martes, 6 de marzo de 2012

El anteproyecto de la nueva presa de Río Verde deberá estar en 18 meses (Málaga Hoy)


La Junta ha adjudicado la redacción del documento por más de 400.000 euros
R. GARRIDO / MÁLAGA | ACTUALIZADO 06.03.2012 - 01:00
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Presa de La Concepción.

La unión temporal de empresas (UTE) formada por Idom y Consultec será la encargada de redactar el anteproyecto de la anunciada segunda presa de La Concepción para acabar con los problemas de abastecimiento de la Costa del Sol occidental tras más de 15 de años desde que planteara. 

La Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía adjudicó de forma definitiva esta tarea el pasado jueves por un importe de 416.625,9 euros (IVA excluido) y que deberá estar listo en un plazo máximo de 18 meses. Se trata de volver a redactar un proyecto para aumentar los recursos hídricos de la zona tras descartarse el recrecimiento de la actual presa que planteó el Gobierno del PP en 1999. El motivo de que se desechara fue que para recrecerla en 16,4 metros de altura, lo que permitiría alcanzar una capacidad del embalse del orden de 100,50 hectómetros cúbicos, obligaría a mantener durante buena parte de las obras la altura máxima de embalse a un nivel muy bajo lo que produciría graves afecciones al abastecimiento de agua a la población de la Costa del Sol. 

Con la redacción de este nuevo anteproyecto se pretende construir una nueva presa, ubicada entre la actual y el viaducto de la Autopista de Peaje AP-7. El nuevo embalse podría alcanzar una capacidad de 135 hectómetros cúbicos, más del doble de la actual.

El nuevo acceso al puerto se llama Paseo de Levante (SUR)



El nuevo acceso al puerto se llama Paseo de Levante
Indicador con el nombre de Paseo de Levante::SUR
El Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria decidió denominar Paseo de Levante al nuevo acceso a la zona de levante del puerto de Málaga, consistente en cuatro viales, aceras y zonas ajardinadas que recorren el tramo existente entre la Farola y las Terminales A y B del recinto. Así queda consignado en las señales que se empezaron a instalar ayer en la zona, que se ha convertido un espacio muy frecuentado por turistas y especialmente por los malagueños, que acuden paseando o en bicicleta y que pueden disfrutar de la nueva y perspectiva de la ciudad . Los viales cuentan con una longitud de 746 metros, y un ancho que va desde los 14,5 a los 17,5 metros.

«Las casas de El Palo no se pueden olvidar después de las elecciones» (SUR)


Los vecinos de la Playa siguen las novedades sobre el futuro de sus viviendas entre la esperanza y el miedo a otra decepción
06.03.2012 - 
IGNACIO LILLO ilillo@diariosur.es
 
MÁLAGA.

