lunes, 15 de septiembre de 2014

Urbanismo tiene sin actividad laboral a dos exjefes con sueldos de 80.000 euros (La Opinión)

Denuncian que otros dos tienen encomiendas mínimas de trabajo - El concejal Pomares lo niega y señala que tienen menos responsabilidades

15.09.2014 | 05:00
Edificio de la Gerencia de Urbanismo, en el paseo Antonio Machado.
Edificio de la Gerencia de Urbanismo, en el paseo Antonio Machado. 
Dos de los nueve jefes de departamento de la Gerencia de Urbanismo que siguen cobrando los pluses de jefatura pese a no ejercerla ya disfrutan además de una inactividad laboral absoluta, ya que la dirección de Urbanismo no les tiene ordenada ninguna encomienda de trabajo. Mientras, otros dos de ellos mantienen una actividad laboral mínima, según denunciaron fuentes cercanas al comité de empresa. El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, por su parte, niega ambos casos, pues asegura que eso sería «una ofensa al resto de la plantilla».

El mundo de Atarazanas

El Mercado Central, levantado sobre los astilleros árabes, encierra un microcosmos que ha alcanzado fama internacional

14.09.2014 | 09:43
El edificio que alberga el mercado es una construcción típica del XIX con motivos neomudéjar.
El edificio que alberga el mercado es una construcción típica del XIX con motivos neomudéjar. 

Ficha técnica


En la cara de Ana Ruiz, la comerciante más veterana del mercado de Atarazanas, hay una sonrisa perenne que ilumina a su clientela. «A los ocho años ya estaba aquí y me subía a una caja para despachar», explica mientras corta con mimo varios filetes de pollo. Al otro lado del mostrador, una clienta asiente en señal de aprobación, mientras que a su alrededor la vida comercial, la vida misma en definitiva, envuelve la escena con un vertiginoso aire de irrealidad preñado de gritos reclamando atención para unas «bacalaíllas de Málaga», las frutas del día o la carne más sabrosa. Las puertas abiertas a la mañana malagueña no paran de vomitar y recibir ciudadanos que entran y salen del edificio cargados de bolsas, decenas de conversaciones se entremezclan con el olor a pescado y aceitunas, y la ironía de algún vendedor picantón sonroja a un ama de casa vencida por la prisa. El Mercado Central de Málaga, levantado sobre los antiguos astilleros nazaríes, guarda en su interior un mundo aparte con jerarquía y valores propios, una realidad paralela en la que cada mañana se produce el milagro bíblico de los panes y los peces a partir de una maquinaria comercial perfectamente engrasada, sin más marketing que la simpatía ni más estrategia que la calidad de los productos frescos.