domingo, 25 de septiembre de 2011

El Perchel, en el recuerdo (Málaga Hoy)


El barrio prácticamente desapareció con la prolongación de la Alameda que se hizo en el siglo XX
RAQUEL GARRIDO / MÁLAGA | ACTUALIZADO 25.09.2011 - 01:00

Sin el puente de Tetuán, el barrio del Perchel no hubiese tenido el cordón umbilical que le conectaba con el resto de la ciudad. El puente de 1860 fue la primera comunicación directa entre la Alameda y este popular barrio malagueño, y el primer puente de la ciudad que permitía el tráfico de carros y vehículos. Además de ser único hasta la inauguración del puente de Armiñán en 1911, era un nudo estratégico en las comunicaciones urbanas ya que enlazaba la zona industrial del oeste y la Estación con el centro y con el puerto, salvando el obstáculo del río, apuntó el historiador Víctor Heredia. 

Fue el primero de este nombre y fue inaugurado en 1860, coincidiendo con la victoria lograda por el ejército español en la ciudad marroquí durante la llamada Guerra de África. Fue proyectado por Luis Gracián y llamaba la atención por sus características vigas que separaban las zonas peatonales laterales de la calzada central para vehículos. 

La imagen deja traslucir la importancia de este puente para el barrio del Perchel del que apenas se ven algunos edificios ya que la arboleda de la rampa que bajaba desde el puente hasta la calle Cuarteles formaba entonces una densa barrera vegetal. Aún así, detrás de los árboles se intuye el final del pasillo de Santo Domingo y el comienzo de las calles Peregrino, Cuarteles y Salitre. 

El Perchel es un barrio prácticamente desaparecido en la actualidad, y eso le da un carácter mítico. "La nostalgia de sus antiguos vecinos y el desconocimiento de su verdadera historia hacen que su memoria esté todavía envuelta en una cierta leyenda de barrio obrero y popular que, al menos, merece una revisión", dijo el historiador. La presencia de viejas casas principales en el entorno de Santo Domingo dan idea de un barrio que en los siglos XVII y XVIII no era una ciudad tan aparte como habitualmente se sugiere. 

Sí es verdad, según Heredia, que era un barrio, surgido sobre el antiguo arrabal medieval de al-Tabbanin o de los mercaderes de paja, que en un principio se desarrolló a partir de las industrias pesqueras -las salazones para las que se empleaban las perchas que acabaron por darle nombre-, las bodegas y la tonelería. El crecimiento urbanístico del barrio se organizó en torno a los conventos de Santo Domingo, al norte, y del Carmen, al sur, y la iglesia de San Pedro en la zona central. Su superficie era tan grande como el propio centro urbano, lo que daba lugar a áreas muy diferentes dentro del barrio. 

La disposición urbanística del barrio, tangencial al río, hizo que la expansión hacia la Vega a través de la prolongación de la Alameda tuviera que plantearse rompiendo el barrio. La obra se llevó a cabo a mediados del siglo XX y la especulación del suelo acabó rematando la vida del antiguo barrio popular. Donde antes había casas de vecinos, corralones, almacenes e industrias, hoy se levantan grandes edificios, centros comerciales y anchas avenidas. Sólo permanecen pequeños restos en la calle Ancha y en los alrededores del Llano de Doña Trinidad, ya inconexos y desprovistos de una identidad común. 

EL GERMEN INDUSTRIAL DE UNA ÉPOCA. A lo largo del siglo XIX se fue acentuando el carácter obrero del barrido del Perchel y en su entorno se instalaron grandes fábricas como textil La Aurora, numerosos almacenes y muy diversas industrias, desde serrerías y refinerías de aceite hasta fábricas de pianos o la fábrica Cerveza Victoria. En la zona de La Muñeca, se encontraba también la destilería y bodega de Jiménez y Lamothe, industria instalada en el barrio a finales del siglo XIX. Su chimenea muestra que la destilería se halla en actividad. Sus licores y bebidas espirituosas pasaron posteriormente a manos de los Larios, que mantuvieron su símbolo, la famosa águila que todavía llevan las botellas de la ginebra Larios. Estas destilerías fueron transformadas más tarde en aceitera, y de ellas se conserva hoy en día la chimenea.

La ampliación del campus de Teatinos se queda en el aire por falta de recursos (Málaga hoy)


El plan de infraestructuras, que dotó con 82,3 millones a la UMA, concluyó el año pasado sin que se haya renovado · La Junta admite que no se ha avanzado en otro programa de inversión universitaria
ENCARNA MALDONADO / MÁLAGA | ACTUALIZADO 25.09.2011 - 01:00
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Vista del área de ampliación con el recién construido edificio de los centros de investigación de Arquitectura y tecnologías TIC.
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Adelaida de la Calle.

