martes, 21 de febrero de 2012

Los constructores reconocen que no todo el stock podrá venderse (La Opinión)


El sector propone fórmulas alternativas para el excedente de pisos heredados del boom y descarta destruir nada

  



Clientes miran una promoción de viviendas en el Salón Inmobiliario del Mediterráneo (SiMed).
Clientes miran una promoción de viviendas en el Salón Inmobiliario del Mediterráneo (SiMed).  G. Torres
JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ La Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP) confía en que la mayor parte del stock de viviendas nuevas que permanecen sin vender en la provincia –que ellos cifran en casi 16.700 a falta que el dato oficial de Fomento de este pasado 2011 lo confirme– esté prácticamente finiquitado para finales del año 2013. No tanto porque las ventas vaya a repuntar sino porque lo poco que se comercializa en Málaga (unos 9.000 pisos el pasado año) está saliendo de ese excedente, ya que el parón constructor hace que ahora mismo sean muy pocas las promociones de viviendas que salen al mercado. Sin embargo, el presidente de la ACP, José Prado, reconoce que hay una parte el stock heredado de la época del boom inmobiliario que, por su mal emplazamiento o por su baja calidad, va a tener muy pocas posibilidades de comercialización, por lo que habrá que buscar a esas viviendas otras alternativas de uso.

La aplicación de fórmulas como el tiempo compartido o la conversión de promociones en residencias para la tercera edad, en apartamentos turísticos o en alojamientos concertados para hospitales u otras instituciones son algunas de las posibilidades que maneja ahora mismo el sector inmobiliario, siempre previo acuerdo con las administraciones para tramitar un cambio de uso diferente al residencial.

«Hay viviendas construidas en esos años que no podrán venderse sino que tendrán que destinarse al time sharing o ser transformadas en residencias de ancianos, por ejemplo», comenta Prado.

De lo que no quieren ni oír hablar los constructores, por lo que tendría de impacto psicológico, es de la posibilidad de que algunas promociones embargadas por entidades financieras en España terminen por ser demolidas ante su inviabilidad comercial, tal y como apuntó la pasada semana en Málaga el profesor del departamento de Gestión Financiera del IESE y experto en temas inmobiliarios, José Luis Suárez, en un foro organizado por el Instituto San Telmo.

«Lo que necesitamos es que el mercado se reactive y remodelar el uso de esas promociones, pero de tirar nada de nada. Hay mercado para todo lo que se ha construido en la Costa del Sol. Lo que ocurre es que la demandad está latente, atrapada en una lógica de miedo, porque hay incertidumbre de cara al futuro y nadie se atreve a comprar, incluso quien tiene dinero y empleo», lamenta Prado.

De la misma opinión es el director general del Instituto de Práctica Empresarial (IPE), José Antonio Pérez, que recuerda que en anteriores crisis inmobiliaria también se especuló con la idea de demoler viviendas.

«Hoy sabemos que es mucho más sostenible mantener lo construido, aunque tenga difícil salida comercias. Lo otro es una aberración», apunta Pérez, que apuesta por fórmulas «imaginativas» para dar salida al stock como el turismo ecológico o el sanitario para dar uso a las viviendas que la crisis ha dejado huérfanas de compradores.

En todo caso, el responsable del IPE cree que, de continuar el ritmo de ventas actual se bajará de las 10.000 viviendas en stock a finales de 2012, estando además muy concentradas en determinadas zonas, por lo que el sector debería empezar a ofertar producto nuevo «para evitar un nuevo monopolio de precios».

No obstante, tanto la ACP como el IPE admiten que el mercado inmobiliario sigue muy parado principalmente por la estrangulación del crédito. Ayer mismo, se conoció que la cartera hipotecaria gestionada por la banca española se redujo el 6% en 2011, hasta situarse en 1.009.656 millones de euros, según la Asociación Hipotecaria Española (AHE). En términos absolutos, el descenso neto del saldo fue en 2011 de 67.271 millones.

Los extranjeros, posible salida. Así las cosas, la otra posibilidad de reanimar las ventas sería que se reactivaran la compra de viviendas por parte de extranjeros. Sin embargo, tampoco en este segmento hay perspectivas muy halagüeñas. En 2011 los extranjeros apenas compraron 600 viviendas nuevas en Málaga, cuando en los años previos a la crisis esa cifra llegó a ser de 4.600, casi ocho veces más.

La Federación de Urbanizadores y de Turismo Residencial de Andalucía ya destacó hace unos meses la importancia de mercados como el ruso y el árabe en las inversiones inmobiliarias de la provincia, con algunas operaciones de viviendas de alto standing de entre cuatro y 10 millones de euros. La ACP confirma que los rusos son los más animados, con bastantes compras en Marbella y su entorno.

De hecho, el Hotel Villa Padierna Palace de Benahavís acogerá del 14 al 16 de marzo el Russian Meeting Point, con más de 60 inversores y agentes de la propiedad procedentes de este país que se encontrarán con empresarios que buscan al stock de calidad disponible en la zona. El problema sigue siendo cómo la salida al stock de pisos de gama media-baja construidos en los años del boom.