lunes, 5 de noviembre de 2012

Urbanismo de chapa y pintura (Málaga Hoy)


Las partidas para la Gerencia en el año 2013 limitarán su intervención a microactuaciones · El bulevar sobre el soterramiento recibirá unos 7 millones
SEBASTIÁN SÁNCHEZ / MÁLAGA | ACTUALIZADO 05.11.2012 - 01:00
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Sede de la Gerencia de Urbanismo, que acabó costando 36 millones de euros, 16 más de lo previsto.

El declive de la Gerencia de Urbanismo como motor de la ciudad de Málaga sigue agrandándose a pasos agigantados. De ser el departamento referencia de cuantas intervenciones se han desarrollado en la capital de la Costa del Sol en la última década, llegando a asumir actuaciones que no son propiamente de su competencia, pasa ahora a ser un ente con capacidad para el mantenimiento de la urbe y la adecuación de algunas de sus taras. De los grandes proyectos, Málaga pasa a un urbanismo de chapa y pintura. 

´El arquitecto que espera a que le lleguen proyectos ha muerto´ (La Opinión)


El Director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Málaga pide a la ciudad que solicite más la opinión de los arquitectos sobre problemas reales







Santiago Quesada, en el centro de la ciudad.
Santiago Quesada, en el centro de la ciudad.  Gregorio Torres
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Ha aterrizado en el cargo con el inicio de curso, pero lleva ligado a la docencia desde que se graduó hace 25 años. Este Premio Extraordinario de Doctorado ha pasado antes por las escuelas de Roma, Bruselas, Palermo, El Salvador y Milán.

JOSÉ TORRES ¿Le ha dado tiempo a tomar grandes decisiones?
Grandes no, pero el día a día siempre exige decisiones para continuar la estrategia. El modelo de escuela es crear un referente con un valor añadido que le distinga de otras. El objetivo es que sea un destino tanto para los malagueños como para estudiantes de fuera.
La titulación de Málaga es relativamente joven. ¿Es eso un pro o un contra?
La escuela empieza a sacar a sus primeros arquitectos. Ahora mismo cuenta con 450 alumnos, una cifra idéntica a Harvard. Este tamaño es un gran valor porque nos permite aspirar a una calidad y a una excelencia que se puede conseguir. La relación entre el tutor y el alumno es estrecha, es una escuela ágil a la hora de tender redes con otras redes y cuenta con una gran internacionalización.
¿Internacionalización?
Sí. Contamos con veinte programas de intercambio en Europa, media docena en Asia y cuatro en América. Cuando el estudiante vuelve lo hace enriquecido con la experiencia de cada país y desde ese momento son una punta de lanza para en las relaciones internacionales.
¿Qué imagen tiene el arquitecto español en el extranjero?
Se sorprenden mucho de nuestra forma de trabajar porque fuera se trabaja más en equipo y nosotros somos más individualistas, pero la verdad es que estamos muy bien valorados en todo el mundo.
¿Cómo afrontan la crisis los arquitectos?
Esta crisis está provocando un reposicionamiento. El modelo clásico del arquitecto generalista que vale para todo se está quedando atrás. Se tiende a una especialización muy concreta. El arquitecto que espera en su estudio a que le lleguen proyectos ha muerto. Ahora crean plataformas, son activos y quieren satisfacer las necesidades la sociedad.
Con lo que está cayendo, ¿qué consejo le daría a aquellos jóvenes que crean que no es buen momento para estudiar arquitectura?
Yo nunca tomaría esta profesión desde el punto de vista económico. La arquitectura busca mejorar las condiciones de los seres humanos con los medios disponibles. El que quiere ser arquitecto quiere aportar algo a la sociedad. Es pura vocación y no debería verse como un trabajo para ganar dinero. Si te fascina hacer algo para mejorar la calidad de vida del ciudadano lo demás viene dado. Cuando alguien trabaja en su pasión la sociedad termina devolviéndole lo que le ha dado. Eso no se puede pagar.
¿La recuperación económica supondrá la vuelta al ladrillazo?
Estoy convencido de que este asunto se puede, se debe y se va a reconducir. Las smart grids del barrio de la Misericordia o el proyecto Smartcity Málaga son buenos ejemplos de que hay alternativas de modelos de ciudad. Hay que hacer más con menos, pero será un proceso lento, paulatino y, sobre todo, sostenible.
¿Qué solución tienen todos esqueletos de hormigón abandonados por la Costa del Sol?
Es una buena pregunta y un asunto difícil porque en medio hay decisiones políticas y empresariales. Desde el puto de visa de la escuela sería un buen reto de investigación e imaginación.
¿Se implica la escuela con los proyectos de Málaga?
Por supuesto. Los profesores y las asignaturas trabajan sobre solares urbanos, sobre elementos problemáticos reales. Es necesario que la escuela esté presente en la ciudad y dar respuesta a todo el territorio, pero también queremos que la ciudad nos pida opinión sobre problemas no resueltos. Los profesores tienen una gran iniciativa en este sentido, y un ejemplo son las tesis que se han hecho sobre el puerto o sobre la arquitectura de los años sesenta.
Entonces, ¿qué le parece más viable? ¿El tramo del metro en superficie que se ha planteado ahora o el subterráneo?
Urbanísticamente es más viable subterráneo. Y más en la zona de la Alameda y el Parque, que es un pulmón verde junto al puerto y una parte importantísima de la identidad de la ciudad. En superficie supondría una barrera importante en todos los sentidos. Si es una cuestión de dinero, creo que no se puede hipotecar el futuro de una ciudad por una cuestión económica. Antes de tomar una decisión así habría que tener en cuenta todas las repercusiones y preguntarse cuánto cuesta la identidad de una ciudad.