La ampliación del campus de Teatinos está en el aire después de que haya transcurrido un año desde que concluyera el segundo plan plurianual de inversiones sin que la Junta de Andalucía haya impulsado aún otro programa dirigido a fortalecer las infraestructuras del sistema universitario andaluz. El plan 2006-2010 incluyó 82,6 millones de euros para la Universidad de Málaga (UMA), fondo que permitió levantar el centro que alberga a las escuelas Politécnica y de Industriales y el complejo de Estudios Sociales y Marketing. Además, el gobierno universitario tiene garantizados con cargo a ese programa los 21 millones que necesita para financiar la construcción del edificio de Ciencias de la Salud, a punto de adjudicarse. El problema es que el despegue de Teatinos debería continuar con las sedes de Psicología, Turismo, Bellas Artes, Arquitectura y Económicas, así como cun nuevo pabellón de gobierno y este nuevo paso no está asegurado, según ha confirmado el vicerrector de Infraestructuras de la Universidad de Málaga, Rafael Morales. 

De todo este abanico de proyectos pendientes las principales urgencias son las facultades de Psicología y Turismo. Ninguna tiene edificio propio. La primera está alojada en la sede de Ciencias de la Educación y la segunda con Ciencias de la Comunicación. Rafael Morales reconoce que ambas infraestructuras son una "prioridad", junto al pabellón de gobierno de la UMA que está llamado a sustituir en Teatinos al actual de El Ejido. 

En el orden de apremios el segundo puesto lo ocupan la Escuela de Arquitectura y la Facultad de Bellas Artes. Ambas titulaciones se han impartido en sus primeros años esparcidas en diferentes puntos de Teatinos e incluso en un edificio en el centro de Málaga. El curso pasado se abordó su traslado al campus de El Ejido, donde ocupan las instalaciones que abandonaron la Politécnica e Industriales. La intención es que de ahí se marchen a centros propios en Teatinos. 

La ampliación del Campus de Teatinos tiene por objetivo no sólo dotar de espacios propios a las diferentes facultades y escuelas que no los tienen, también desalojar el Campus de El Ejido y concentrar en un único punto toda la actividad universitaria. Para lograr este propósito la UMA necesitará recursos suficientes para construir en Teatinos la futura Facultad de Económicas, una de las tareas que el vicerrector Rafael Morales considera complicada por la alta cifra de alumnos que siguen las titulaciones que se imparten en este centro. 

Rafael Morales admite que desde que expiró el plan plurianual de inversiones 2006-2010 no ha habido ninguna reunión más con la Junta para establecer el nuevo escenario de financiación de infraestructuras, circunstancia que relaciona con el complicado contexto económico. 

Portavoces de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia confiesan que por el momento no se ha avanzado en el siguiente programa de inversiones. No obstante, subrayan que hay partidas del plan de inversiones 2006-2010 que todavía no han gastado las universidades por el propio ritmo de las obras y que en todo caso los 480 millones comprometidos por el Consejo de Gobierno en 2006 con las 10 instituciones académicas andaluzas, para sufragar obras hasta 2010, está disponible. 

Además, subrayan que estos 480 millones no son los únicos recursos que se han destinado a infraestructuras universitarias andaluzas, puesto que a través de subvenciones excepcionales la cifra subió hasta superar los 550 millones. En el caso de la Universidad de Málaga la inversión por ambos conceptos remontó finalmente hasta los 87 millones. A estos recursos hay que sumar los allegados a través de las vías previstas para dotación y equipamiento científico. En el anterior plan plurianual de inversiones (2001-2005), que contaba con un presupuesto global de 363 millones, la Universidad de Málaga logró únicamente 28,4 millones.

Razón de vecindario (Málaga Hoy)


Levantado en los años 60 para recibir a buena parte de la población de la provincia que entonces se instaló en la capital, este barrio resuelve sus carencias de equipamientos y estructuras a base de relaciones humanas
PABLO BUJALANCE / MÁLAGA | ACTUALIZADO 25.09.2011 - 01:00

El barrio malagueño de Las Flores apareció la semana pasada en los medios de comunicación de toda España a cuenta de un desalojo que finalmente no se llevó a cabo. Un banco decidió que la deuda de una joven embarazada que saldrá de cuentas a principios de octubre ya no podía mantenerse más, se dio el proceso acostumbrado y una decena de agentes de la Policía Nacional se presentó en el bloque de viviendas donde la mujer tiene su piso para garantizar que el desahucio se llevaba a cabo sin incidentes. Pero cuando los uniformados llegaron ya los esperaba un nutrido grupo de ciudadanos dispuestos a detenerlo todo e impedir la expulsión. Algunos de quienes allí se congregaron eran activistas del 15-M, pero en su mayoría eran vecinos. Más concretamente, vecinas. Mujeres que cuando conocieron la situación no dudaron en bajar a la calle y oponer toda la resistencia necesaria para garantizar el bienestar de la joven, a la que conocían todas y de la que de una u otra manera venían haciéndose cargo. A algunas de esas mujeres no les faltaba mucho para cumplir los 70. Otros vecinos respondieron desde sus pisos lanzando objetos contra los agentes. El desalojo finalmente se suspendió y el banco decidió mantener la deuda unos días más, aunque los agentes respondieron con una contundencia que ha sido ampliamente criticada desde entonces. Lo cierto es que este episodio resulta representativo del barrio de Las Flores: el caminante encuentra a su paso una anodina sucesión de bloques asépticos, simétricos en sus alturas de cuatro plantas, sin apenas estímulos, con calles estrechas, cuestas empinadas rematadas con escaleras o aceras a menudo impracticables que no se lo ponen precisamente fácil a los mayores y una evidente carencia de equipamientos. Pero lo que medio siglo de Ayuntamientos de los más distintos signos han olvidado o no han logrado poner en marcha, queda equilibrado mediante una relación vecinal de muy difícil parangón en Málaga o cualquier otra ciudad. En una de las calles, una placa hecha con azulejos de cerámica reza el siguiente mensaje: "Esta barriada de Urbanización Las Flores ha sido rehabilitada por la Junta de Andalucía con la colaboración de los vecinos y de la AA VV Las Flores. Málaga, 2004-2006". Para que quede claro. No sólo de la administración pública viven los barrios, también de la organización vecinal concretada en pequeños casos de participación. Las ciudades, antes que presupuestos y planes urbanísticos, las hacen las personas. Y cuando los vecinos están dispuestos a llegar hasta el final, la vida se hace más llevadera. 

