
Abadía de Santa Ana. Permanece almacenada y sin poder visitarse la colección del Museo de Arte Sacro, un catálogo que supera las 300 piezas realizadas entre los siglos XVI y XX. :: ANTONIO SALAS
Su presencia pasa en ocasiones casi desapercibida para los que transitan por el Centro Histórico, pero están ahí. Son testigos mudos de la historia de la ciudad que ahora, por el devenir de la crisis, no puede disfrutar de ellos. Están cerrados a cal y canto y abandonados a la suerte de unos proyectos de rehabilitación y reapertura que se antojan cada vez más complicados a medida que pasan los meses y se descubren nuevas informaciones sobre la pésima situación económica de administraciones y empresas. La iglesia del Santo Cristo de la Salud, en la calle Compañía, el antiguo Hospital de Santo Tomás, junto a la Catedral, el antiguo colegio de San Agustín y el desaparecido convento y museo del Císter constituyen una singular ruta de joyas abandonadas que, en un mismo eje de apenas 400 metros de recorrido, dan buena muestra de cómo la dejadez de instituciones públicas y privadas pueden esquilmar el patrimonio de una ciudad.
La Junta debe acometer su restauración