domingo, 20 de mayo de 2012

Museo de los horrores (Málaga Hoy)


Con la salida de Royal Collections del edificio de Tabacalera, el Ayuntamiento se queda desnudo ante el espejo, sin el conveniente chivo expiatorio al que culpar de un desastre de más de 30 millones
| ACTUALIZADO 20.05.2012 - 01:00
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Aveces, con la ansiada solución nace otro problema. Y en ocasiones, el nuevo puede resultar incluso peor que el anterior. Es el caso de Tabacalera. Con la salida de Royal Collections del edificio, el Ayuntamiento de Málaga se queda desnudo ante el espejo, sin el conveniente chivo expiatorio al que culpar de un desastre de más de 30 millones de euros y de su alarmante falta de ideas. Siempre resulta conveniente contar con un enemigo que disimule las miserias propias. Y en eso nadie puede negar que el alcalde es todo un maestro. Cuando no se trata de la Junta -y siempre se trata de ella-, era el Gobierno de Zapatero, la Diputación de Pendón, la Universidad, el Puerto... El problema surge cuando De la Torre, en su veteranía, se va quedando sin rivales por mera cuestión vegetativa. Y entonces descubrimos que su peor rival es él mismo. 

Por mucho que se empeñe el regidor, Tabacalera ha sido una ruina para un Ayuntamiento que incluso con las arcas llenas debería haber tenido otras muchas prioridades antes que la de crear un museo de gemas y piedras preciosas. Una ruina de más de 30 millones, como decíamos, si contabilizamos los 20 invertidos en rehabilitar la parte del edificio correspondiente a Art Natura, los más de 6 abonados en concepto de canon, casi irrecuperables por la grave torpeza/negligencia de no exigir un aval a la concesionaria, y la difícilmente cuantificable operación urbanística por la que el Ayuntamiento recuperó el histórico inmueble. Lo logró cediendo a Altadis miles de metros cuadrados de suelo edificable y permitiendo la abominación de construir bloques de viviendas en la zona trasera de Tabacalera, acabando para siempre con la bonita estampa de la avenida de La Paloma. La ruina es todavía mayor si entramos en el siempre doloroso asunto de los costes de oportunidad y miramos lo que se ha hecho en otros lugares con cantidades semejantes. 

El mismo alcalde que hace unos meses proclamaba en una conferencia que uno de los problemas de España era preocuparse más de los continentes que de los contenidos, presume ahora de que la ciudad cuenta con un vacío mamotreto de 20.000 metros cuadrados -la mitad del Museo del Prado, como cuenta Sebastián Sánchez unas páginas más adelante-. Y lo peor es que la opción inicial, ahora defenestrada, un museo de las gemas y la naturaleza sin ninguna relación histórica con la ciudad, nunca pareció una alternativa seria ni una iniciativa cultural que mereciera la apuesta pública recibida. Si ese era el plan A, da pánico pensar en cuál será el B. Especialmente en una coyuntura económica radicalmente distinta, en la que no, no hay socios privados solventes dispuestos a gastarse un pastizal para mejorar los equipamientos de Málaga.

El Cultural publicaba el viernes en su edición digital una lista de pequeños museos desperdigados por la geografía nacional. El Museo del Bandolero de Ronda, el del orinal, el de los juguetes de hojalata, el de la tortura, el del chocolate... Mientras, el Consistorio malagueño asegura que Tabacalera se dedicará a las nuevas tecnologías, la cultura y la educación. Podemos esperar cualquier cosa, desde otra entelequia como el museo de museos pero sin museos, hasta una pinacoteca de estampitas de la virgen de Lourdes, un cenador para hacer negocios en el Málaga Valley, una galería de trajes de biznagueros y cenacheros, una videoteca con las mejores intervenciones en el Pleno de Teresa Porras o el museo de la incoherencia: se trata, simplemente, de una hemeroteca con las declaraciones del alcalde.

