de la dictadura. Todo era muy siniestro, daba incluso una sensación permanente de miedo. Es como si te vas a vivir al imperio de la camorra, aunque todo era más inocente.

-¿Llegó a recibir presiones al frente del colegio?
-Ya lo creo. Recuerdo que hubo más de una ocasión en la que nos libramos de ir a la cárcel porque ya en aquella época no era fácil tocar a una junta de gobierno del Colegio de Arquitectos.

-Una de las atrocidades que tuvo lugar en los 60 fue el barrio de Carretera de Cádiz. Desde hace meses se habla de la posibilidad de reurbanizarlo y peatonalizarlo. ¿Se lo imagina sin coches?
-Ya en el nuevo plan general hemos entrado a trabajar en la mejora del barrio, pero con acupuntura, porque no se puede actuar con goma 2. En el trasfondo está la discusión sobre el tráfico. No se puede hacer peatonal una arteria de ese orden por mucho que en otras circunstancias debiera serlo. Carretera de Cádiz carga miles de viviendas sobre este eje de movilidad. En una situación utópica, en la que todos los residentes se moviesen en Metro, tranvía o autobús quizá se podría plantear, pero pasarán muchos años antes de que el automóvil sea un elemento complementario o subsidiario. Suprimir el tráfico supondría desactivar esa zona.

-Su mano está detrás de todos los planes generales de ordenación urbanística de la ciudad. Es usted un fiel testigo de la evolución de Málaga.
-Describen mucho lo que ha pasado desde la dictadura hasta ahora. Fueron las asociaciones de vecinos las que plantearon hacer el primer plan. Lo que querían era un documento de redención. Estamos en la época del barro en las barriadas, donde no había equipamientos, ni asfalto... Se trataba de mejorar lo que se pudiera y el adónde queremos que vaya la ciudad tenía un plano muy secundario. La situación era tan perentoria que la idea era arreglar las escuelas, crear un cachito de verde para que fuesen los niños por la tarde. Era una cuestión de supervivencia. En el plan de mediados de los 90 ya empezamos a plantearnos otras cosas. Esa fue la primera ocasión en la que se propone una estación de trenes moderna. En el de ahora es en el que nos hacemos la pregunta de adónde queremos que vaya la ciudad.

-¿Y adónde va?
-Es una discusión bonita más complicada de exponer ahora que hace unos años. Lo que hicimos en el PGOU era concebir una serie de oportunidades económicas bajo la hipótesis de que el actual modelo de desarrollo de Málaga y la Costa del Sol, el inmobiliario, es una rémora, el punto negro más difícil para la transformación económica de la provincia. Se trata de un sector muy endogámico y cuando acumula necesita más suelo para llenarlo de hormigón y seguir. Es muy difícil diversificar una economía basada en el inmobiliario. Ese es el drama de Málaga y la provincia.

-¿Hay opciones de rectificar?
-Es pecado mortal no aprovechar la oportunidad que supone la economía turística. La posibilidad de desarrollar un buen sector servicios en esta zona no se puede desperdiciar y se ha venido haciendo. Es curioso ver cómo hay un alto porcentaje de servicios al turismo en manos de extranjeros, porque parece que los españoles están encantados haciendo circulitos para comprar suelo, construir, vender... ¿Para qué se van a dedicar a poner un hospital o una zona de ocio? Esa es la rémora de la economía local.

-Usted, en el marco del nuevo planeamiento de la capital, apunta algunas alternativas.
-Nosotros hablamos de la redención de los polígonos industriales, de implantar otra cara del espacio de producción, de crear oportunidades como en la zona de La Térmica, Martiricos o el entorno del aeropuerto. Pero todo ello con un escepticismo de contorno, porque incluso se decía que si los negocios se hacían en la cafetería Cosmopolita o en Lepanto no hacían falta edificios de oficinas.