Las Flores se construyó en 1962 y, como otros barrios de Ciudad Jardín (éste más próximo a Segalerva y a un paso de Fuente Olletas), recibió ya entonces a buena parte de la población de la provincia que decidió trasladarse a la capital en aquellos años para participar del boomdel turismo y la construcción y las oportunidades que se avecinaban. Si otros enclaves como Mangas Verdes arrebataban directamente la superficie al campo, Las Flores participaba de manera más eficiente del casco urbano, así que los pioneros no tuvieron que construir sus casas sino, simplemente, instalarse en los bloques de pisos del más puro estilo desarrollista que el régimen todavía hacía crecer en la ciudad. La mayor parte de aquellos inmigrantes procedían de la Axarquía, y tanto fue así que la extensión de la calle Albéniz que propicia la mayor apertura del barrio cobró de inmediato el nombre popular de Plaza de Riogordo. Aquel origen común se percibe hoy en los comercios, los bares, la iglesia y el colegio del barrio, dotados de un acento singular en las voces de sus usuarios, aunque lo cierto es que Las Flores es hoy un barrio mestizo en el que conviven africanos, magrebíes y latinoamericanos en igualdad de condiciones. No obstante, aquella primera raíz se deja ver especialmente en una de las asociaciones de vecinos más activas de la ciudad, que ha conseguido logros muy importantes para el barrio y que aún lucha por la mejora de algunas aceras y de algunos bloques de viviendas que, cincuenta años después, van necesitando una reforma. Ciertamente, algunas fachadas reclaman una mano de pintura, y el tendido eléctrico queda demasiado al alcance sobre algunos portales. El recinto de los columpios está demasiado sucio, así como el cercano parque de San Miguel, pero a ver quién pone coto a los energúmenos. Las barreras arquitectónicas, especialmente algunas escaleras, también son merecedoras de una actuación política decidida e inteligente. Otra exigencia vecinal es la instalación de un centro multiusos junto al citado cementerio, que cuente con un local para jubilados y una biblioteca. Nada fuera de la lógica. Las posibilidades de ocio no son aquí muchas, y el aburrimiento, ya se sabe, no es buen consejero. 

Y es curioso, porque a pesar de toda esta razón de vecindario, en esta mañana que anuncia un día lluvioso no se ven muchos vecinos en la calle. El trasiego en las tiendas tampoco es precisamente propio de hora punta. Parece que todo el mundo está trabajando en alguna parte, y una señora que sale de la farmacia mientras guarda los medicamentos en el bolso ofrece su versión: "Aquí hay paro, claro, y mucho, pero la gente se busca la vida y alguna chapuza que otra sale". O dicho de otra manera: el empleo esporádico y la economía sumergida llegan a donde no lo hacen las políticas de empleo: hasta el plato de comida en la mesa. Los comentarios sobre la complicidad vecinal son en su mayor parte elogiosos. La misma mujer insiste al respecto: "Nos llevamos todos bien. Por las noches salimos viejos y jóvenes a los portales, bajamos nuestras sillas y nos dan las tantas en la calle, sobre todo en verano. Vivimos como en un pueblo". Sobre el asunto de la seguridad hay disparidad de criterios, especialmente en lo que se refiere a ciertos trapicheos con droga que se realizan a plena luz del día y con total impunidad. Los mismos vecinos han reclamado una mayor presencia policial, hasta ahora sin mucho éxito. Pero por lo general los vecinos se muestran conformes, incluido un nigeriano que viste una colorida camisa a rayas con cuello digno de divo italiano y que lleva viviendo dos años en el barrio: "Aquí he podido integrarme con normalidad y me busco la vida como uno más". Desde el colegio llegan sonidos de sirenas y el alarido infantil que acompaña al comienzo del recreo. Una jovencita pasea a su perro y se detiene a hablar con una mujer mayor. De inmediato surge la conversación y algunas risas, al parecer a cuenta de un hermano de la chica, que cometió alguna trastada en el trabajo. Es posible, entonces, que la vida consista en esto, sencillamente. En poder contar con alguien para charlar en la calle. No está nada mal.