La corrupción y sus razones (Málaga Hoy)


Un informe de la UMA revela que en tres años se iniciaron 320.000 casas, tres de los 10 países que más invertían en la Costa eran paraísos fiscales y España concentraba el 50% del hachís incautado en el mundo
ENCARNA MALDONADO / MÁLAGA | ACTUALIZADO 20.05.2012 - 01:00
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Marisol Yagüe, ex alcaldesa de Marbella, a la salida de la cárcel en septiembre de 2006.
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El ex alcalde de Ronda Antonio Marín Lara el 28 de septiembre de 2011, al ser detenido.
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El ex alcalde de Casares Juan Sánchez en el momento de salir detenido de su casa.

El juez Miguel Ángel Torres que investigó los casos Malaya y La Parrada contra la corrupción político urbanística en la Costa del Sol afirmaba en 2009, ya desde su retiro en un discreto juzgado penal de Granada, que estos asuntos no habían salido antes a la luz no porque no se pudieran investigar, sino "porque a nadie le interesaba que salieran". Desde que Torres, en octubre 2005 ordenó detener al ex alcalde de Manilva Pedro Tirado, por presunto cobro de sobornos en un descomunal pelotazourbanístico ha llovido mucho. En 2006 él mismo acordó la detención de los exalcaldes de Marbella Marisol Yagüe y Julián Muñoz, en el caso Malaya. 

En 2007 fue arrestado el alcalde de Alhaurín el Grande, Juan Martín Serón en la operación Troya, y al año siguiente, en Astapa, el entonces alcalde de Estepona, Antonio Barrientos. Después cayeron el alcalde de Alcaucín; José Manuel Martín Alba, el de Villanueva de la Concepción, Ernesto Silva; el ex regidor de Ronda Antonio María Marín Lara y ahora el ex alcalde de Casares Juan Sánchez. 

En este abanico hay mucha diversidad: afecta a municipios grandes y pequeños, de la Costa y del interior y salpica a todas las formaciones políticas. Sin embargo, existe un único denominador común: el negocio inmobiliario y la política urbanística. En 2008 cuando parte de estas investigaciones ya estaban en curso el catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, José Luis Díez Ripollés, y la criminóloga Alejandra Gómez-Céspedes firmaban un artículo en el que partían de la hipótesis de que la corrupción se asienta en un territorio porque encuentra un caldo de cultivo favorecedor. Aludían a las oportunidades de negocio que ofrece la actividad inmobiliaria, la presencia de actividades de delincuencia organizada, la llegada de capitales de dudosa procedencia, la insuficiencia financiera de los ayuntamientos y la existencia de una importante población extranjera flotante. 

Málaga reúne estas condiciones. Entre 1999 y 2003 fue la provincia española en la que se inició la construcción de más viviendas de todo el territorio español: 324.666 frente a las 198.651 de Madrid, de acuerdo con los datos que manejaron los autores del informe. En 2006 el 10% de las detenciones que tuvieron lugar en la Costa del Sol y su entorno (litoral de Cádiz y Granada) estaba relacionado con el tráfico de drogas, cuando la media nacional era del 6%. Y ese mismo año España concentraba el 40% de las incautaciones de cocaína de toda Europa y el 50% del hachís decomisado en todo el mundo (459.267 kilogramos). Ripollés y Gómez-Céspedes subrayaban que los sectores de rápido crecimiento, como el inmobiliario, "atraen fácilmente cuantiosos capitales extranjeros que escapan, muchas veces, a la Justicia o al fisco de sus países de origen" y se convierten en oportunidades para "intentar colocar o blanquear dinero sucio proveniente del narcotráfico o de cualquier otra actividad delictiva grave". 

Los investigadores hallan otro dato específico de Andalucía: entre los diez principales países inversores en la comunidad, tres son paraísos fiscales. Se trata de Luxemburgo (en primer lugar), Gibraltar (quinto puesto) y las Antillas Holandesas (noveno), mientras que entre los diez emisores de inversiones en el conjunto de España sólo aparece Luxemburgo y en sexta posición. Los académicos admiten que la corrupción urbanística "ha arraigado como fenómeno social", alimentado por una "actitud de tolerancia" y hasta de condescendencia por parte de los poderes públicos muchas veces cegados por los beneficios económicos del corto plazo, que ha impedido ver los daños a largo. No obstante, reconocen también que tras la muerte de un niño y un adulto sorprendidos durante un tiroteo nunca aclarado en 2004 en Marbella se designaron fiscales anticorrupción en Málaga y otros puntos calientes del Mediterráneo. Seguidamente surgieron los planes de ordenación territorial de Andalucía y se reforzó el control sobre la disciplina urbanística y empezaron a producirse condenas por delitos contra la ordenación del territorio. 