-¿Por dónde cree que pasa el futuro de la economía de Málaga?
-Para mí está vinculado a la diversificación a partir de la economía turística. Pero eso hay que hacerlo con cuidado, porque las empresas inmobiliarias difícilmente saben hacer otra cosa. Tenemos el caso de las firmas que están cerrando ahora, que despiden a la gente, hacen suspensión de pagos, van al juez, lloran, pero no se diversifican. Mientras en países de Suramérica buscan alternativas, aquí se apalancan y optan por esperar a que pase el chaparrón. El problema es que en los años de la acumulación de la felicidad nadie se ha ocupado de eso y ahora es difícil.

-El turismo como salida...
-En una provincia como Málaga la demanda turística tiene que reponerse. El fundamento que tiene que los prejubilados y jubilados del norte de Europa, que viven la mayor parte del año a 20 grados bajo cero, quieran estar en las costas de España es de una fuerza muy potente, más que el mercado del automóvil. Lo que es intolerable es el destrozo ambiental y paisajístico que esto ha dado lugar.

-Las imágenes de ocupación son espectaculares.
-Yo llegué a escribir en una ocasión que lo que lo que se hizo durante la dictadura en la Costa era juego de niños inocente en comparación con lo que ha habido recientemente. No hay más que comparar las fotos aéreas de aquellos años y ver los mapas de Google para comprobar el horror que es el litoral. Ni siquiera en la antigua Unión Soviética, en los años de más bestialidad contra el medio ambiente, llegaron a hacer destrozos como los que se ven aquí. En esto ha habido mucha torpeza técnica y una ínfima calidad del planeamiento. En estos años se ha sustituido el control de la calidad sobre lo que se hace por controles jurídicos para evitar la corrupción. No es que se haga mucho o poco, sino que se haga bien.

-¿Es pues el momento de impulsar reformas importantes?
-El que no se hayan hecho cuando se podía demuestra que ha fallado el sector público y el privado. Debe ser una política de reconversión paulatina. Pasar de la economía turística de carácter inmobiliario a la economía turística de servicios tiene que ser impulsada, ayudada. Esto de decir que el Estado debe intervenir era anatema hace unos años pero han tenido que pasar muchas cosas, no sólo que llegase Obama, para que se vea que si el sector público no lidera, el cambio no sucede. No obstante, transformar de la noche a la mañana esta actuación, por mucho que se haya parado, no es lógico. Hay que dar una continuidad contenida a la actividad inmobiliaria; lo contrario sería suicida. Pero será pecado mortal no ir poco a poco girando el timón de este modelo económico, que es como un transatlántico.

-Usted dijo en junio de 2004, en una entrevista a este periódico, que no veía correcto que los ayuntamientos firmasen convenios con los promotores, que le parecía como un impuesto revolucionario. ¿Sigue pensándolo?
-El problema radica en la situación que tienen los ayuntamientos en el actual contexto del Estado. Son los principales perjudicados. ¿Qué han encontrado como única vía de redención? Los convenios, participar en el sector inmobiliario. No han tenido otra posibilidad. Me parece mal porque el convenio en el fondo es una participación de los ayuntamientos en unos procesos empresariales. No me parece correcto como forma de financiación de los ayuntamientos, pero sí para controlar la calidad de los proyectos. Lo que discuto es que los ayuntamientos tengan que recurrir al convenio porque si no entran en quiebra financiera.

-En los últimos años arquitectos, como Chiperfield, Moneo, Ferrater, aparecen relacionados con proyectos en la provincia. ¿Los grandes apellidos mejoran las obras o sólo se tiende a buscar una marca de calidad?
-Generalmente lo que se viene haciendo en el mundo es buscar la marca, el estrellato. Con ello se ha logrado la legitimación de ciertos proyectos que si no serían discutibles. Pero disponer de grandes firmas es necesario, porque son buenos arquitectos y el buen arquitecto lo hace bien.

-A Málaga se puede llegar ya en AVE, se amplía el aeropuerto, se construye el Metro... ¿Esos elementos van a hacer de Málaga una ciudad moderna?
-Málaga sociológicamente es una ciudad muy moderna, tiene muchos visos desde que las burguesías comerciales llegaron. Por eso, si está este impulso, si se dan oportunidades, tiene que tirar adelante.

