domingo, 10 de octubre de 2010

MÁLAGA Arquitectos de la Málaga virtual. (SUR)

Internautas modelan y cuelgan en la Red los edificios más emblemáticos de la ciudad

10.10.10 - 01:48 -

MALAGA. Sacar los colores al Centro. (LAOPINION)

La elaboración de una carta de colores en el año 1997 ha permitido que unos 900 edificios de Málaga recuperen su tonalidad original, la mayoría de ellos en el Centro Histórico y sacando a la luz la primera capa de pintura.

La fachada del convento de las Mercedarias, en la Cruz del Molinillo, ha sido recientemente repintado con un color sangre de toro
La fachada del convento de las Mercedarias, en la Cruz del Molinillo, ha sido recientemente repintado con un color sangre de toro C. Criado
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MIGUEL FERRARY. MÁLAGA
Gris lluvia, tierra Alcazaba, blanco biznaga, rosa árabe, rojo fenicio o moscatel son algunos de los nombres que reciben los 55 colores que forman la paleta utilizada por la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico para recuperar la tonalidad original de los edificios. Son ya más de 900 los inmuebles en los que se han aplicado, la mayoría de ellos en el Centro, permitiendo sacar a la luz el color que recibieron con la primera capa de pintura.

Esta carta de colores, realizada en 1997 por el arquitecto catalán Joan Casadevall a partir de 1.319 muestras de edificios, es uno de los ejes del trabajo de recuperación del Centro por parte del Ayuntamiento de Málaga. Su aplicación no es obligatoria, salvo en los edificios que reciben una subvención municipal para su rehabilitación.

«Para los demás, estamos encima y vigilamos para que no se utilicen colores que sean muy llamativos», explica el gerente de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico, Francisco Bravo, quien recordó que se han evitado actuaciones muy agresivas, aunque al final el color no se ajuste a los tonos ofrecidos.


El trabajo de la Oficina, dependiente del Instituto Municipal de la Vivienda (IMV), se basa en realizar un informe de color del edificio sobre el que se vaya a actuar. Para ello toma muestras de la fachada y de la carpintería, analizando cuál es la primera capa de pintura, que es la que se quiere recuperar. La propuesta del color suele ser vinculante para la propiedad si quiere recibir la subvención municipal.

Origen
El estudio de color ofrece una guía que resume las tonalidades originales de las fachadas y decoraciones de los edificios históricos. Su variedad cromática tiene su origen en los materiales utilizados, procedente de las tierras calcáreas y dolomíticas de la provincia, para la construcción de los edificios y elaboración de los pigmentos. Así, frente al habitual azul añil de muchas zonas del Mediterráneo, Málaga tiene su propia evolución por su entorno geológico.


Aunque la carta de colores del Centro cuenta con unas gamas cromáticas muy definidas, con 55 diferentes, las grandes familias son escasas: piedra y blanco, amarillo, ocre rojo, rojo, siena natural y azules. Éstas llenan la gran mayoría de las fachadas de los distintos estilos, aunque con predominancia de determinados colores por época.
Las canteras de Prado, Cerro de la Victoria, Churriana y Mijas fueron históricamente las principales abastecedoras de material de obra para la capital. Además hay que incluir la arena, necesaria en la mezcla del mortero, que en muchos casos provenía de las crecidas del río Guadalmedina.

MALAGA. Las tonalidades que definen una época. (LAOPINION)

Rehabilitación. Los estudios de los edificios antiguos del Centro Histórico han permitido sacar a la luz la variedad cromática de la ciudad, pero también descubrir el cambio de gusto estético con la evolución histórica.

Fachada del edificio entre Arcos de la Cabeza y Pozos Dulces.
Fachada del edificio entre Arcos de la Cabeza y Pozos Dulces. C. C.

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA Las modas en arquitectura son tan habituales casi como en la ropa. No son ajenas a estos vaivenes estéticos las fachadas de la ciudad. La época histórica en la que fueron construidas han definido el gusto por determinadas tonalidades y así se aprecia en los estudios que se han realizado para determinar el color original de los edificios.


Bajo cuatro o cinco capas de pintura, que casi explican la historia del edificio, se encuentra ese primer color que es hijo de una época. Los edificios barrocos, por ejemplo, que suponen alrededor de una quinta parte de los inmuebles del Centro, con unos 250, tiene sus colores favoritos en los ocres amarillos (29%) y el óxido rojo (28%). También se encuentra una alta presencia de las fachadas en piedra y blanco (25%), lo que casi completa el círculo de los edificios construidos en los siglos XVII y XVIII, ya que son mínimos los inmuebles que se salen de esa gama cromática.