Pero, ¿ha sido suficiente? José Luis Díez Ripollés cree que todavía es difícil determinar si los medios que ha levantado la Administración para luchar contra la corrupción son suficientes en gran medida porque la crisis económica no permite ver el escenario con claridad. En cambio, sí tiene una opinión positiva de los resultados que se empiezan a cosechar en el ámbito de la acción judicial penal. Ahora bien, aún desde esa perspectiva optimista advierte con cierta preocupación la disparidad de interpretaciones jurídicas que los diferentes tribunales están dando a la corrupción. "Hay sentencias muy diversas, con absoluciones y condenas que debemos analizar más despacio", agrega. 

De lo que no tiene ninguna duda el catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Málaga es en el desánimo que siembra en los operadores judiciales la generosa política de indultos que han aplicado los sucesivos gobiernos con la conocida como delincuencia de cuello blanco. Observa que se perdonan "con demasiada frecuencia" las condenas a los políticos, banqueros o empresarios con estas decisiones gubernamentales que sólo necesitan un informe de los tribunales que ni siquiera es vinculante. "Genera desánimo en los policías, fiscales y jueces que afrontan procesos de investigación complejos, con mucha presión mediática y de pronto un día descubren que todo ha concluido con un indulto del Ejecutivo". 

El argumento general es que se trata de individuos plenamente reinsertados en la sociedad, aplicando criterios de resocialización propios de la delincuencia común, lo que conduce a transmitir un mensaje de que políticos y empresarios son intocables y, de ser tocados, acaban indultados.

Linde: ´Es el momento de replantearse el supermercado del muelle 1´ (La Opinión)



El presidente de la Autoridad Portuaria destaca que sigue pendiente el acceso al palmeral desde la plaza de la Marina






Enrique Linde en el palmeral del muelle 2, que ha cumplido unaño de su inauguración.

Enrique Linde en el palmeral del muelle 2, que ha cumplido unaño de su inauguración. Carlos Criado
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La integración de los muelles 1 y 2 del puerto en la vida ciudadana, la llegada de los primeros contenedores y la consolidación de los cruceros son algunos hitos que van a estar unidos a Enrique Linde, que tras 14 años está a la espera de dejar, en los próximos días, la presidencia del puerto de Málaga. Aunque satisfecho con el resultado, reconoce que su sustituto tiene muchos retos pendientes.

