domingo, 9 de enero de 2011

El pasado árabe de Fuengirola (Málaga Hoy)

El castillo de Sohail, que tuvo una función eminentemente militar, fue el origen del municipio que hoy en día ha conseguido convertirse en un referente turístico en toda la Costa del Sol

RAQUEL GARRIDO / MÁLAGA | ACTUALIZADO 09.01.2011 - 01:00
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El desarrollo que ha sufrido la costa en el último siglo lo ha ido encajonando con el tiempo pero aún hoy en día el castillo de Sohail sigue siendo el símbolo por excelencia de Fuengirola. Es de origen medieval, de la época musulmana, y ocupa una elevación situada en un punto estratégico de la costa desde la que se domina buena parte del litoral malagueño.

Su presencia es anterior a la localidad de Fuengirola, que no se desarrolló como tal hasta bastante tiempo después por la sencilla razón, según el historiador Víctor Heredia, de que "la primera línea de costa era un espacio siempre peligroso por la amenaza de los asaltos de los piratas berberiscos, que desembarcaban, rapiñaban lo que podían y secuestraban a las personas que encontraban cerca".

Esta amenaza explica la red de torres de vigilancia que recorre todo el litoral, y que todos los núcleos urbanos antiguos entre Málaga y Marbella estén en alto, como Mijas y Benalmádena. Torremolinos y Fuengirola crecieron al abrigo de sendas fortificaciones que les daban protección.

El castillo de Sohail defendía la costa y la aguada de la desembocadura del río Fuengirola, que era un punto de abastecimiento de los barcos que navegaban por la zona. Su función militar se prolongó hasta el siglo XIX y fue escenario de una épica batalla durante la Guerra de la Independencia. Según el historiador, el 15 de octubre de 1810 se produjo un ataque de fuerzas mixtas angloespañolas, que sumaban 2.000 soldados, contra la guarnición napoleónica que ocupaba el castillo, formada por 500 polacos que luchaban en el ejército francés, y que consiguieron repeler el ataque.

El castillo también servía para la vigilancia del camino que recorría la costa entre Málaga y Marbella, origen de la posterior carretera N-340. El estrecho puente de hierro daba continuidad a la carretera atravesando el río Fuengirola.

El acceso al municipio se realizaba a través de la carretera costera que, procedente de Málaga, atravesaba la zona de Carvajal, Los Boliches y el propio núcleo urbano para seguir, después de cruzar el río Fuengirola por un puente metálico construido a principios de siglo, hacia Marbella. Es decir, Heredia aseguró que la carretera no sólo era la principal vía de entrada al pueblo sino que articulaba las comunicaciones del término municipal y ponía en contacto los diferentes centros de población que se extendían por el mismo.

El puente metálico fue destruido en la Guerra Civil y fue sustituido por uno de madera que solventó el cruce del río de manera precaria durante varios años, hasta que se construyó uno nuevo. El transporte colectivo por carretera empezó a funcionar en 1923, cuando se puso en marcha el servicio de autobuses que unía las poblaciones de la costa. Elautoexpress, como era denominado inicialmente el luego popular Portillo, tenía su administración en Fuengirola en la Fonda Donoso. Entonces el trayecto entre Málaga y la Villa Blanca costaba 4,65 pesetas.

La erosión en el Limonar iguala a la de una catástrofe para la ONU (Málaga Hoy)

Un estudio realizado en Colinas del Limonar advierte que el desmonte que se llevó a cabo y las intensas lluvias han hecho que se pierdan hasta diez centímetros de suelo

RAQUEL GARRIDO / MÁLAGA | ACTUALIZADO 09.01.2011 - 01:00
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Obras paradas en la futura urbanización de lujo de Colinas del Limonar de la capital.

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Vista de los muros de contención que se realizaron en la zona.

Muchas fueron las voces que advirtieron hace ya algunos años de los enormes riesgos que acarrearía para la zona del Limonar la construcción de la que probablemente sea la urbanización más cara de la ciudad. Ha llovido mucho desde entonces y, aunque en apariencia la naturaleza ha sabido hacer frente sin demasiados problemas a un brutal movimiento de tierras y un gigantesco desmonte, lo cierto es que la zona ha sufrido una pérdida de suelo unas cinco veces superior a lo que la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas recomienda como tolerable.