´Sería estupendo rehabilitar las barriadas de la Carretera de Cádiz» (La Opinión)


Francisco Javier Boned es el coordinador del área de Composición Arquitectónica de la joven Escuela de Arquitectura

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El profesor de la Escuela de Arquitectura apunta que la rehabilitación es uno de los principales retos de la ciudad para el futuro, en especial de las grandes barriadas.
El profesor de la Escuela de Arquitectura apunta que la rehabilitación es uno de los principales retos de la ciudad para el futuro, en especial de las grandes barriadas. Arciniega

Hace siete años entró como uno de los pocos doctorados de este centro. También es el autor del libro Málaga: el oficio de la arquitectura moderna (1968-2010), donde recoge entrevistas a 16 de los arquitectos que han configurado la provincia, aportando luz a la evolución urbanística de la costa y la ciudad, además de plantear retos para el futuro.

MIGUEL FERRARY Francisco Javier Boned ha estudiado con detalle la evolución de la arquitectura en Málaga en los últimos 100 años, lo que le ha permitido detectar una importante carencia de tradición de edificios modernos que se traslada a las polémicas que habitualmente condicionan la vida de la ciudad. Boned reconoce que todavía falta para que la ciudad desarrolle un sentido crítico que le permita aceptar la modernidad arquitectónica y lamentó la falta de valentía a la hora de acometer proyectos que se quedan a la mitad, ofreciendo soluciones de compromiso que no contentan a nadie.

Tras unos años en los que la construcción y los grandes proyectos han marcado el día a día, ¿qué perspectivas hay para los próximos años?
En los últimos 30 años se ha hecho mucho. El cambio es espectacular, hay equipamientos, viviendas, salas de exposiciones y de conciertos... el problema es que ahora estamos en crisis y los grandes proyectos no son planteables ahora. Hay que optar por pequeñas intervenciones, que sean sostenibles y quitando la grandilocuencia a los proyectos.

¿Se acabaron los proyectos icónicos?
No tanto por ser icónicos, como por lo que cuesta.

Sin embargo, parece que cada ciudad quiere su Guggenheim, ese gran proyecto capaz de regenerar una ciudad. La experiencia de Bilbao, ¿fue única o se puede transplantar?
Hay que desmitificar el hecho de que un edificio consiga que una ciudad se convierta en otra cosa. Es imposible. Bilbao, antes del Guggenheim, era una gran ciudad, más o menos sucia, pero con muy buena arquitectura y edificios espectaculares. Además se estaban acometiendo grandes operaciones, como la reforma de la ría, con el Palacio Euskalduna, teatros y el saneamiento de todo aquello. El Guggenheim puso la guinda, pero en una tarta que ya existía. Pasó igual en Valencia y Barcelona, donde pones la guinda a unas actuaciones que se han desarrollado desde hace tiempo. Si no hay tejido cultural y arquitectura previa de calidad, no hay magia en un edificio. Veremos cómo sale la operación proyectada en Santiago de Compostela, que es más megalómana. Sin embargo, estas grandes actuaciones ya se han quedado obsoletas. Ahora se van a buscar temas más de habitabilidad, sostenibilidad y equilibrio porque no hay dinero.

¿Carece Málaga de esos edificios icónicos que se convierten en referencia?
Tenemos un edificio muy icónico como es el Palacio de Ferias, que es un éxito absoluto porque ha puesto a Málaga en el mapa del sector de congresos. Ha generado una actividad tremenda y a los malagueños, siendo arquitectura moderna, les gusta bastante. Tenemos actuaciones menos icónicas pero de gran trascendencia, como la nueva sede de la Diputación Provincial, de Luis Machuca; la Ciudad de la Justicia, de José Seguí; o los nuevos edificios de la Universidad, que son muy potentes y sugerentes. Ese debate de la iconicidad no está claro, en realidad lo que hay que hablar es del contenido, porque cada arquitecto tendrá su lenguaje.

En Málaga se ha buscado ese edificio con marca, con apellido, con el hotel diseñado por Moneo y que ha abierto una fuerte polémica por estar dentro del Centro. ¿Cómo lo valora?
El hotel de Moneo es un proyecto fantástico, que busca cierta concordia en un frente al río muy heterogéneo. Tampoco creo que altere el aspecto patrimonial, porque la arquitectura que hay allí no es muy importante. Hay que darle tiempo, como ocurrió con la iglesia de Stella Maris, que querían alicatar y ahora está en las guías de arquitectura de todo el mundo.

Es habitual encontrar cierta resistencia en Málaga a los edificios modernos, que no suelen gustar desde el principio.
En la arquitectura se mezclan a menudos conceptos que no tienen nada que ver. Además, es la disciplina que necesita más tiempo hasta que es comprendida. Nunca va a existir el máximo consenso. La buena arquitectura no es fruto de un consenso, sino de un buen arquitecto y un buen encargante, que sepa dar la dimensión adecuada. Eso es fundamental, porque a veces la administración no sabe lo que quiere. Eso es lo que hay que afinar ahora, que no hay dinero. Además tenemos que fomentar un sentido crítico, porque desconocemos mucho de la arquitectura moderna.