Los edificios construidos a partir de 1830, cuando se impone el estilo neoclásico y ecléctico, representan el grueso de los edificios del Centro, ya que acumulan la mitad de los inmuebles existentes. En esa época se aprecia un cambio de tendencia decorativa, al perder peso los colores del Barroco y tender al uso de otros como los colores piedra y blanco (36%) o el ocre rojo (26%). Además, aparecen otro como el azul, en una cantidad testimonial, pero que se encuentra en el 5% de las fachadas de esta época. Además, a partir de esa época se empiezan a usar el juego de varios colores para resaltar elementos como balcones o detalles decorativos.


A partir del año 1900, cuando se empieza a extender el estilo modernista y regionalista, el tono piedra y blanco se extiende mucho más por la ciudad, hasta estar presente en el 42% de las fachadas de esta época, mientras que le sigue el amarillo, con un 29%.


La popularidad de la familia cromática de piedra y blanco desde el Barroco, especialmente en el siglo XIX y principios del XX, motiva su presencia en casi un tercio de todos los edificios que se han conservado en la ciudad.


El amarillo es también muy popular en el ámbito global, con el 24% del total de los inmuebles históricos del Centro; mientras el ocre rojo predomina en el 21% de las fachadas. La línea de ayuda de la Oficina Municipal del Centro Histórico para recuperar las fachadas pone especial énfasis en volver a utilizar la gama original de colores, lo que ha ido llenando la zona de tonos que habían quedado olvidados.

MALAGA. El pulmón verde ganado al mar. (MALAGAHOY)

La ampliación del puerto de Málaga a finales del siglo XIX, que impulsó el político malagueño Cánovas del Castillo, costó 6 millones de pesetas y permitió construir el Parque de Málaga

RAQUEL GARRIDO | ACTUALIZADO 10.10.2010 - 07:37
    ‘málaga hoy’ y el archivo histórico repasan la evolución del paisaje de la provincia. / donación gonzález edo
El auge que experimentó el tránsito marítimo de Málaga en la primera mitad del siglo XIX durante la etapa de desarrollo económico liderado por empresarios como Larios, Heredia o Loring hacía patente la necesidad de su reforma mucho antes de que se planteara. Fue el entonces presidente del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo, quien impulsó un ambicioso proyecto para ampliar el recinto portuario y conformar la estructura moderna que ha conservado hasta la actualidad.

La idea visionaria del político malagueño se convirtió en una realidad gracias al proyecto que el ingeniero Rafael Yagüe terminó en el año 1876. Su propuesta incluía el diseño de un puerto amplio que contemplaba la construcción de los muelles 1 y 2 tras una compleja obra para la época que hacía necesario ganarle al mar unos 150 metros de longitud. Todo un reto. Sólo había un inconveniente: la financiación. Unos 6 millones de las pesetas de entonces que obligaba a vender parte de esos terrenos conseguidos al rebajar la línea de muelle.

El escollo parecía solucionado cuando sobrevino una grave crisis que únicamente se pudo salvar gracias a que el Estado adelantó el dinero necesario a la entonces Junta de Obras del Puerto para que pudiera terminar la obra. Ese último empujón al proyecto por parte de Cánovas del Castillo evitó que hubiera que vender los terrenos ganados al mar y que fueran regalados a la ciudad para construir el que hoy es uno de los jardines de flora subtropical más importantes de toda Europa. Fue, según el ingeniero técnico industrial y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, Manuel Olmedo Checa, “el mayor cañonazo urbanístico de la época” en el que se trataba de aprovechar una superficie de 900 metros de largo por cien de ancho.

Pero aunque la plantación del parque comenzó en 1899, el terreno se había empezado a rellenar veinte años antes con los restos del derribo que se llevó a cabo de las casas de la falda sur de la Alcazaba y los acarreos que se extrajeron tras el dragado del cauce del río Guadalmedina. Para construir las escolleras de los nuevos diques del puerto se utilizó, en cambio, el material procedente del monte de El Morlaco que tuvo que ser llevado en barcazas hasta el puerto y más tarde por tierra desde la cantera de Almellones, en el barrio de El Palo.