Los datos arrojados por los cien medidores de erosión que fueron instalados sobre el terreno donde se prevé levantar la urbanización de lujo bautizada como Colinas del Limonar no dejan lugar a dudas. Fueron colocados en octubre de 2008 y retiradas hace apenas unos días, dos años en los que casualmente han marcado récords históricos en lo que a precipitaciones se refiere. La intensidad de las lluvias, unida a la desprotección casi total que sufrió la zona por el desmonte que se realizó, han provocado según el profesor de Geografía Física de la Universidad de Málaga, José Damián Ruiz Sinoga, que haya partes donde se han perdido hasta diez centímetros de suelo en apenas dos años.

El rebaje medio que se ha producido en este terreno, según los datos de las sondas, es de 4,7 centímetros en estos dos años. Es decir, unas 470 toneladas de suelo por hectárea. Si se tienen en cuenta las recomendaciones de la FAO, a partir de una tasa media anual de 235 toneladas por hectáreas la situación pasa a ser considerada como "catastrófica".

La degradación de este suelo ya era alta antes de que comenzaran las obras de Colinas del Limonar. Pero, según el experto, la actuación "disparó" los procesos de erosión. Primero, por la gran capacidad de movilización de suelo como consecuencia de las escorrentías al haberse removido el material y, segundo, porque la poca protección que tenían los suelos en el estado previo desapareció a raíz de las obras "desprotegiéndolos casi por completo ante precipitaciones intensas", advirtió.

Al final de la temporada de lluvias del año pasado, los responsables del proyecto se congratulaban públicamente de que la incidencia sobre los terrenos y los embovedamientos de los arroyos habían sido "impecables" dados los trabajos previos de consolidación de taludes que se habían llevado a cabo.

Pero, aunque si bien es cierto que no se produjeron inundaciones a pesar de la intensidad y de la continuidad de las lluvias del pasado invierno, la pérdida de suelo se ha producido y toda esa cantidad de material que fue arrastrado por las escorrentías, se ha ido depositando en la desembocadura del arroyo de la Caleta "formando un cono aluvial que sin duda modificará la dinámica del litoral".

Las características del terreno donde se pretende levantar el descomunal conjunto residencial obligó a las empresas impulsoras al embovedado de los dos cauces que discurren por la futura urbanización para reducir el riesgo de inundaciones. Desde el comienzo de los trabajos, allá por el año 2005 aunque ya aparecía contemplado en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) aprobado en 1997, las máquinas han movido unos tres millones de metros cúbicos de tierra para ejecutar un proyecto que ha sido objeto de diversas variaciones. La última fue aprobada por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga el pasado verano y posibilitaba reducir las viviendas unifamiliares previstas en la zona a 174, mientras que se incrementaban las plurifamiliares hasta 800.

Eso será si se resuelve la difícil situación financiera que atraviesa actualmente la empresa promotora del proyecto, Noriega, que se encuentra en concurso de acreedores por la enorme deuda que acumula. Sólo en la provincia de Málaga, la constructora cordobesa del grupo Sánchez-Ramade adeuda 16 millones de euros entre autónomos y pequeñas y medianas empresas.

De momento, la empresa no ha aclarado nada sobre el futuro de esta obra que optó por asumir en solitario después de romper su alianza empresarial con Ferrovial en 2008. La crisis ha frenado los intereses urbanísticos en la zona, pero el daño ambiental ya está hecho.

Los promotores cierran 2010 sin apenas proyectos ni planes de futuro (Málaga Hoy)

El número de viviendas visadas en la provincia el pasado año alcanzó las 2.362 unidades, el segundo registro más bajo desde 1960 · Sólo Marbella, Mijas, Torremolinos y Antequera tienen un alza

ÁNGEL RECIO / MÁLAGA | ACTUALIZADO 08.01.2011 - 01:00
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Ver cualquier municipio malagueño lleno de grúas se ha convertido en una estampa histórica, como esta imagen de archivo.

Se esperaba un mal año y los datos oficiales lo han confirmado. El sector de la construcción está de capa caída en la provincia y, lo que es más preocupante, sin grandes planes de futuro, al menos, a corto plazo. Los promotores y constructores basan su negocio principalmente en dos patas: la obra privada y la pública. En el primer caso, la promoción de nuevas viviendas, es decir, lo que garantiza el trabajo y los ingresos para los dos próximos años, está prácticamente parada. El año pasado apenas se visaron en el Colegio de Arquitectos de Málaga 2.362 inmuebles. Es un 30% menos que el año anterior, que ya fue paupérrimo, y supone un nuevo hito negativo en la historia del sector en Málaga. De hecho, en los últimos 50 años solo hubo un registro menor en 1960, cuando se proyectaron 2.004 viviendas si bien la población de la provincia en aquella época era menor así como la demanda.