¿A qué cree que se debe esa tradicional desconfianza hacia la arquitectura moderna de la ciudad?
En España en general y en Málaga en particular ha faltado una clase cultural que fomente la arquitectura. Me refiero a la burguesía, que se hundió a principios del siglo XX e impidió una demanda de arquitectura moderna. No es un problema de cerrazón, es que no ha habido muestrario suficiente y la gente no está acostumbrada. Así, cualquier objeto que se salte los códigos conocidos, crea cierto rechazo. Eso pasa cuando no hay una arquitectura moderna con continuidad. El agravante en Málaga es que ese salto se dio con el turismo, con trabajos muy buenos, pero más agresivos porque no hubo una evolución previa. Ahora llega una crisis que vuelve a frenar la evolución. Creo que hemos asistido a los últimos grandes edificios, en tamaño, concepto y complejidad. Habrá que ver la contemporaneidad en proyectos pequeños, que no se encuentran en un sitio reunidos. Hay algunos, pero están ocultos, como la sede del OMAU, que es un edificio magnífico, pero que pocos conocen.

Esos grandes proyectos eran también un reflejo de una época en la que parecía que el crecimiento económico era eterno.
Eso también ha provocado un cierto cansancio de las formas. Hay ciclos. Estábamos viviendo una época barroca y manierista, incluso rococó en ocasiones, y ahora volveremos a una época neoclásica, en la que importa el bien social frente al alarde formal y espacial, que es el que propicia un salto cualitativo en la arquitectura, pero que cuesta dinero. En Occidente, esto es una recesión en ese sentido y España no va a ser menos.

Esa vuelta a proyectos pequeños y sostenibles que anuncia, ¿pone en duda el futuro de los edificios en altura como los propuestos en Málaga?
La altura es otro debate tremendo, que parece que es el mal de los males. ¿Es más sostenible la horizontalidad? Parece que sí, pero se siguen haciendo rascacielos en todo el mundo y muy bien hechos. Parece que la horizontalidad favorece la construcción sostenible, pero consume más suelo. El problema es que es un debate ideológico, en el que la altura es mala para la ideología progresista y buena para la derecha. Esta tontería no lo es tanto porque la gente actúa por clichés. Torres en Málaga, ¿sí o no? Pues ni una cosa ni otra, si son buenos edificios, que funcionan, tienen uso, son rentables y con vida, la altura no es mala.

Quizá son ideas rompedoras para Málaga, donde nunca se han acometido proyectos similares en altura.
Ese es el problema de Málaga, que se queda a medias. La prueba es el paseo marítimo de Poniente. Si en lugar de esos ocho edificios que son cubos se hubieran hecho tres torres, tendríamos más espacio para el paseo. Pero nos quedamos con esa especie de sólidos que son vergonzosos, que están en el límite de lo que la gente está dispuesta a permitir. A nadie se le ha ocurrido hacer como en Barcelona, que ha hecho tres torres buenas. Sin miedo. Si no, no habría evolución. Son debates trasnochados, el skyline no es patrimonio de nadie. La ciudad moderna construye sus torres en sitios adecuados y no pasa nada. El reto de la altura es cultural desde siempre, la Torre Eiffel la querían tirar y ahora es el edificio más visitado del mundo. Hay que pensar que un rascacielos con el vestíbulo y el ático público también da un servicio a la ciudad. Creo que si se hacen bien y en su sitio, no hay problemas.

La aprobación del PGOU abre la puerta a una serie de propuestas que buscan, sobre todo, la regeneración de zonas urbanas. ¿Es quizá ese el camino para el futuro?
Es una mala época para grandes operaciones por un problema económico. Ahora hay que trabajar la pequeña escala, en todos los sentidos. Es un buen momento para resolver las carencias de la ciudad, como más parques o el cauce del Guadalhorce. En cuanto a arquitectura, hay que bajar la escala y plantear cosas que quedan por hacer, como los Baños del Carmen y proyectos que están sempiternamente pendientes. Arquitectónicamente creo que hacen falta muchas intervenciones pequeñas y con un criterio sostenible. Otro tema candente es la rehabilitación, donde hay mucho por hacer y no sólo en edificios con más de un siglo, sino de hace 50 años. Por ejemplo, sería estupendo rehabilitar las barriadas de la Carretera de Cádiz. De hecho, va a importar más que mi casa no pierda calorías y que funcione bien a que sea bonita.

¿Cómo ve el debate sobre el Guadalmedina?
El río es un debate muy antiguo en Málaga. En realidad es un problema hidráulico que está desde siempre y que no conviene acometerlo con ansiedad. Desde el punto de vista ciudadano, es un problema de los bordes, de transversalidad y comunicación, más que del río en sí. El cauce estaba precioso el año pasado cuando traía agua, a mí me sorprendió, el problema es que los bordes están mal terminados, como la fracasada operación donde está el hotel NH. Es más importante acometer pequeñas actuaciones urbanas que den calidad que un embovedamiento que es faraónico, con la que está cayendo.