«Las casas de El Palo no se pueden olvidar después de las elecciones»
Rafael González y Juan Haro pasean junto a otra vecina por la calle Pedraza Páez, una de las principales en el barrio de la Playa. :: ÁLVARO CABRERA
Entre sus callejones estrechos y sinuosos, con su urbanismo surgido de la improvisación y la necesidad, los residentes se asoman a la puerta al paso de los desconocidos, sobre todo de los que hacen preguntas. Y fotos. En el barrio de la Playa, como a sus vecinos les gusta llamarlo, el regreso de sus casas a la primera línea de la actualidad (a tenor de los planes del Ministerio de Medio Ambiente para facilitar su legalización definitiva) se vive entre la esperanza y el miedo a otra decepción. Serían demasiadas, tras décadas de reivindicaciones para obtener su legalización y de promesas incumplidas.
Poco les cuesta abrir sus puertas y sus memorias, que son casi las de los orígenes de la Málaga pescadora. Con lucidez prodigiosa, Juan Haro, 83 años, recuerda su infancia en la calle «frente a Santarem», porque la suya no tenía ni nombre, y esa era la más cercana, por encima de las vías del tren. Está orgulloso de haber nacido donde vive, como sus cinco hermanos, hijos de pescadores que emigraron de la costa de Granada en 1.888. «La Comandancia les dio terrenos para hacer las casas, por ser marinos, antes de la Guerra. Después, les dijeron que los papeles iban para Madrid, y nunca han dejado de pagar la contribución. Pero nunca hemos tenido papeles, y siempre hemos vivido con mucho miedo, porque nos echaban para acá y para allá». Y argumenta: «Antes la playa era lisa y llegaba la mar aquí (señala al suelo que pisa), pero desde que hicieron el fortín ese (señalando a los espigones) aquí no sube la mar por nada del mundo, que lo sepan los ingenieros, que el agua no llega a las casas».
Por ello, considera que no tiene sentido seguir esperando, y reclama que sus casas accedan a las escrituras, igual que ha pasado con las cercanas de las Protegidas. Asiente su amigo Rafael González, 84 años: «Llevamos toda la vida aquí y no queremos que nos echen». Tan sencillo y tan contundente. «Esta es nuestra casa, nuestra familia, todos viven aquí».
Cuando había pesca
Isabel Azuaga vive en la misma casa de la calle Pedraza Páez, 19 desde que tenía siete u ocho años, aunque recalca que nació en otra parte de la misma playa, «pegando con el arroyo Gálica». En el barrio desde siempre. «Mis abuelos emigraron de Garrucha, en Almería. Tenían un sardinal y en la temporada venían a pescar a las playas de El Palo, cuando había pescado». Luego volvían al pueblo, hasta que se establecieron definitivamente, a principios del siglo pasado. «Aquí me he casado, aquí han nacido mis niños y aquí han muerto mis padres. Todo lo que tengo está en este rinconcito. Pero siempre con la intranquilidad, la incertidumbre, qué pasará, que no pasará...»
A Isabel no se le escapa que cada vez que hay comicios los políticos mueven el tema, «y eso es lo que nos preocupa ahora, que dentro de nada hay elecciones y puede ser otra movida más». Aunque se muestra optimista: «Parece que esta vez pinta más seria la cosa que otras veces, y esa esperanza la tengo, y no la quiero perder. Espero que esta vez sea la última, porque ya está bien. El deslinde que había ya no tiene sentido, la mar no llega a donde llegaba antes ni por asomo. Las casas deben quedar desafectadas y santas pascuas», sentencia.
Como la mayoría de sus vecinos Rafael García, 60 años, era pescador. Vive en el barrio desde que nació, «y en la misma casa vivían mis padres antes que yo. Lleva casi cien años construida». En su sustento está el origen de los callejones estrechos que definen el barrio, entre los arroyos Jaboneros y Gálica; como los del Chanquete, Pedregalejo y La Araña: «Todo el mundo se dedicaba a la pesca, y así, cuando se salía de las casas, a las dos o las tres de la mañana, no había que andar mucho para llegar a la mar. Directamente cada uno bajaba y tenía el barco en frente y salía a pescar». Rafael reivindica la calidad de las construcciones: «Mucha gente todavía piensa que esto son casas viejas, de caña, madera y lata, pero la vida ha cambiado mucho, nuestros abuelos empezaron así, nuestros padres fueron arreglándolas y nosotros las hemos terminado. Y eso lo hemos hecho nosotros con nuestro esfuerzo, con nuestras manos. Para esto no daban créditos, porque no tenemos escrituras. Pero que la gente sepa que nosotros pagamos nuestros impuestos igual que los demás».
Sobre el anuncio de un nuevo empuje para su legalización, comenta: «Tengo recelos. Me gustaría que nos dijeran que esta es la definitiva y que podamos tener un poco de seguridad y tranquilidad respecto a nuestras casas, porque cada vez que hay una movida nos echamos a temblar, porque vemos que pueden peligrar nuestras casas después de tanto tiempo luchando por ellas».
Una vida en el rebalaje
Manuel Benavides preside la asociación de vecinos Rebalaje, y no ha cejado en su lucha a pesar de que la zona donde vive, las Protegidas, ya tiene papeles. «Pero me siento playero. Aquí está mi familia y no cambio mis raíces por nada». Va más allá de la legalización y reivindica la protección urbanística de este núcleo, «para que no se hagan edificios y que se sepa como vivía el malagueño antiguo».
«Este es el urbanismo del pueblo, lo que marca la cultura mediterránea malagueña, que todavía existe y que vamos a mantener porque es parte de nuestra historia. Que los hoteles los pongan en otro sitio pero que este cachito nos lo dejen tranquilo, que esto también es cultura», afirma, y considera que, esta vez sí, se dan las condiciones políticas para que los vecinos dejen de temer por sus hogares, más allá de la época de elecciones.

La semana que viene se adjudicarán las obras del skate park (La Opinión)


El edil de Bailén Miraflores, Mario Cortés, señala que los trabajos estarán listos "en 3 o 4 meses"







Estado de las obras del skate park en enero.
Estado de las obras del skate park en enero.  Gregorio Torres
A. VÁZQUEZ Las obras del skate park del Parque del Norte, paralizadas desde la primavera del año pasado, podrán continuar en breve. El concejal de Bailén-Miraflores, Mario Cortés, informó ayer a este diario de que la semana que viene tendrá lugar la «adjudicación definitiva» a una empresa, un asunto que ayer se examinó en la mesa de contratación de Urbanismo, comentó el concejal, que confió en que las obras «con suerte» estén listas «en tres o cuatro meses, porque ahora que hay un privado va más rápido y le interesará abrir en verano».

Completadas las dos primeras fases de la obra, queda una tercera que consiste en la construcción de dos pistas de patinaje más y la cuarta fase, que es la concesión. El pasado mes de enero Cortés confió en que pudiera solaparse con la tercera fase para darle más rapidez al proceso.