Los números (ver tabla adjunta) son decepcionantes en la mayoría de los grandes municipios. Sólo Marbella, impulsada por la aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y por una cierta sensación de brote verde en el ambiente, ha presentado, dentro de la mediocridad, un volumen aceptable. En Torremolinos, Mijas y Antequera también hubo un crecimiento de proyectos en 2010 pero de muy pequeña envergadura.

De las escasas viviendas que se visaron el año pasado, la mayoría son de renta libre. La vivienda de protección oficial, a pesar de la supuesta demanda existente y del supuesto interés de las Administraciones por llevarla a cabo, sigue siendo una rara avis. Sólo se visaron 556 en todo el año 2010 y la gran mayoría se concentraron en la capital (202), Vélez-Málaga (143) y Torremolinos (85).

A José Prado, presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP), no le sorprendieron ayer los datos del Colegio de Arquitectos toda vez que ya estaban siendo negativos trimestre tras trimestre. La justificación es siempre la misma. Clara y rotunda. "No vamos a construir más pisos hasta que no vendamos los 20.000 que tenemos en stock". Prado señaló que las viviendas que se han visado son "proyectos privados y pequeñas promociones" y subrayó que está "todo parado".

Al principio de la crisis cayó en picado la compraventa de pisos por el alto precio de éstos. Muchas personas habían comprado inmuebles sobrevalorados por encima de un 30% y exigían la misma cantidad. Los compradores prefirieron esperar y el tiempo les dio la razón ya que ahora hay viviendas en el mercado por menos de 150.000 euros que hace apenas tres años costaban el doble. No obstante, Prado afirmó que "ya no dependemos solo de los precios hasta el punto de que la gente ya ni pregunta, porque lo que realmente les importa es si seguirán trabajando el mes que viene".

El desempleo es un grave problema en la provincia pero también lo es, incluso más, la desconfianza. Las personas que están trabajando no se atreven a realizar grandes gastos por si cambia su situación o simplemente por miedo, mientras que el que no tiene un empleo ni se plantea adquirir un piso. A esa situación hay que añadirle la dificultosa tarea de conseguir un crédito. Los promotores se quejan por activa y por pasiva de que los bancos y las cajas de ahorro apenas dan hipotecas a los posibles compradores, sobre todo, si vienen de promociones que no están en manos de la entidad financiera. En la VPO está ocurriendo lo mismo y ya hay miles de adjudicatarios que finalmente no han podido comprar la VPO que les tocó en el sorteo porque no han podido conseguir el crédito.

La segunda pata del sector es la obra pública y las Administraciones Públicas han anunciado severos recortes en su inversión. "Ni siquiera los ayuntamientos pagan las obras que ya se han hecho", se quejó Prado quien, con este contexto, auguró un mal 2011 con un posible incremento del paro en el sector.

No corren buenos tiempos para la construcción y lejos quedaron las 45.000 viviendas visadas en 2006. No es el modelo óptimo de desarrollo desde un punto de vista sostenible y medioambiental, aunque tampoco es lógico que no se alcancen los 3.000 visados. El sector aboga por un volumen intermedio y, para ello, cuentan con la nota positiva, por ejemplo, de la reciente aprobación del PGOU de Málaga. Un documento que los promotores llevaban años reclamando pero que les ha pillado con el pie cambiado y con escasos recursos económicos.

Antonio Vargas: «El urbanismo no se puede diseñar en función de por dónde vaya la tuneladora del metro (La Opinión)

Una vez aprobado el PGOU los inversores cuentan con mayores garantías y seguridad, se consolidan unas nuevas reglas de juego pero, a juicio del máximo representante de los arquitectos malagueños, no se establece un modelo de ciudad. El planeamiento malagueño regula el crecimiento hasta que se agote el suelo. ¿Qué se hará a partir de entonces? Antonio Vargas apuesta por la rehabilitación de las que ya llama barriadas históricas, y que se construyeron en los años 60 y 70 en la Carretera de Cádiz. Y critica los constantes cambios de opinión de los gobernantes