El embovedamiento no es la salida entonces.
Los vecinos de Reggio Calabria, cuando Berlusconi estaba empeñado en unir un puente con Sicilia, ellos decían: ¿Unir qué? ¿Dos porquerías? ¿Qué va a solucionar? No se ha hecho esa reflexión. ¿Vamos a arreglar la Palmilla a su paso por el río o el río a su paso por la Palmilla? Tendremos un buen río si todo el entorno tiene calidad. Da miedo pasar por el borde del río en determinadas zonas. Vamos a actuar allí. Hagamos una vía verde, mínima. Primero mejoremos el concepto urbano y no grandes discursos.

Las casas ilegales siguen en el aire. Vélez-Málaga (SUR)


La Consejería de Obras Públicas comienza a estudiar las alegaciones al borrador presentadas por administraciones e instituciones La Junta trabaja con la intención de tener el decreto de regularización antes de final de año
25.09.2011 - 
AGUSTÍN PELÁEZapelaez@diariosur.es
 
VÉLEZ-MÁLAGA.

Las casas ilegales siguen en el aire
El fenómeno de las viviendas ilegales construidas en suelo no urbanizable afecta a toda la provincia.:: M. C. JAIME
«Estamos a la espera. Tenemos miedo por lo que pueda pasar con nuestras casas en el futuro y la preocupación entre los propietarios es tremenda, porque puede significar la ruina de muchas familias. Lo que queremos es que se regularicen de una vez por todas y que no nos den más largas». Con estas palabras expresa la presidenta de la Asociación Provincial de Viviendas Irregulares, María del Mar Vázquez, el enorme desasosiego por el que atraviesan los dueños de las viviendas ilegales cada día que pasa sin que saber a qué agarrarse para regularizar sus propiedades.
La misma tensa espera viven también los miembros de la Asociación Save Our Homes in Axarquía-Salvemos Nuestras Casas (SOHA), en la comarca oriental malagueña, que agrupa a unos 400 propietarios, la mayoría extranjeros. «No sabemos qué haremos si no nos satisface la salida que nos ofrezca el decreto de regularización. Hemos presentado nuestras sugerencias al documento y lo que único que podemos hacer ahora es esperar para ver qué pasa. De momento todo está en el aire», señala su presidente Phillip Smalley.
Y es que el decreto para la regularización de las edificaciones y asentamientos en suelo no urbanizable de Andalucía, que debía estar en un plazo de seis meses desde que en marzo pasado lo anunciara la consejera Josefina Cruz, tampoco estará listo este mes, manteniéndose así la incertidumbre sobre el futuro de las construcciones irregulares.
En el mejor de los casos habrá que esperar aún hasta noviembre o diciembre para verlo hecho realidad. Al menos, así lo señala el delegado provincial de Obras Públicas y Vivienda, Enrique Benítez.
Trámites
Esto significa que los propietarios de casas ilegales, unas 50.000 en toda la provincia, de las que más de 11.000 están localizadas en la Axarquía, tendrán que esperar todavía algunos meses a la entrada en vigor de la norma para poder iniciar los trámites de regularización.
Según Benítez, el Gabinete Jurídico de la Junta de Andalucía acaba de iniciar el estudio de las alegaciones presentadas por las administraciones e instituciones de Andalucía al borrador del decreto de regularización, entregado el pasado mes de julio.
«Las alegaciones que se tengan en cuenta y el decreto no podrán contravenir ninguna norma en vigor. Una vez informadas, será el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía el órgano encargado de aprobar su entrada en vigor, ya que no tendrá que pasar por el trámite parlamentario», explica Benítez.
Los afectados sin embargo no están plenamente convencidos de que ver la norma aprobada antes de final de año y temen que la tramitación se pueda ver interrumpida por la convocatoria de elecciones en Andalucía.
Pesimismo
La presidenta de la Asociación Provincial de Viviendas Irregulares, María del Mar Vázquez se muestra bastante pesimista. «Llevamos meses esperando a que nos reciba la directora general de Inspección Urbanística, Rosa Urioste, y no lo hemos conseguido. Lo mismo sucede con el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, y el presidente de la Diputación, Elías Bendodo. No le interesamos a nadie. La sensación que tenemos es que nadie hace nada».
En cambio, el secretario del colectivo Salvemos Nuestras Casas en la Axarquía, Mario Blancke, considera que no tiene sentido que a estas alturas la Junta deje para la nueva legislatura el decreto de regularización.
«Si el actual gobierno de la Junta quiere zanjar este asunto tendrá que tener listo el decreto antes de diciembre, porque si se retrasa deberá dejarlo en manos del nuevo ejecutivo que salga de las urnas en los comicios de marzo próximo y no creemos que los actuales responsables quieran desaprovechar todo el trabajo que se ha realizado hasta ahora», afirma Blancke.
Mientras tanto, los afectados siguen a la espera, aún cuando el borrador de decreto de regularización no termina de convencer a gran parte de los propietarios, especialmente en los casos de edificaciones sin autorización administrativa y disconformes con el planeamiento, que lo único a lo que podrán aspirar es a un reconocimiento como asimilado al régimen de fuera de ordenación, siempre que se acredite que la vivienda en cuestión reúne las condiciones adecuadas de seguridad y habitabilidad y que haya transcurrido el plazo de prescripción de la infracción.