MIGUEL FERRARY ­Tras catorce años al frente del puerto de Málaga, Enrique Linde vive estos días pendiente del teléfono, de recibir la llamada que le anuncie su relevo como presidente y el nombramiento de un sustituto, algo que ha solicitado por escrito al presidente de la Junta, José Antonio Griñán. A partir de ese momento llegará el tiempo de descansar, dedicarse a la política como militante del PSOE y buscar nuevas ocupaciones. Hasta entonces es hora de hacer balance de su gestión, durante la que se ha vivido la transformación del puerto en su tráficos y la apertura a la ciudad.
¿Tiene ya fecha para que el presidente andaluz nombre a un sustituto?
No se cuándo será, pero es seguro que me voy porque llevo catorce años y he cumplido un ciclo, aunque nada se cierra o se termina completamente, sí creo que se cierra un ciclo. También se lo he pedido al presidente expresamente y creo que es una buena decisión.
Su llegada al puerto coincidió con un momento en que se empezaba a plantear una redefinición de los tráficos. ¿Qué balance hace de estos cambios?
El balance nunca es blanco o negro. En estos 14 años hay un cambio sustancial en la configuración del puerto y creo que a mejor, ya que se ha terminado la apertura a la ciudad y se han consolidado tráficos alternativos al petróleo que son menos amenazantes. Aunque hay sombras, el balance es positivo.
¿Tiene futuro el tráfico de mercancías o se debe apostar más por los cruceros?
No hay un puerto dedicado a una cosa u otra. Siempre están dedicados a actividades múltiples. Evidentemente los puertos son reflejo del hinterland –área de influencia económica– que tienen detrás. En la medida en que vaya evolucionando el hinterland, evoluciona el puerto. Los contenedores tienen futuro como transbordo, porque eso no depende del hinterland.
Pero hay voces que abogan por ganar más espacio de cruceros a costa de las mercancías.
No hay un puerto dedicado sólo a una cosa. El puerto de Miami, que es el número uno del mundo en cruceros, mueve 3 millones de contenedores al año y en el mismo puerto. Es lo normal. Barcelona es el primero de Europa en cruceros, pero tiene tráficos de productos químicos, graneles, contenedores... Los puertos no se pueden dedicar sólo a una cosa. En la medida que estemos bien situados para transbordo de contenedores, recibiremos contenedores. Cuando se reactive la construcción y las cementeras empiecen a consumir clinker, vendrá clinker. Puedes poner más el acento en una cosa que en otra, pero pensar que sólo se dedique a una cosa sólo pasa en los puertos deportivos y pesqueros.
¿Qué idea tenía del puerto de Málaga cuando llegó hace catorce años?
Sabía dos cosas fundamentales. Una que había un embrión de la operación Puerto-Ciudad que había que desarrollar; y otra que estaba la amenaza de que el petróleo se marchara. La amenaza se cumplió a los dos años y nos pusimos a trabajar en el Plan Especial desde el principio.
¿Y qué se va a encontrar la persona que le suceda en el puesto?
Pues se va a encontrar un puerto que está consolidado en cruceros, no tanto en contenedores, y con la parte más importante de la operación Puerto-Ciudad terminada, aunque queden algunos temas pendientes como es el Muelle de Heredia, que por la coyuntura económica actual no ha podido culminar. Además, tiene el reto de mantener la competitividad en cruceros y contenedores.
Pero la integración con la ciudad no estará terminada hasta que no se complete el Muelle de Heredia y los planes para la plataforma de San Andrés.
La parte más simbólica, emblemática e importante de la operación Puerto-Ciudad son los muelles 1 y 2, sin duda. El Muelle de Heredia supondrá la utilización de una parte del puerto para la ciudad, pero no es lo mismo que la integración. El auditorio no depende de la Autoridad Portuaria, porque los terrenos se enajenaron y es el consorcio quién debe fijar los ritmos. Queda el puerto deportivo de San Andrés, donde se debe empezar la obra.
La negociación y gestión de los proyectos de remodelación de los muelles 1 y 2 ha sido muy larga, compleja y con muchos cambios. ¿Ha merecido la pena?
Ha merecido la pena totalmente. El palmeral es un logro de primera magnitud para la ciudad y el Muelle Uno es una zona de expansión desconocida, con un éxito y aceptación tremenda, muy buenas calidades y una oferta interesante. Creo que ha merecido la pena. La imagen que tenía de cómo debía ser el plan especial era lo que ha sucedido y esa imagen me ha permitido aguantar catorce años, porque el proceso ha sido polémico, difícil, con parones... Al final ha merecido la pena porque lo que había imaginado no es muy distinto de lo que es.
¿Ha cambiado mucho respecto a cómo lo veía hace diez años?
El muelle 1 está prácticamente igual, pero ha habido muchos proyectos de la esquina. El muelle 2 se configuró como espacio público en 2003 y no es muy diferente en los contenidos a lo que me imaginaba.
El miércoles pasado se presentó en la sede del OMAU (Observatorio de Medio Ambiente Urbano) un libro que analizaba distintas operaciones de integración del puerto y la ciudad. Del caso de Málaga echaba en falta mejores accesos y que continuaran determinadas barreras físicas, como las carreteras.