Antonio Vargas es el decano del Colegio de Arquitectos de Málaga desde el verano de 2009.
Antonio Vargas es el decano del Colegio de Arquitectos de Málaga desde el verano de 2009. Carlos Criado

IGNACIO A. CASTILLO. MÁLAGA
En julio de 2009 los arquitectos malagueños le eligieron decano de su Colegio. Prácticamente desde que accedió al cargo, Antonio Vargas ha instado a Ayuntamiento y Junta de Andalucía para que se pusieran de acuerdo en la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Málaga, ya que a su juicio se trata de una herramienta necesaria para hacer frente a la crisis económica. Ahora que sólo queda que se publique en el BOJA, analiza la ciudad y hacia dónde se dirige. ¿Hay o no hay un modelo? Vargas dice que no.

El 20% de los edificios de Málaga se han construido en la última década ¿Considera que este crecimiento se ha llevado de forma ordenada?
Málaga es una ciudad que siempre ha crecido en aluvión. En los años 60 era pequeña y de buenas a primeras se produjo un gran desarrollo urbanístico de forma paralela a la eclosión turística de la Costa del Sol, dado que Torremolinos entonces formaba parte de la capital. Este crecimiento se produjo de forma exponencial a lo largo de dos décadas y después hubo un parón, hasta el 2000. En la última década, efectivamente, se ha construido el 20% de los edificios de la ciudad actual. El plan de 1975 fue un planeamiento circunstancial; el de 1982 sí que representó un modelo del urbanismo, no sólo para Málaga, sino para todo el país… y los dos últimos no representan ningún modelo de ciudad, se limitan a señalar por dónde puede seguir creciendo la ciudad, hasta que se agoten las posibilidades de crecimiento.

Si como dice se trata de un PGOU que no establece un modelo, ¿por qué ha sido aprobado?
La Junta de Andalucía aprueba o desaprueba un planeamiento en función de la legalidad no en función del modelo urbanístico que represente ese plan. En ese sentido tengo que decir que el actual plan general de ordenación urbana de Málaga no es suficientemente ambicioso porque no plantea un modelo nuevo sino que lo único que hace es encajar una serie de modelos urbanos y de presiones de crecimiento urbanísticas. Y no es una reflexión que hagamos desde el Colegio de Arquitectos, sino que se ha derivado de las universidades andaluzas. A esto tengo que decir que es muy difícil conseguir representar un modelo de ciudad en un plan cuando se tardan siete años en redactarlo. Esto nos tiene que obligar a meditar y ver de qué manera podemos confeccionar nuevos instrumentos para redactar los planeamientos, creando figuras más ágiles para su redacción, pero igualmente garantistas para su desarrollo. Cuando tardas tanto tiempo, terminas resolviendo problemas que ya no existen.

¿Además de la parálisis de la construcción y la inseguridad de los inversores?
Que se añade, lógicamente. El plan de Málaga no es el mejor plan, pero al menos es un PGOU de consenso, aunque quedan pendientes muchas discusiones. Pero considero que ha sido acertado sacar el planeamiento del debate político que se va a generar con las elecciones municipales.

¿Las consecuencias de la crisis de la construcción en la provincia son mayores por culpa del retraso en el PGOU?
La crisis en la construcción hubiera sido la misma con PGOU o sin PGOU. El problema de la crisis es de la estructura económica de los países de Europa. Lo que sí puede tener consecuencias negativas es para salir más eficazmente de la crisis. Si no tenemos PGOU se pueden crear problemas derivados a la financiación y a la falta de liquidez. Ralentizaría sin duda la salida de la crisis. Tengo que destacar aquí el esfuerzo de la Diputación por redactar los planes a tanto pequeños municipios de la provincia, para crear certidumbre y poner en carga suelo disponible para los inversores.

¿Qué aporta entonces el PGOU después de tanto tiempo de debate?
Con el PGOU ya se establecen unas reglas de juego consolidadas. Confío en que dentro de pocos meses esté definitivamente resuelto. Las administraciones, en este caso, van a ser diligentes para dar seguridad a los inversores, porque el desarrollo y su dinamización va a depender y mucho de los empresarios.