-¿La mentalidad de los malagueños está en esa línea?
-Hay un criterio medio sociopsicológico que se usa mucho en Málaga. Hay un peligro en Málaga: las cosas más sublimes las deja a su inercia y acaban siendo cutres. Salvador Moreno Peralta eso lo explica muy bien. Es como que se desinfla la gran idea y su ejecución acaba siendo mediocre. La ciudad tiene capacidad de iniciativa, de pensar cosas, pero no se es constante.

-Usted nació en Córdoba. ¿Con quién va en lo que a la capitalidad cultural?
-Málaga por su puesto tiene capacidad para ello. Córdoba da una imagen más tradicional, no se ha modernizado ni sociológica ni urbanísticamente. Puede ofrecer un valor de encanto tradicional, pero Málaga ofrece un dinamismo de otro tipo, más abierto al mundo. Recuerdo que en mi infancia Córdoba era el pueblo y Málaga era como ir a la ciudad. Me siento más identificado con el empuje de Málaga para saber aprovechar sus oportunidades.

García Mota, Dean. Lo de La Manquita es una tontería, las cosas deben de terminarse. Málaga (MALAGA HOY)

Se conoce cada rincón de la Catedral como si fuese su propia casa ya que lleva como canónigo más de 30 años y 17 de ellos como deán · Le preocupa la falta de valores en los jóvenes y el poco espíritu de sacrificio.

Nació en Cortes de la Frontera y se crió en Gaucín. Ambos municipios lo han reconocido como hijo predilecto y adoptivo, algo que lo llena de orgullo. Hace más de medio siglo que se ordenó sacerdote y su labor siempre ha estado vinculada a la docencia. El remozado del templo ha sido su gran reto.

-¿Qué Catedral se encontró cuando llegó?
-Me encontré una Catedral pobre en todos los sentidos. Los tiempos eran distintos, no fue culpa de nadie. Desde el punto de vista litúrgico no se habían cuidado algunas cosas como la participación del pueblo, la intervención de una coral en las misas principales, cantores, lectores... El ambiente postconciliar exigía estas renovaciones. Desde el aspecto material, hablando como templo, me encontré con una serie de problemas y me planteé que tenía que cuidar la Catedral como mi propia casa.

-¿En qué ha basado principalmente su gestión de estos años?
-La Catedral estaba triste, la iluminación era muy deficiente y parecía sucia, abandonada. La solería estaba muy deteriorada. Las humedades y goteras eran una queja que se venía arrastrando desde el siglo XVIII. Intenté ir paliando esto poco a poco y como sabía que era una gran empresa, empecé a buscar apoyos. Se nos ocurrió crear una escuela taller para que colaborase en el mantenimiento. También me preocupaba mucho la instalación eléctrica y Sevillana me concedió la instalación eléctrica y la iluminación artística interior y exterior. Entre la restauración de la solería, la iluminación y la limpieza, la iglesia comenzó a ser algo distinto, parecía nueva.

-La cubierta ha sido uno de sus quebraderos de cabeza...
-Efectivamente. Teníamos dos problemas graves. La piedra exterior también estaba muy deteriorada. Las fachadas se han restaurado y limpiado. En cuanto a la cubierta, se hizo un proyecto de ponerle el tejado concebido en el siglo XVIII

-Pero ahí se encontró con diversos escollos.
-Sí. Alguien consideró que la cubierta era la quinta fachada, cosa que yo nunca he admitido, ya que no se ve. Cultura nos denegó el proyecto y lo que recaudamos con la campaña Salvemos la Catedral se gastó en impermeabilizarla, cosa que no dio resultado. Con el dinero se podía haber hecho el tejado.