Queda una cuestión pendiente que es el acceso por la plaza de la Marina. En el proyecto primitivo –de Jerónimo Junquera– había una cosa, que tiene sus dificultades de implementación, como es una pasarela en alto desde la plaza de la Marina hasta el puerto. Eso no está resuelto y lo más inmediato debe ser resolver el acceso desde la plaza de la Marina, que tiene su dificultad por el uso actual de este espacio. Ésta, en vez de ser una zona de uso ciudadano, no se usa salvo porque se ponen carpas continuamente y eso divide mucho. También creo necesaria una comunicación en la mitad del Parque con el palmeral. Creo que hace falta hacer más permeable esos accesos.
Pero entre el Parque y el muelle 2 hay una barrera física clara con la verja.
¿Está el Retiro integrado en Madrid? ¿O el Parque del Oeste en Málaga? Creo que hemos hecho una obsesión de un tema imaginario. Ahora es verdad que hay poca gente que vaya del Rectorado al puerto, pero habrá más cuando esté el Museo de la Aduana y hay que buscar una forma de llegar al palmeral. De todas formas, el objetivo de la operación era que los ciudadanos utilizase el puerto y esto se ha conseguido con un número enorme de personas, con lo que la integración existe.
¿Qué es lo que más le satisface de los muelles 1 y 2?
Me satisface la estética del palmeral y la vida del muelle 1.
¿Necesita el muelle 1 un supermercado para dinamizar comercialmente la zona?
No sé si es imprescindible o no en la cuenta de resultados de la empresa. Lo que pasa es que se entendió mal, se explicó mal y se hizo con enemigos que no esperaban. Sin ser una pieza imprescindible, nunca entendí esa satanización que se hizo del supermercado. Se formó un movimiento contra él y, como dentro del pliego se daba la opción de aceptar o no, el consejo de administración lo rechazó. A mí no me gustaba, prefería restaurantes buenos y tiendas, pero hay que pensar que el momento económico de este país es muy difícil y elevar el listón de las exigencias en un momento como éste puede tener sus problemas.
Comenta que se explicó mal y que se satanizó, pero usted tampoco estaba de acuerdo en que se instalase el supermercado y lo expresó públicamente.
Tenemos que ser un poco permeables a la opinión pública. Lo hemos sido en todo el proyecto y en este punto, también.
¿Había un rechazo amplio de la opinión pública o eran unos intereses concretos?
Bueno, era la opinión publicada, que es la que afecta y la que parece que existe. Ahora estamos en un momento de replanteárselo. Si somos razonables, la situación económica es muy difícil para todos y poner listones de exigencias difíciles de cumplir, nos puede traer más problemas.
Las negociaciones con el alcalde fueron siempre motivo de fricción en la negociación del Plan Especial. ¿Se trabajó siempre con lealtad y transparencia?
Mi relación personal con el alcalde es buena, otra cosa es la discrepancia. Decir que ha sido desleal es muy fuerte. El Ayuntamiento tuvo un problema del año 2000 al 2004, que era que no sabía lo que quería. Presenté seis proyectos, todos previamente pactados con representantes del Ayuntamiento y Urbanismo. Nunca presenté un plan o modificación sin haberlo hablado y acordado antes. Y los seis fueron rechazados. ¿Qué pasaba? Había en el mundo del urbanismo y del Ayuntamiento criterios contradictorios o no se tenía una idea muy clara o el alcalde no tenía un criterio y era muy permeable a las presiones. Algo pasó para que seis proyectos fueran rechazados. ¿Eso es deslealtad? El resultado es desleal, pero la motivación a lo mejor no. El periodo de 2000 a 2004 fue de incertidumbre y desconcierto.
Ese desencuentro se volvió a vivir en 2010 cuando se planteó la modificación del diseño de la esquina entre los muelles 1 y 2, proponiendo un edificio en altura.
Hubo un cambio de opinión brutal del Ayuntamiento sobre aquel edificio, del que expresé mis reservas desde el primer momento. Advertí de los riesgos al Consistorio y a Unicaja, de que era difícil explicar un edificio allí. Aunque no me disgustaba la idea, veía que era muy difícil llevarla a la práctica. Me dijeron que sí, que adelante. Y después de presentarlo junto con el Ayuntamiento, de la noche a la mañana, el alcalde dice que no.
Dio una rueda de prensa en que se le vio muy molesto con el alcalde.
Fue tan claro el cambio, me sentí tan traicionado, que me pareció un signo de deslealtad. Advertí todo lo que podía pasar y me dijeron que no pasaba nada. No me disgustaba, pero comprendía que era muy difícil de explicar y mantenerlo. Todos insistieron en que sí, el alcalde el primero, y de pronto me enteró por el periódico que había cambiado de opinión.
El tráfico de contenedores parece que se ha recuperado tras un año y medio muy malo. ¿Es coyuntural? ¿Volverá a caer?
El problema de los contenedores es que hay que ser competitivo siempre, no es un tráfico cautivo. Algeciras tiene cautivo casi todo menos contenedores. Aquí los cruceros no son cautivos, porque pueden ir a Cádiz o quedarse en Alicante, y con los contenedores pasa igual, que pueden desviarse a Algeciras o Tánger. Hay que estar en la brecha de la competitividad constantemente. Este puerto tiene esta característica y puede ser una maldición o no, pero es así. No es pensable que Noatum –que gestiona la plataforma de contenedores- se vaya. Hay épocas mejores y peores, pero tienen una concesión por 35 años.
¿Por qué van a venir aquí los barcos de contenedores si Tánger es más barato?
Porque lo hacemos mejor. Tánger es más barato, pero no mucho más, pero en Málaga tenemos rendimientos que no tiene Tánger. Hay que buscar la competitividad en precio, pero también en eficiencia, tiempo y más cosas.