Hablando de debates que se eternizan. ¿Qué me dice del hotel proyectado por Moneo en Hoyo Esparteros? El Ayuntamiento incluso se plantea ahora modificar elementos del PEPRI Centro.
En el hotel de Moneo hay algo más importante que el propio hotel, ya que el hotel es sólo la punta del iceberg que destapa la necesidad de modificar el PEPRI Centro. El debate que se ha generado surge por aspectos coyunturales, porque se quiere construir un hotel y no viviendas, porque es un sitio emblemático de cara al río, por la altura, por la firma del arquitecto que lo proyecta, por la inversión… Pero en realidad el problema está en el miedo a revisar el PEPRI.

¿Qué hay que revisar?
Habría que replantearse la altura reguladora, modificar el catálogo de edificios protegidos, incrementar las medidas de protección del patrimonio histórico y artístico para que algunos inmuebles no entren en ruina. Si los planes generales de ordenación urbana se revisan cada ocho años, no creo que sea necesario esperar 20 para revisar un plan más local como es el PEPRI.

¿Está a favor de que se construya el hotel entonces?
El Colegio está a favor de que se haga buena arquitectura. Si el hotel es de Moneo estamos encantados, si es de otro arquitecto, maravilloso. Pero la revisión del PEPRI no debe estar pensada para solucionar el problema del hotel.

¿Y qué me dice de la plaza de la Merced? Las obras empiezan en breve. ¿No ha echado de menos quizás que el Ayuntamiento convocara un concurso público para que los arquitectos malagueños pudieran aportar sus ideas?
En todas las ciudades, y Málaga no es una excepción, hay una tendencia a desarrollar los proyectos desde los servicios técnicos de la propia institución. Es legal y es lícito. Pero como Colegio debemos defender que se convoquen concursos abiertos y transparentes para hacer ciudad. Con esto no quiero decir, en absoluto, que los arquitectos municipales sean malos, todo lo contrario, sino que me gustaría una mayor participación del colectivo a través de estos concursos. A lo mejor sería hasta más rentable económicamente para el Ayuntamiento.

¿Ni siquiera les consultan?
Nunca. Nuestros pronunciamientos son siempre a toro pasado. A lo mejor encontrar una fórmula mixta no estaría mal. Quizás deberíamos entonar el mea culpa y reconocer que como Colegio hemos perdido años en fomentar un debate más intenso y constructivo con el Ayuntamiento sobre las actuaciones urbanas.

¿Está de acuerdo con el proyecto que finalmente se va a desarrollar en la plaza de la Merced?
Al menos parece que se va a respetar el modelo urbano del siglo XIX, como plaza de salón, con sus distintas alturas. Pero al principio no estaba claro. Es la única plaza que ha mantenido casi inalterable su fisonomía y querían pasarle la guadaña. Que me lo expliquen. Que me expliquen cómo por un lado se quiere respetar hasta los colores históricos de las fachadas de los edificios y por otro lado querían cambiar la plaza de la Merced y hacerla irreconocible.

¿Tiene la sensación, como muchos vecinos y comerciantes, de que el Ayuntamiento sólo cree que el Centro es la calle Larios?
Es normal que una ciudad que hace una apuesta por convertirse en capital cultural y en referente del turismo de cruceros empiece rehabilitando la puerta de entrada. Larios es una feria todos los días y como dice un amigo mío argentino, hasta los pobres parecen menos feos. Pero esto no significa que se dejen de la mano de Dios otras zonas próximas. Ésa debe ser la apuesta, sin duda.

¿Lo mismo podrían decir los vecinos de otras zonas de Málaga, que se siente agraviados con respecto al Centro?
El distrito Carretera de Cádiz, por ejemplo. No tiene límites. Es más grande que ciudades como Jaén o Córdoba. Y también necesita de una transformación urbana y del parque inmobiliario. Intervenir aquí es hasta más difícil que en el Centro, porque aquí no existe ese impulso del turismo. A nadie se le ocurriría hacer una turné por la barriada de Dos Hermanas, por ejemplo.

¿Los barrios históricos han dejado de ser ya la Trinidad o El Perchel?
Ahora son la Luz o la Paz o Las Delicias. Hay que seguir apostando por los arrabales y estas actuaciones no pueden ser como gotas de agua en el desierto, puesto que son el escaparate de la ciudad. Pero es fundamental también empezar a pensar en intervenir en estos barrios que surgen en los 60 y 70, porque hablar de extrarradio es un concepto equivocado. Uno no sabe bien si sigue en Málaga o en Torremolinos, por el oeste; o en Málaga o el Rincón de la Victoria, por el este. Esas casas de la Carretera de Cádiz tienen malas calidades y energéticamente son deficientes, aunque eran buenas para la época. Esos barrios necesitan de una intervención y para ello hay que aunar a todas las administraciones. Además, cuesta menos rehabilitar un edificio así que tirarlo.