El bulevar de Antonio Andrade en Benalmádena, estará listo la próxima primavera (SUR)


La renovación estética y modernización de la avenida Antonio Andrade de Arroyo de la Miel en Benalmádena culminará, previsiblemente, a lo largo del próximo mes de abril. Así lo han anunciado el alcalde de la localidad, Javier Carnero y el edil de Urbanismo, Joaquín Villazón tras una reciente visita a los trabajos. La importancia de esta obra, que transcurre paralelo a la avenida Medina Azahara y a la de la Constitución, reside en las facilidades de movilidad que se dará a los viandantes, además de la importante transformación estética de la fachada principal del núcleo de población.
Desde el comienzo del nuevo mandato local durante pasado junio, el mandatario local ha redoblado los esfuerzos para impulsar de nuevo la creación del bulevar Antonio Andrade. En este sentido, hay que recordar que el proyecto vio la luz inicialmente hace más de cinco años gracias a unos fondos de inversión- de 1,2 millones de euros- procedentes de un plan Fomit. Para Carnero, «esta iniciativa supone la consolidación del centro urbano de Arroyo de la Miel como un gran paseo ajardinado indicado principalmente para el ocio y disfrute, tanto de vecinos como de visitantes».
Así, se trabaja en la creación gran paseo con zonas verdes que prolongue el diseño ya planteado en la avenida de la Constitución y Pueblosol. La iniciativa ya cuenta con la conformidad de ADIF, tanto en el pago de un canon «temporal» por el uso del espacio ferroviario (60.000 euros). Los pagos se harán hasta que se haga factible un convenio que permitirá a la entidad conseguir un determinado volumen de edificabilidad en otras parcelas. También se cumplen todas las medidas de seguridad que requieren una obra sobre el soterramiento de una línea de tren. Estos permisos se requieren porque los solares pertenecen al organismo estatal dependiente del Ministerio de Fomento.

Acusado el administrador de Aifos por un fraude (SUR)


La Fiscalía de Málaga acusa al administrador de la constructora Aifos, Jesús Ruiz Casado, por presuntamente quedarse con el dinero entregado por un hombre para comprar una suite en un complejo que promovía dicha empresa cuya obra, «ocho años después del contrato, sigue sin iniciarse». Para el ministerio público solicita una pena de cuatro años de prisión y una multa de 9.000 euros.

Gabriel Ruiz: «Dotar de un tejado a la Catedral no significa que las bóvedas dejen de verse» (SUR)


Gabriel Ruiz Cabrero Arquitecto director del Plan Director de la Catedral de Málaga «Para hacer bien un plan director hay que ser muy prudentes, poner la mente en blanco y no ir con ideas prefijadas»