El PSOE insta a De la Torre a extender el modelo de ´manzana verde´ (La Opinión)


Pezzi considera que el concepto, que se proyecta en El Duende, debería aplicarse en futuras promociones







EP El PSOE en el Ayuntamiento de Málaga instará al equipo de gobierno del PP a que el modelo de ciudad caracterizado por la sostenibilidad ambiental, la integración social y la eficiencia energética que se prevé en la ´manzana verde´ de El Duende se aplique a las futuras promociones urbanísticas municipales, ya sean de nueva construcción o de rehabilitación, y que sea también un criterio propuesto a la iniciativa privada.
El portavoz adjunto del PSOE, Carlos Hernández Pezzi, presentará una moción en este sentido en la Comisión de Pleno de Accesibilidad, Movilidad, Ordenación del Territorio y Vivienda, en la que también demandará al PP la aprobación del Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de la citada mazana de El Duende, cuyo avance se presentó hace un mes.
Hernández Pezzi defendió que el modelo de ´manzana verde´ es «deseable» para los proyectos urbanísticos de nueva generación en la capital, tanto de iniciativa pública como privada. A su juicio, «debe servir de guía y como pauta para la innovación en materia residencial y ambiental, así como en mezclar usos, entre los ligados a vivir y los espacios productivos compatibles que sostengan a la población en su área espacial de vida cotidiana y comunidad más cercana». Por ello, el concejal socialista señaló que el Ayuntamiento debe extender las pautas y criterios verdes de las manzanas €nuevas y de rehabilitación€ que se vayan creando, de manera que «se puedan extender las culturas de eficiencia energética, equidad social y ambiental y mejora productiva a las nuevas promociones que se vayan empezando».
Además, afirmó que el proyecto del PERI de la ´manzana verde´ de El Duende, que pretende configurarse como un modelo piloto en Europa de integración social y territorial, mezclando tipos y usos residenciales, comerciales, terciarios, de equipamiento comunitario y de zonas verdes y aplicando sistemas de eficiencia energética, «debe marcar la prioridad de las políticas urbanísticas en la medida en que es un programa de regeneración urbana que afecta a todo el entorno circundante».
Por otro lado, el grupo municipal socialista pedirá, asimismo, al equipo de gobierno que establezca los mecanismos y procesos de traslado de los Servicios Operativos Municipales y de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) a las nuevas ubicaciones según el plan establecido a estos efectos. En este sentido, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ya planteó que la empresa que desarrolle el futuro proyecto de ´manzana verde´ acometa la liberación del suelo en el que actualmente se ubican las instalaciones de la EMT .