¿Entenderían los malagueños que se destinara dinero público a una rehabilitación que no incluye patrimonio histórico?
Entre los arquitectos los tenemos todos muy asumido y sabemos diferenciar lo que es la rehabilitación de la Alcazaba, por ejemplo, de otros inmuebles que forman parte del patrimonio civil. Las administraciones, probablemente, también lo tienen asumido. El problema, efectivamente, puede estar en la población, pero se resolvería estructurando unos mecanismos que sirvieran para incentivar a los propietarios para que fueran ellos mismos quienes arreglaran sus pisos.

¿Peatonalizaría la Alameda?
Sería interesante, pero lo que no tiene lógica es presentar un plan de movilidad justo después de que se haya aprobado el PGOU. No se puede pensar cosas distintas para hacer a medida de que vaya avanzando la tuneladora. Así no se diseña el urbanismo. Peatonalizar la Alameda, sin duda, la haría más agradable para el peatón y para el comercio, pero no se puede plantear este proyecto de forma aislada. Hay que hacerlo de manera global. Peatonalizar el Centro Histórico ha sido una decisión acertada, aunque tienes sus inconvenientes que todavía hay que paliar. Era inevitable y además necesario. Hace sólo quince o veinte años, bajar al Centro daba miedo. Ahora hay mayor seguridad, al menos relativa. Y es porque las calles están vivas. Los centros no pueden asumir la entrada del vehículo privado. La respuesta está en el transporte público, que en Málaga tiene que estar pensado con un alcance superior al del propio término municipal.

Un modelo de ciudad en crisis (La Opinión)

La recesión económica ha cambiado el mapa de Málaga, que se ha encontrado con un fuerte frenazo en la construcción, antaño motor económico de la ciudad, lo que ha disparado el paro, las familias sin coberturas sociales y los desequilibrios


La ciudad presenta fuertes desequilibrios tras una década de crecimiento.
La ciudad presenta fuertes desequilibrios tras una década de crecimiento. Gregorio Torres

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA
Algo se ha roto en Málaga con la crisis. El modelo de la ciudad no funciona y ha dejado a la capital a medio hacer, con fuertes desequilibrios entre distintas zonas, altas tasas de paro y empobrecimiento, así como pocas perspectivas de una recuperación de la construcción, que ha sido el motor económico durante la última década.
El Observatorio del Medio Ambiente Urbano ha actualizado los datos de la Agenda 21, que analiza distintos parámetros sociales y económicos de Málaga y su evolución en el tiempo.

El panorama muestra cómo la desenfrenada actividad de la construcción ha cambiado la faz de la ciudad en apenas 15 años. En ese tiempo se ha incrementado en un tercio el número de viviendas disponibles en Málaga, alcanzado casi el cuarto de millón. Esto se traslada en un fuerte proceso de ocupación de nuevos terrenos, en concreto de 2.100 hectáreas, lo que ha llevado a ocupar el 18% del suelo disponible en el municipio, cuando en 1995 estaba construido el 12,45%.

El litoral Oeste y Teatinos son las zonas que han acumulado este crecimiento de la ciudad, que ha tenido como efecto positivo una reducción de la densidad de la población, que ha bajado un 20% desde 1995 al repartirse la población por distintas zonas.

Esta distribución más racional de la población, con la ocupación de nuevas viviendas y la buena situación económica anterior, dio lugar a un mayor crecimiento del consumo eléctrico, muy por encima del equivalente a la población. Así, mientras Málaga incrementó su población un 6% entre 2002 y 2009, el consumo eléctrico lo hizo en un 58,7%.

Otro dato que se desprende de la Agenda 21 es que el aumento de la oferta dio lugar a un encarecimiento excesivo de su coste. Baste recordar que en el año 2000 se necesitaban, como media, 9,7 años de sueldo para comprar una vivienda, relación que ascendió a 28 años de sueldo en 2006, justo el pico de la época del boom. Con la crisis, la accesibilidad de la vivienda ha mejorado, aunque siga a niveles altos, ya que se estima que en 2009 eran necesarios 21,1 años de sueldo.