Gabriel Ruiz: «Dotar de un tejado a la Catedral no significa que las bóvedas dejen de verse»
El arquitecto Gabriel Ruiz Cabrero señala la grieta de una bóveda de la Catedral. :: ÁLVARO CABRERA
A sus 65 años, Gabriel Ruiz Cabrero asegura que el encargo que le ha hecho el obispo de la diócesis malagueña, Jesús Catalá, para que elabore el Plan Director de la Catedral de Málaga es lo mejor que le ha sucedido en mucho tiempo. «Es el regalo de mi vida», afirma este arquitecto madrileño. A su lado estará en la preparación del documento el arquitecto malagueño, Juan Manuel Sánchez La Chica. Ambos defienden que se dote al templo de un tejado a dos aguas. «Eso no significa que las bóvedas se tapen, seguirán viéndose e, incluso, estarán más bonitas», dice Ruiz Cabrero.
-¿En qué consiste el plan director que le han encargado?
-Es un documento que se utiliza cuando se trabaja con un edificio de la envergadura de la Catedral. El plan establece la dirección en la que hay que ir, marca plazos de etapas en las actuaciones y prevé una relación escalonada de todas las obras. Para ello, hay que llevar a cabo un estudio exhaustivo del edificio que permita hacer una interpretación del mismo.
-¿Las líneas que fije ese documento serán vinculantes o solo tendrán carácter consultivo?
-El plan director obliga a que las actuaciones se ciñan a lo que en él se ha aprobado. Por eso, se estudia todo muy minuciosamente y en su elaboración intervienen muchas personas y distintas instituciones para dar su aprobación. Lo que pasa es que ninguna acción humana es tan segura como para decir que no se va a cambiar.
-Se marcan el plazo de un año para redactar el estudio, ¿verdad?
-Hablamos de un año porque es lo que nos gustaría. No sabemos ahora con exactitud si seremos capaces de hacerlo en ese plazo. Es lo que queremos. Es un tiempo razonable.
-¿Qué proceso van a seguir para llegar a un conocimiento exhaustivo del primer templo de Málaga?
-Tenemos que estudiarnos la historia del templo en profundidad. Hay que saber todo lo que históricamente ha acontecido en este edificio para estar completamente seguros de que las líneas que planteamos son correctas. También hay que analizar con detalle los aspectos arqueológicos y los elementos del patrimonio artístico del edificio (pinturas, esculturas, etcétera). También hay que realizar un peritaje estructural del monumento para conocer cómo está funcionando. Por ejemplo, la Catedral tiene unas columnas de una esbeltez que es muy raro encontrar. Debemos asegurarnos de que esa esbeltez no presenta ningún problema.
-¿Cuál es la característica que mejor define arquitectónicamente a la Catedral de Málaga?
-Yo considero que la unidad que tiene. Desde que empezaron las obras de construcción hasta hoy han pasado por aquí los mejores arquitectos españoles del gótico, el renacimiento, el plateresco, el barroco y el neoclasicismo. Unas veces han actuado y otras han dado su opinión, como fue el caso de Ventura Rodríguez o de los Hernán Ruiz. Este edificio fue muy intenso desde el primer momento. Ha habido una reflexión colectiva extraordinaria a lo largo de la historia sobre el templo. La Catedral tiene una planta de estilo gótico que luego se levanta a la manera del renacimiento. El ornato u ornamentación es renacentista.
«Respeto por la unidad»
-O sea, que se mantuvo un mismo criterio en los 240 años que estuvo en construcción, ¿no?
-Efectivamente, hubo un gran respeto por la unidad. Esta es una iglesia que tiene lo bonito del gótico, que es la altura. ¿Quién compite con una catedral gótica en altura y con la luz entrando por arriba? Aparte, cuenta con una decoración renacentista de gran elegancia. Cuando llegaron los arquitectos barrocos, el cabildo catedral les pidió que siguieran con el estilo renacentista. Y, en un arranque tremendo de humildad, así lo hicieron. Dejaron algunos pequeños detalles barrocos: en la fachada principal hay ornamentos barrocos, pero no cobran protagonismo.
-¿Cómo es el estado general de conservación del templo?
-Es bueno. La Catedral está cuidadísima. Tiene, sin embargo, el problema de las bóvedas del techo. Entra agua por ellas. Es algo serio. Fuera de esa cuestión, no veo cosas graves, porque está muy bien conservada. Hay zonas en las que habrá que actuar porque ahora están cerradas; no se utilizan. No es que estén mal, sino que no tienen uso. Además, hay partes que se encuentran inacabadas.
-¿Es usted partidario de acabar esas partes inconclusas o es mejor restaurar lo que hay, pero sin añadir nada nuevo?
-Como arquitectos debemos movernos con extraordinaria prudencia. Si de pronto tenemos la idea de que hay que hacer la torre, lo mejor es quitárnosla de la cabeza. Ahora lo ideal es no tener ideas. Para hacer bien un plan director hay que poner la mente en blanco y no ir con ideas prefijadas. Si vengo con el pensamiento de que debo hacer la torre, me equivoco. Lo conveniente es estudiar la Catedral para que sea ella la que nos diga a los arquitectos si necesita o no la segunda torre. Cada parte del edificio será la que indique qué papel quiere jugar.
-Me imagino que si al elaborar el plan director ven que es mejor acabar la torre que dejarla como está lo dirán con claridad.
-Sí, claro. Si el plan director nos lleva a decir que hay que terminar la segunda torre lo diremos rotundamente. Lo que no queremos es tener una opinión previa.
-En cambio, no dudan de la necesidad de dotar de un tejado a la Catedral para mayor seguridad e impedir filtraciones de agua.
-Eso sí lo tenemos claro. Es algo evidente. La discusión sobre si se le pone o no la cubierta de teja existe desde hace muchos años. Yo entiendo que haya dos posiciones. Edificios con bóvedas como estas recuerdo la Catedral de Sevilla y una mezquita en Túnez. Eso es muy bonito. Comprendo que haya gente que quiera mantenerlo así. La intervención de cubrir las bóvedas con unos forros de cerámica se hizo muy bien -mejor, imposible-, pero se han agrietado. Ha fallado, pero no porque se hiciera mal, sino porque no era posible que diese resultado.
-¿Se puede construir un tejado a dos aguas de tal forma que se sigan viendo las bóvedas?
-Por supuesto que se van a seguir viendo las bóvedas, no se taparán. Tendremos que estudiar si dejamos la cubrición que hay ahora, que es un añadido, o se actúa para quitarla y que las bóvedas queden como estaban originalmente, lo que haría que se viesen todavía más bonitas. Serían de piedra. Ahora están bien, pero si se pone el tejado estarán mucho mejor. La cubierta, en el sitio más cercano a las bóvedas, permanecería a metro y medio de altura.
-¿Es muy complejo construir un tejado a dos aguas?
-No. Es un tejado como se han hecho muchos. Contamos con unos dibujos de Ventura Rodríguez, del siglo XVIII, que indican cómo hay que hacerlo.
-Otra cuestión que se defiende es la necesidad de dotar a la Catedral de una sacristía.
-Es que le falta. Y es necesaria para el mejor funcionamiento del templo. Habrá qué estudiar con detenimiento la posibilidad de dar a la Catedral esos espacios que no tiene.