Los pasos perdidos de El Perchel (La Opinión)


Las transformaciones urbanísticas, la crisis y la huida de los vecinos cercan la historia del barrio; a punto de desaparecer






Vista de la iglesia desde la calle Ancha del Carmen. En primer plano, se aprecia el escaparate de Confecciones El Capricho, que acaba de sucumbir, tras una historia de más de un siglo. Era uno de los pocos comercios tradicionales que quedaba en la zona.
Vista de la iglesia desde la calle Ancha del Carmen. En primer plano, se aprecia el escaparate de Confecciones El Capricho, que acaba de sucumbir, tras una historia de más de un siglo. Era uno de los pocos comercios tradicionales que quedaba en la zona. G. TORRES

Del ruido de las sillas a la falta de tránsito. Las calles históricas de El Perchel, a pesar de su situación geográfica, apenas son frecuentadas por los malagueños, especialmente en comparación con las avenidas aledañas. Una situación que choca con el pasado.

LUCAS MARTÍN «Yo he nacido de un padre blanco y de un pequeño vaso de agua de vida andaluza. Yo he nacido de una madre hija de una hija de quince años nacida en Málaga en los Percheles el hermoso toro que me engendra la frente corona de jazmines». En una mañana soleada, a la entrada de las antiguas calles de El Perchel, mientras dos técnicos de las obras del metro examinan la consistencia de los adoquines, resulta difícil seguir el curso del poema de Picasso. El que fue en su día el barrio más tradicional de Andalucía, junto a Triana y El Albaicín, se ha convertido en una de las múltiples áreas residenciales que rodean la corona del Centro. En la esquina de las calles Huerto de Madera y Malpica, la cal advierte de un pasado de cartelería generosa, pero ni rastro de flores, de balcones abiertos y niños que corretean. El Perchel, como los tiempos, es otro. Y va perdiendo, incluso, la sombra de sí mismo.
En los alrededores de la iglesia, casi se superponen los fantasmas. El silencio, antaño roto por guitarras y comercios, permite imaginar los días en los que se apelotonaban las fábricas y los corralones. El barrio, desdibujado y comprimido, se atrinchera en sus recuerdos, cada vez menos tangibles. Bloques nuevos, solares, alguna que otra tienda de todo a cien, un centro budista. En la calle Ancha del Carmen también se viene abajo la tienda centenaria Confecciones El Capricho. Sus vitrinas encierran ahora anuncios de pisos y de reformas. A su lado, otro comercio, ha empezado ya a poner precio a sus maniquíes. ¿La crisis? Los vecinos tienen otra teoría. «Qué va a ser la crisis, hombre. Esto se lo cargaron cuando hicieron la avenida de Andalucía», señala Pepe Sánchez.
Si El Perchel tiene solera no es sólo por sus antiguas costumbres. Durante buena parte del pasado siglo, abarcó una de las extensiones más vivas de Málaga, la que discurre entre la calle Mármoles y la playa de El Bulto. Al barrio, pertenecía El Llano de la Trinidad, pero también las insignias de una ciudad industrial y con olor a pescado y a flamenco. La construcción de la avenida supuso una frontera infranqueable, a la que siguieron las expropiaciones, la mayoría hechas a las bravas, con nuevas ubicaciones en Ciudad Jardín y La Palma. Para muchos, significó un movimiento parecido al exilio. Ángel Molina, de la Peña Perchelera, recuerda los problemas de adaptación de los vecinos más acostumbrados a vivir a la malagueña, con las pies metidos en el mar y el resto del cuerpo arrebujado contra el patio. Muchos de los que habitaban los cañaverales de la playa, se vieron, de repente, en apartamentos. Confundían los bidés con bañeras para niños y dejaban las bestias amarradas en los ascensores.
La mayoría de los que se fueron ganaron en calidad de vida, pero el barrio perdió sus movimientos. Se apagaron las fábricas, se derribaron las casas. En una puerta entreabierta de madera, en la calle Angosta del Carmen, se apilan cajas y objetos de cambalache. Juguetes, vasos de plástico, maderas, abanicos. Fernando Corral, vendedor, ordena su almacén. Llegó al barrio hace cuarenta años. Mientras señala a edificios de nueva construcción, evoca las noches de verano, con decenas de vecinos sentados a la fresca, identificando la vida con la risa, el canto y el ruido. «La calle estaba llena de locales. Ahora es distinto, nadie habla con nadie. Se fue la clase media, que era la que compraba», puntualiza.