-Finalmente la consejería de Cultura convocó un concurso, las obras comenzaron y van a buen ritmo, ¿cómo ve el resultado?
-En un mes y medio o dos meses estará terminada. Está quedando muy bonita, la verdad, y creo que se puede haber resuelto el tema, aunque tengo mis dudas. Hay muchas obras modernas que luego fallan, pero es una apreciación personal.

-¿También es partidario de que se termine la torre?
-No sólo la torre, sino todo lo que falta. La Catedral es inconclusa y yo como malagueño y canónigo no me gustaría que mi casa, que ahora es ésta, estuviera sin terminar. Aunque sea despacio debería de terminarse la torre, la parte frontar, el pináculo de arriba, la balaustrada que rodea el conjunto de la cubierta, y así podríamos decir muchas otras cosas, algunas obras menores que se podían acometer con facilidad.

-¿Pero eso no le quitaría la particularidad que la define?
-Lo de La Manquita me parece una tontería, dicho entre comillas. Las cosas deben de terminarse. El Pilar de Zaragoza tenía dos torres y ahora tiene cuatro y eso se hizo hace 30 años y la Almudena, que estuvo un siglo parada, se terminó hace 15 ó 20 años. Los malagueños no deberíamos quedarnos en el tema de la identidad. La identidad es terminarla como estaba proyectada.

-¿Se necesita mucho presupuesto para mantener la vida de la Catedral?
-Sí. Tenemos fijos a cuatro trabajadores, tres religiosas, hay que hacer constantes reformas, gastos de oficinas y sobre todo la iluminación. Calculo que se suelen gastar unos 16.000 euros al mes. Es un gasto importante.

-¿De dónde sale el dinero?
-Nos entra por dos capítulos. Por la aportación de los fieles y por la visita de turistas. Para este mantenimiento ordinario tenemos suficiente, lo que no podemos hacer son grandes obras.

-¿Cree que los malagueños ven más la Catedral como monumento que como templo?
-No. Creo que vienen más al templo. Los domingos tenemos seis misas y calculo que acuden unos 3.000 fieles cada semana. Eso es una señal de que esta Catedral tiene mucha vida. La gente de Málaga viene más al culto que a otra cosa, mucho más en las grandes celebraciones, Navidad, Pascua, Corpus, Inmaculada... Como visitantes, además de los foráneos, vienen los colegios, un colectivo muy importante. Están viniendo ya muchos centros de fuera.

-Usted ha trabajado ya con cuatro obispos. ¿Cómo ha sido la relación con ellos?
-Magnífica. La relación no ha sido sólo de superior a inferior, sino muy cercana, como de amigos. Ellos han confiado totalmente en mí, siempre he tenido su apoyo.

-Hábleme del nuevo obispo, de Jesús Catalá, ¿cómo lo ha acogido la comunidad eclesiástica?
-Creo que muy bien. Está haciendo una obra bonita ya que va por arciprestazgos para que todos los fieles le puedan ayudar. Se está acercando a la gente y a los sacerdotes. Está haciendo un esfuerzo por conocer a todos, veo una actitud de cercanía muy importante para la actividad pastoral.

-Comentábamos a su llegada la complejidad de la Diócesis de Málaga, ¿la feligresía es cada vez más escasa?
-Es verdad que en las iglesias del centro no se ve juventud, pero porque no la hay. En los barrios es distinto. Hay misas que las arropan la juventud con su alegría.

-¿Qué aporta el colectivo inmigrante a la Iglesia?
-Bueno, principalmente se ven muchos ucranianos y otros ciudadanos de países del este. También hay un conjunto de gente de África y latinoamericanos. Se está haciendo una pastoral muy bonita. Grupos de distintas nacionalidades se están reuniendo en distintas parroquias y algunos han puesto su imagen de devoción, la patrona de su país. Esto hace que ellos estén acogidos por la iglesia.

-¿Cómo ve a la juventud actual?
-La juventud hoy día tiene muchas dificultades. La sociedad, partiendo desde los padres hasta los centros educativos, no están cuidando a la juventud porque no le dan valores que sean fundamentos de su conducta y eso está creando problemas enormes en la juventud que en muchos casos va a la deriva. No tenemos más que ver los medios de comunicación. Aunque también, por supuesto, hay mucha gente buena en la juventud.