Precisamente en enero, el grupo municipal de Izquierda Unida, que visitó las obras paralizadas, denunció su estado de abandono, la acumulación de basura, así como la falta de vigilancia, que había provocado que el parque de patinaje, todavía sin concluir, se convirtiera en un coladero diario de patinadores, con el riesgo para la seguridad que conllevaba. A este respecto, Mario Cortés respondió en su día que estaba trabajando en la contratación de vigilancia nocturna, para evitar la entrada de personas.

Las obras, en 13.000 metros cuadrados de terreno, fueron anunciadas por el Ayuntamiento como el skate park más grande de Europa y el segundo del mundo, preparado para competiciones internacionales. El presupuesto total de las obras, informó Mario Cortés a primeros de año, ronda los dos millones de euros y la primera de las cuatro fases fue costeada con los fondos FEELS.

Para diciembre de 2010. Iniciadas en junio de 2010, el skate park tenía que haber estado listo el 31 de diciembre de 2010 y una empresa se encargará de mantenerla y gestionarla.

La crisis económica ha motivado la paralización, que llevó al concejal Eduardo Zorrilla, de Izquierda Unida, a criticar «el modelo de gestión privatizadora del Ayuntamiento para todo, que en cuanto se le cae la obra de un privado se acabó».

Polémica en mitad de Bellavista (La Opinión)


Un abogado malagueño pide la suspensión administrativa de la licencia de obra de un edificio con protección arquitectónica







Fotografía anterior a las obras del edificio con fachadas al paseo marítimo y a la avenida del Pintor Joaquín Sorolla
Fotografía anterior a las obras del edificio con fachadas al paseo marítimo y a la avenida del Pintor Joaquín Sorolla La Opinión
ALFONSO VÁZQUEZ Las obras que en la actualidad se realizan en un edificio de estilo modernista en el 44 de la avenida del Pintor Sorolla y el 71 del paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso han motivado la reciente presentación ante la Gerencia de Urbanismo de una solicitud de suspensión de la licencia de obra otorgada por el Ayuntamiento, por «infracción muy grave» de la ordenación urbanística.

El escrito resalta que las obras han causado la pérdida de la «fachada Oeste» del edificio, sustituido por un «nuevo bloque rectangular», así como la desaparición «del ático exento que existía anteriormente en el centro del edificio».

El abogado malagueño que ha pedido la suspensión argumenta en su escrito que las obras autorizadas por Urbanismo «hacen desaparecer las características por las que se protegió el edificio». A este respecto el actual PGOU ha elevado la protección arquitectónica de la vivienda hasta el grado I, aunque la licencia municipal se otorgó cuando todavía estaba vigente el PGOU del 97 y tenía el grado II (sólo obliga a conservar algunos elementos del edificio o su tipología) de ahí que la solicitud de suspensión considere una «contradicción» de la Gerencia que eleve el grado de protección, «al tiempo que autoriza su demolición parcial y la nueva construcción que desvirtúa por completo la singularidad del edificio protegido».

«Somos conscientes de que esto no va a provocar nada más que el derecho al pataleo, pero eso es lo que queremos, porque la gente que pasa por la avenida está viendo que una casa singular, con el consentimiento del Ayuntamiento, se está convirtiendo en otra casa y los que viven en Bellavista dicen ahora que no ven el mar y que les han colocado un mamotreto», indicó un portavoz del bufete.

Respuesta del Ayuntamiento. Urbanismo, por mediación del concejal Diego Maldonado, informó a este diario de que el nuevo PGOU, que modifica la catalogación del edificio, «no es de aplicación por ser su aprobación definitiva posterior a la fecha de concesión de la licencia».

Además, destacó que por los condicionantes «importantes» de la parcela, el departamento de Planeamiento estableció unas pautas «que la propiedad ha cumplido», planteando la edificación «como un cuerpo adosado pero independiente del edificio protegido y sin ocultar la fachada posterior».

Por último, subrayó que la obra no agota la edificabilidad permitida y que por todos estos datos la Gerencia desestimaba la petición de suspender la licencia municipal.

La Opinión se puso en contacto ayer con fuentes de la propiedad que informaron de que las obras en la vivienda, construida en 1920 y propiedad de la misma familia desde 1940, «han respetado totalmente la fachada, con sus huecos», con la única novedad del edificio anexo y el cierre parcial de una terraza, «porque por delante se deja la terraza para que se vea como en el original».

Las mismas fuentes resaltaron el esfuerzo por conservar un edificio «que se caía a pedazos», reforzando los muros de carga con vigas de hierro. «Nos hemos ajustado a lo que Urbanismo ha dicho», señalaron y añadieron que la casa volverá a tener las molduras decorativas de la fachada.

También negaron que las obras resten vistas a los vecinos: «Lo que las tapa es el ficus de Bellavista», y resaltaron la eliminación de un ficus de la parcela que quitaba las vistas a una casa vecina.

Por último, Antonio Martínez, arquitecto de la obra, recordó que la normativa permitía «añadir una planta más» –algo que no se hizo– y que la fachada delantera mantendrá «la forma de zigurat». También informó de que el edificio anexo será de ladrillo negro para diferenciarlo con claridad del edificio modernista, de color blanco.