Junto a las calles y las casas, también se difuminan las huellas del mar. El barrio debe su nombre a los percheles, las perchas que se utilizaban para poner a secar el pescado. Por las mañanas los niños se colaban en la fábrica de La Aurora para empaparse del olor del anís estrellado. Había negocios de envases, aceiteras, bodegas, zapaterías. Una lengua de actividad que enroscaba los edificios nobles de la avenida de Andalucía.
En la barra de la Peña Perchelera, Ángel Molina, cuenta que El Perchel fue durante décadas un entorno poblado de pescadores. «Se pasaba hambre, pero también existía mucha solidaridad. Los vecinos se cuidaban entre sí», indica. Los obreros acudían a las fábricas, el arroyo El Cuarto intimidaba en los días de lluvia, el cine Rialto y sus candilejas llamaban los domingos desde los terrenos que hoy ocupan los centros comerciales. «A los ricos no les gustaba que la gente de aquí fuera al Centro. Decían que olían a pescado», resalta.
El bar de la Peña, animado por el sonido de las fichas de dominó, está rodeado de fotografías antiguas del barrio. Obreros volviendo del trabajo, jóvenes de bigote incipiente defendiéndose de la crecida del arroyo, el negocio de vinos de La Manchega, Las Tinajas de San Pedro, con decenas de personas pendientes de la guitarra. Un tumulto que choca con la placidez casi indecorosa que gobierna ahora sus calles. «Aquí ya sólo viene la gente en Semana Santa», precisa un comerciante.
De los vecinos de aquella época, la anterior a las expropiaciones, ya sólo quedan diez familias. En la Peña, acota Molina, son setenta. Muchos socios han querido seguir vinculados a El Perchel a pesar de haberse mudado. Pepe Sánchez es de los que han vuelto. Y no quería ni oír hablar de tecnicismos. «Expropiar es lo que se hace ahora. Entonces te daban lo que querían y te tenías que ir. No había más opciones», precisa. En su caso, fueron los terrenos enajenados por los Larios. Desde la sala de la parroquia, a apenas unos metros de la calle Ancha del Carmen, apunta a una plenitud comercial que ya se percibe borrosa, extinta, anulada. «Esa calle era parecida a lo que fue Carretería. Un sitio comercial, de tránsito».
José Ros y Pepe Sánchez recuedan a hileras de vecinos recién apeadas de los autobuses, muchas de ellas con jaulas con gallinas y comida, cruzando, en su visita a la ciudad, las puertas de los negocios. Las carreras de los viajeros justo al lado del convento por el que pasó Torrijos en su camino a la desgracia. Por esa misma calle, donde hoy sólo circulan los rumores del mercado de abastos, rodó la mano de El Chiquito, en los tumultos anteriores a la guerra. Un pasado metido en la historia a bocinazos, sin ni siquiera tener que explicarse. Hasta ahora, cuando las calles de El Perchel funcionan como el estribillo sin ángel de la tonada comercial de Salitre y las grandes superficies.
La gente no parece muy animada. Cuando se les pregunta por alguna fórmula para revitalizar el barrio, se repiten las mimas caras de resignación. «Esto es muy difícil que vuelva a ser lo que era», responden. Mientras tanto, la crisis añade más malaje al antiguo cante del barrio. «Es trágico cuando se vive del comercio y apenas hay nada en la caja al final del día», lamenta Julio Basterrechea, secretario de la Asociación de Empresarios y Comerciantes de El Perchel. Los vecinos están molestos además por una de las últimas obras del Ayuntamiento, que estuvieron a punto de destrozar el refectorio del convento, que data del siglo XVIII. Hoy, la antigua sala de los religiosos enseña un tajo innoble en el centro, quizá metáfora de un barrio que sigue siendo emblema de Málaga; aunque cada vez más como símbolo. Hasta que duren los pasos.