-Pero la responsabilidad no sólo es de la escuela...
-No, yo comienzo por los padres. En muchos casos abandonan su deber de proteger a los niños y jóvenes desde el punto de vista no sólo material, de darles de comer y tenerlos bien vestidos, sino también de los valores espirituales.

-¿Qué opinión le merece la asignatura de Educación para la Ciudadanía?
-La he estudiado mucho como pedagogo, he comprado y estudiado detenidamente todos los libros de texto y creo que hay temas que no deben estar en esta asignatura.

-¿Cuáles?
-En los que se habla de la familia y de la sexualidad. Para mí, la Educación para la Ciudadanía, debe partir de los principios que conforman a la sociedad en general, como son conocer los derechos del hombre y el niño, la Constitución, los estatutos, los temas que dicen cómo debemos de comportarnos en esa sociedad. Después meternos en valores que son de tipo filosófico y religioso creo que es un error porque se pueden manipular.

-Pero existe el matrimonio civil entre homosexuales, familias monoparentales... es algo que los niños se van a encontrar en la sociedad. ¿No sería bueno que lo asumieran con naturalidad?
-Perfecto, pero esto entra dentro de los valores humanos que comienza por el respeto a los demás. Eso no tiene que ser una filosofía que se imparta ahí, sino partir del principio del respeto a los demás. Cada uno tiene derecho a vivir con libertad. Pero eso no es lo que se plantea en Educación para la Ciudadanía, sino que son otros planteamientos más filosóficos y políticos. Y eso es lo que creo que debe suprimirse.

-¿Cree que se puede adoctrinar con esta asignatura?
-Hay temas que son puramente filosóficos y por tanto opinables. Depende de la editorial que haga el libro o del profesor que lo coja. Entonces, se pueden manipular las conciencias de los niños a través de estos temas. Educar ciudadanamente a los jóvenes es fundamental pero se debe partir de lo que está establecido en la sociedad, empezando por el respeto. El niño tiene que saber que forma parte de una comunidad civil y tiene que respetar unas normas.

-Hay temas que siguen levantando ampollas en el seno de la Iglesia como los anticonceptivos, las bodas gays y el aborto, ¿cree que el discurso de la Iglesia está alejado de la sociedad?
-La Iglesia tiene una doctrina que parte del Evangelio. Si aceptamos este camino lógicamente tenemos que comportarnos como está establecido en el Evangelio y la Iglesia lo predica para sus creyentes. Por tanto, no se puede callar, a sus cristianos los tiene que orientar y cuando se plantea una ley del aborto, lógicamente la Iglesia tiene que decir que eso va contra la ley religiosa y la vida en general.

-Pero en países en los que hay tanto sida, ¿como se entiende la postura de la Iglesia contra el preservativo?
-Eso se ha discutido mucho. ¿Por qué han aparecido todas estas enfermedades de transmisión sexual? Pues por el abuso de la sexualidad. Esto está comprobado. Toda la prostitución, todo esto, qué trae, salud y bienestar o enfermedad. Entonces la Iglesia llama la atención sobre esto y plantea una regulación de la natalidad a través de los periodos de gestación de la mujer. Aunque finalmente, la Iglesia es madre y comprende.

-Mucha gente se sigue casando por la Iglesia pero ¿considera que el para siempre está obsoleto?
-Bueno ese es un problema grande. Hoy día la gente no está dispuesta a sacrificar casi nada y la convivencia exige sacrificio, porque no siempre estamos de acuerdo y como no aguantemos los momentos difíciles se rompe cualquier sociedad. Y eso es lo que pasa con los jóvenes, que no saben aguantar, no tienen espíritu de sacrificio y esto repercute en el matrimonio.