La caída de la construcción, en cambio, ha supuesto un duro golpe al empleo y a la actividad económica. Este sector había ido ganando peso en la actividad de la ciudad, pasando del 9% del PIB en 1995 al 14,6% en 2008. La paralización de su actividad supuso una caída del 4% en el PIB de la provincia. La capital no ha sido ajena a esta circunstancia y, más allá de los números macroeconómicos, hay una importante tasa de paro en la ciudad, con más de 70.000 afectados.

El incremento del paro ha dado lugar a un empobrecimiento acelerado de la ciudad. La tasa de asistencia a los centros sociales comunitarios para pedir ayuda habla por sí sola, ya que en 2009 atendieron a 53.271 personas, el 9,21% de la población, frente a las 47.800 personas del año 2007.

Población y consumo
El acelerado crecimiento del parque residencial en la última década ha dado lugar a que aparezcan desequilibrios en los equipamientos y zonas verdes disponibles. Hay zonas de la ciudad que disponen de menos de 5 metros cuadrados de espacio verde por habitante. Son los casos del entorno de la Rosaleda, la Prolongación de la Alameda, el Puerto de la Torre, Bahía de Málaga y el Litoral Este. En el lado contrario están aquellas partes de la ciudad que superan la media municipal de 6,46 metros por habitantes. Destacan Campanillas, Teatinos, Centro y Pedrizas, aunque con matices. La zona Centro es una de las menos pobladas y cuenta con amplias espacios verdes históricos, como el Parque o Gibralfaro, que tienen una vocación de servicio a toda la ciudad.

Si atendemos a la población, se aprecia que un 27,2% de los habitantes de la ciudad tienen una pequeña zona verde –de entre 1.000 y 5.000 metros cuadrados– a más de 300 metros de distancia de su vivienda, cifra que sube al 41% cuando se habla de parques de tamaño medio a menos de 500 metros.

La incorporación de nuevos espacios de la ciudad al núcleo urbano también ha alejado a importantes segmentos de la población de servicios básicos, como mercados, centro de salud, hospitales, centros de ocio o culturales, entre otros.

El caso más llamativo es la carencia de mercados, ya que un 63% de la población no dispone de uno de estos recintos en un radio de 500 metros de su vivienda, distancia que se considera su ámbito de influencia habitual.

«Hemos sido ingenuos y la Junta negligente» (SUR)

Propietarios de viviendas ilegales en la Axarquía dan el salto a la política para defender sus casas
09.01.2011 -
EUGENIO CABEZAS
LA VIÑUELA.

«Es cierto que nosotros hemos podido ser ingenuos al comprar casas que no eran legales, pero lo que está claro es que la Junta de Andalucía estuvo durante muchos años mirando para otro lado, e incluso ahora con una ley en vigor tampoco están haciendo demasiado por controlar la situación, y por tanto ha sido negligente». Con estas palabras describe el belga Mario Blancke la situación que viven los propietarios de las alrededor de diez mil casas ilegales construidas en la comarca de la Axarquía en la última década. Después de dejar atrás una vida de trabajo en sus países de origen, y tras unos primeros años de tranquilidad, desde la entrada en vigor de la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA), en 2003, la espada de Damocles de las impugnaciones de licencias y la amenaza de una posible demolición de las viviendas en las que invirtieron todos o buen parte de los ahorros de una vida de trabajo, les hace vivir «angustiados y muy preocupados».

«La situación es surrealista, una locura, y algo totalmente incomprensible. No puede ser que hace seis, siete u ocho años, cuando empezamos a construir nuestras casas, o cuando vinimos desde nuestros países a comprar aquí, nadie nos dijera que eran ilegales y que podían ser derribadas. Nos sentimos engañados y estafados», dice Philip Smalley, un británico de 64 años que tras trabajar de comercial en Inglaterra, en 2002 decidió comprarse una parcela en La Viñuela y construirse allí una casa.

«El terreno tiene 5.350 metros cuadrados, y la casa que me construí hasta 2007 tiene 170 metros. En ningún sitio me dijeron que tuviera ningún tipo de problema legal, todo el mundo me firmó los papeles y licencias, el Ayuntamiento, los notarios, los abogados... Y al cabo de tres años me ha venido una carta de la Junta de Andalucía en la que me dicen que mi casa es ilegal, que la licencia otorgada por decreto del alcalde de La Viñuela, Juan Millán, está invalidada, que fue impugnada y que no sirve», cuenta con preocupación Philip Smalley.