La ciudad recibía esta majestuosa obra por parte del Estado el 2 de agosto de 1897 y, paradojas de la vida, justo seis después el que fuera su mayor impulsor murió asesinado a manos de un anarquista italiano cuando veraneaba en el balneario guipuzcoano de Santa Águeda. Varias remodelaciones más le siguieron hasta que hace varios años comenzó un ambicioso plan para mejorar el puerto tras dos décadas de continuados retrasos.

MALAGA. El hotel de Moneo, querido por las instituciones pero rechazado por varios colectivos. (ELMUNDO)


Recreación del hotel de Moneo. | ELMUNDO.es

Recreación del hotel de Moneo. | ELMUNDO.es

El proyecto de hotel diseñado por el prestigioso arquitecto Rafael Moneo y previsto por Promociones Braser en la calle Hoyo Esparteros, junto al río Guadalmedina, cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Málaga y Junta de Andalucía, pero tiene el rechazo de algunos colectivos sociales como la Asociación de Defensa del Patrimonio Málaga Monumental, la Asociación de Monitores Medioambientales Almijara y la Asociación para la Defensa y Difusión del Patrimonio de la Costa del Sol Occidental, Cilniana.

Las administraciones públicas acordaron recientemente modificar el Pepri Centro en la orilla este del río Guadalmedia para regularizar las edificaciones que ahora están fuera de ordenación e incrementar la altura establecida, lo que posibilitará la aprobación del proyecto impulsado por Braser, el cual prevé la construcción de un hotel de ocho plantas, más baja más ático, el doble de lo actualmente permitido.

En estos momentos la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga trabaja en la elaboración del estudio requerido por la Consejería de Cultura de la Junta para iniciar la modificación del planeamiento y en breve comenzarán las reuniones de la comisión técnica prevista para hacer posible dichos cambios, según confirmaron a este periódico fuentes de Urbanismo.

La altura máxima posible hasta ahora es de cinco plantas, pero el Consistorio ha instado la revisión de toda la fachada del río desde calle Cisneros hasta el colegio público Luis de Góngora.

El acuerdo institucional ha activado una movilización ciudadana en las redes sociales y hasta el momento se han reunido 160 firmas en un manifiesto contrario a la construcción del hotel, ya que se considera que la elevación generalizada de alturas en el margen izquierdo del río «consolidará una barrera física y visual, iniciada en décadas pasadas, que dividirá para siempre la ciudad moderna de la histórica, con el peligro de iniciar un efecto dominó de impredecibles consecuencias».

Muestra de la arquitectura malagueña

Este documento recuerda que en los terrenos previstos para el hotel «tan solo queda un edificio, conocido como La Mundial, que formaba parte del catálogo de edificios protegidos del Ayuntamiento de Málaga, pero que recientemente descatalogaron para allanar así el camino». Se trata de «una valiosa muestra de la arquitectura malagueña decimonónica que, con sus cierros curvos y su abigarrada rejería, hace de contrapunto al sobrio Mercado de Atarazanas». Dicho edificio será derribado para posibilitar la construcción del hotel.

Asimismo, los firmantes del denuncian «la destrucción de una parte significativa de la trama del centro histórico a pesar de estar protegida como BIC», pues desaparecerá la actual plaza triangular, en la cual se instalaron los esparteros a partir de 1728, en un espacio en forma de V delimitado por el desaparecido castillo de San Lorenzo, la plaza de Arriola y el paredón del Guadalmedina. La forma de la plaza quedó así condicionada por la actividad –en ella se maceraba el esparto– y por la construcción de talleres, almacenes y viviendas, algunas todavía en pie.

No obstante, el manifiesto aclara que los firmantes no están en contra del edificio proyectado por Moneo, «sino del lugar elegido para levantarlo», pues consideran que hay en la ciudad ubicaciones «mucho más idóneas donde su encaje urbano sería menos problemático».

A su juicio «resulta paradójico que nuestros políticos se unan por primera vez para ir en contra de los ciudadanos» y defiendan en su lugar «intereses particulares».

Por su parte desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga se considera positiva la intervención de Moneo en la zona, pero se cuestiona que sea precisa la modificación del Pepri Centro, pues con el proyecto hotelero se podía justificar la posibilidad de hacer una excepción puntual y permitir el exceso de altura sin necesidad de revisar el Plan Especial del Centro.