-Estamos a punto de empezar la cuaresma y se inician los actos previos a la Semana Santa ¿cómo se llevan con las cofradías?
-Yo creo que la Iglesia las acoge, aunque quiere regular estas actividades de tipo religioso popular para que no se salgan de madre. Lo que pasa es que hay cosas que la Iglesia como tal no comprenda, como los actos suntuosos de muchas cofradías, todo es muy discutible. Aunque cada día más las cofradías colaboran en las obras de caridad. Hay cosas que purificar aunque otras muy positivas que son de agradecer. Además opino que si no hubiera procesiones en Semana Santa quién recordaría al pueblo los grandes misterios de la fe. Las cofradías en la calle son un testimonio de fe ante el pueblo.

Mañana finaliza la licitación de los 4 primeros proyectos del 'Plan ZP' en Benalmádena. Benalmádena (LA OPINION)

CARMEN FERNÁNDEZ. BENALMÁDENA El concejal de Urbanismo y Obras, Joaquín Villazón, informó de que el próximo lunes concluye el plazo de licitación de las cuatro primeras obras que han salido a concurso del llamado Plan ZP. Tras la finalización del plazo las obras se demorarán por un periodo de mes y medio ya que ahora comienza el plazo para el estudio de las diversas ofertas.
Villazón ha explicado que las obras comenzarán tras Semana Santa para que no afecten a vecinos y comerciantes durante este periodo vacacional. Entre los cuatro proyectos, se encuentran la reordenación de las calles Noelia y Sonsoles para lo que se estima un periodo de obras de seis meses de obras y que contará con una plantilla de trece trabajadores; un segundo proyecto para la intervención en la avenida de Antonio Machado entre el término del municipio de Torremolinos y la glorieta de acceso al Puerto Deportivo de Benalmádena que contará con una plantilla de 20 trabajadores durante un periodo establecido de ocho meses y un presupuesto de 850.000 euros. En un tercer punto se presenta la reforma de la avenida de Retamar, con un presupuesto de 713.0000 euros con el que se remodelará el pavimento a lo largo de 935 metros de la avenida, se instalará alumbrado nuevo, así como una cuneta para recogida de aguas de lluvia. El cuarto proyecto configurará la reordenación de la calle Santos Maresca que está previsto que enlace con la carretera de Costa del Sol, y que cuenta con un presupuesto de 258.504 euros y un total de trece trabajadores.

La Fiscalía anuncia que velará por las sentencias de derribos. Málaga (LA OPINION)

El fiscal de Medio Ambiente asegura que "si se acuerda la demolición de una vivienda irregular, ésta es innegociable". La demolición puede evitar la pena.

J. A. SAU. MÁLAGA. El Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil detectó, en septiembre de 2004, la construcción de una vivienda unifamiliar levantada sobre un suelo no urbanizable en un diseminado de la capital. El interesado no tenía licencia de obras y fue condenado a pagar una multa de 2.160 euros y a demoler la casa. El derribo se efectuó el pasado verano corriendo con los gastos el acusado. Este tipo de casos los suele investigar la Sección de Medio Ambiente de la Fiscalía de Málaga, dirigida por Juan Calvo-Rubio, quien apunta que "el ministerio público tratará de que se lleven a cabo todas aquellas demoliciones que se acuerden en sentencia judicial".


En delitos contra la ordenación del territorio suelen imponerse penas de cárcel, una multa y la demolición que, según la ley, debe ser asumida económicamente por el procesado. De hecho, según explica Calvo-Rubio, "muchas veces se puede evitar la pena si se efectúa la demolición".
La Fiscalía, ante la proliferación de estas autoconstrucciones ilegales, recuerda que su insistencia en que se ejecute el derribo de estas viviendas va a ser continua. "Cuando se acuerde la demolición en un fallo judicial, éste será un punto realmente innegociable", indica. Además, destaca que no se suelen tirar aquellas casas que, tras el paso de la investigación, van a ser legalizadas por los planes generales de los municipios. "Es importante que se devuelva el bien jurídico protegido que en estos casos es el propio suelo. Ahora, las sentencias se están ejecutando y cumpliéndose en sus más estrictos términos", aclara.