«Lo más surrealista es que la ley dice que mi casa tiene que tener una vinculación al uso agrícola, ganadero o forestal, ¿y qué voy a hacer yo, con 64 años?», se pregunta. «He recuperado las antiguas viñas y estoy muy orgulloso de mi primera cosecha de vino, pero evidentemente no vivo de eso, tengo mi pensión inglesa», confiesa Smalley. Su caso es sólo uno más de los miles de foráneos que compraron o se construyeron casas en La Viñuela o en otras localidades axárquicas como Alcaucín o Canillas de Aceituno, y que a la postre y tras el devenir judicial o administrativo, han resultado ser ilegales.

«Impuesto revolucionario»
«Incluso tuve que pagar seis mil euros extras, que aquí decían que era algo así como un impuesto revolucionario, porque el Ayuntamiento me dijo que era para poder darme los servicios del arreglo de los carriles, y del alumbrado», continúa este británico, quien hace tres años, harto de esperar y muy preocupado por el futuro de su casa, decidió pasar a la acción y crear una asociación de afectados por viviendas ilegales en la Axarquía. Y es que sólo en la comarca más oriental de provincia se estima que existen unas diez mil casas fuera de ordenación, aunque esta cifra es elevada hasta las veinte mil según los grupos ecologistas de la zona.

De ahí nació Save Our Homes (SOHA), que traducido al español significa 'Salvemos Nuestros Hogares'. Comenzaron unos sesenta propietarios y ya son casi cuatrocientos. «La unión hace la fuerza, sólo unidos podremos conseguir buscar una solución a este problema tan complejo y que afecta a tantísima gente», opina por su parte Gary Miles, otro británico que compró una casa en La Viñuela. Su caso es todavía aún más sorprendente y preocupante si cabe, pues después de seis años desde que desembolsó el 75% de la cantidad que le pedía el promotor de un chalet situado «casi en el cielo», como él dice, en una empinada ladera con vistas al pantano de La Viñuela, que en estos primeros días del año ofrece una de sus imágenes más espectaculares, casi lleno gracias a a las abundantes lluvias, aún no ha conseguido unas escrituras en la que se diga que la casa en la que vive es totalmente suya.

«Está inscrita en el catastro, pero pone que tiene mil metros cuadrados, y por suerte aún no pago el IBI, pero el día que tenga que pagarlo, me van a pedir mucho, cuando la casa tiene 160 metros cuadrados», cuenta Miles, quien cree que los ayuntamientos son «los grandes responsables» de esta situación de desbarajuste, aunque también la Junta de Andalucía, «que durante muchos años ha estado mirando para otro lado». «No tiene sentido que ahora, tras muchos años sin hacer nada, quieran prohibirlo todo. Nosotros no estamos en contra de la LOUA, y somos conscientes de que se han cometido muchos desmanes, pero lo que no pueden hacer es demolerlo todo ni mantenernos con esta incertidumbre», argumenta Miles.

«Amnistía como en Marbella»
A juicio de estos británicos, otra de las contrariedades en las que incurren los dirigentes políticos autonómicos es «permitir la regularización de 18.000 viviendas en Marbella y no hacer lo mismo con las diez o veinte mil que hay en la Axarquía», se quejan tanto Smalley como Miles. «¿Por qué se ha podido dar una amnistía en Marbella y aquí no se hace lo mismo?», se preguntan.

Los dos británicos, como portavoces de SOHA y voces más activas, han tomado ya además la decisión de dar un paso más adelante, y tienen previsto ocupar los puestos segundo y tercero en las listas que presentará el Partido Andalucista en los próximos comicios municipales en La Viñuela, una candidatura que encabezará José Luis Gómez Peláez. «Pienso que podemos conseguir mucho más y ser más reivindicativos dentro del Ayuntamiento», opinan.

Por su parte, el belga Mario Blancke encabezará a Los Verdes en Alcaucín. Ninguno de ellos tiene experiencia previa en política, «pero tenemos ya suficientes conocimientos de la realidad de España, que es muy diferente a la de nuestros países de origen. Allí jamás pasaría nada parecido a lo de aquí», cuenta. «Demasiada gente ha estado durante demasiado tiempo mirando para otro. ¿Quién se ha enriquecido con todo esto?», se pregunta Blancke.