Estas declaraciones se pueden corroborar con sólo echar un vistazo a los datos de la Fiscalía relativos al ejercicio 2008: el pasado año se emitieron 13 sentencias por delitos contra la ordenación del territorio en las que se recogía la imposición del derribo de la construcción ilícita. En diez de esas causas se llevó a cabo la demolición de la vivienda irregular afectada.

La nueva estación de cruceros del muelle 2 estará operativa a partir del próximo junio. Málaga, (LA OPINION)

Las obras del palmeral, retomadas en diciembre por otra empresa, terminan la fase de la cimentación y se centran en acabar los cinco edificios previstos.

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA La nueva estación marítima del muelle 2 del Puerto (paralelo al paseo de los Curas) estará terminada y en condiciones de entrar en servicio en cuatro meses. Los trabajos de remodelación de esta zona que asumió Heliopol en diciembre tras los problemas económicos de la anterior empresa contratada avanzan ya a buen ritmo y Obras Públicas de la Junta se atreve a dar los primeros plazos para este proyecto: en junio se habrá terminado el primero de los cinco edificios previstos.
Fuentes de la Empresa Pública de Suelos de Andalucía (EPSA), que depende de la Consejería de Obras Públicas y es la encargada de ejecutar la obra, explicaron que para el próximo mes de junio se entregará al Puerto el edificio de la estación marítima "en condiciones para empezar a ser utilizado". A partir de ese momento, será el Puerto quien se encargue de poner en marcha esta infraestructura, la primera disponible del futuro Palmeral de las Sorpresas.
La empresa Heliopol, que lleva trabajando en esta obra desde el 5 de diciembre pasado, ya ha terminado la cimentación de los edificios y las distintas instalaciones de cableado y saneamiento. Desde hace unos días se está centrando en la construcción de los cinco edificios proyectados, en especial los tres principales: la estación de cruceros, el Aula del Mar y el Museo del Puerto. Es precisamente el primero de ellos el más avanzado, con la estructura metálica visible desde hace meses, y que se terminará para el mes de junio.
Quedan otros dos estructuras menores, como son los dos pequeños establecimientos de hostelería previstos para dar servicio al palmeral y que van más retrasados.

Cruceros. EPSA estima que todo el proyecto estará terminado a finales de este año, aunque la estación se entregue antes para que pueda ser operativa. La terminal que se está levantando tiene como objetivo atender a los cruceros que atraquen en el muelle 2, el más cercano al Centro de la ciudad y uno de los más atractivos para las navieras, sobre todo aquellas especializadas en barcos de lujo.
Este tipo de buques de calidad disponen de un calado y tamaño menor que los grandes cruceros y eso les permite atracar junto al Centro Histórico. De hecho, ésta es una de las principales demandas de dichas navieras, que dispondrán de la estación marítima para la gestión del equipaje y del pasaje en mejores condiciones, ya que hasta ahora se ha realizado bajo una carpa.
Aunque todavía no está cerrado quién gestionará esta terminal, lo más probable es que la Autoridad Portuaria convoque un concurso para su explotación en régimen de concesión, al igual que ocurre en la actual estación del dique de Levante.
La atención a los pasajeros de los cruceros que recalen en esa zona se podrá compatibilizar con la continuación del resto de las obras del palmeral. De hecho, a partir del verano quedará la parte más sencilla de éstas, que incluye la plantación de 600 palmeras, habilitar zonas de estancia, jardines, pequeños parques de juegos y una gran pérgola ondulante, diseñada para que ofrezca la mayor cantidad de sombra en verano y de sol en invierno.
El Palmeral de las Sorpresas ha sido diseñado por los arquitectos Jerónimo Junquera y Liliana Obal, tras un concurso de ideas internacional para darle un uso público al muelle 2, concentrando la oferta comercial y de ocio en el muelle 1, paralelo al paseo de la Farola.