domingo, 16 de enero de 2011
MALAGA. El Auditorio de Málaga sale a la superficie. (SUR)
Málaga decide su futuro en el Guadalmedina. (LAOPINION)
El debate sobre embovedar el cauce del Guadalmedina nace con visiones contrapuestas. Desde cambiar lo menos posible a embovedar todo el tramo, el abanico de posibilidades es infinito. Al menos, todos coinciden en que hay que hacer algo.

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA Embovedar el Guadalmedina es una de esas ideas que sale a debate en la ciudad de cuando en cuando, –los más cínicos dirán que cada cuatro años–. Durante la última semana ha vuelto a la actualidad gracias a un informe elaborado por el Centro de Estudios y Experimentación (Cedex), dependiente del Ministerio de Fomento, que analiza el cauce del río a petición de la Fundación Ciedes. Los resultados han sido obvios. Las pruebas determinan que el cauce tiene la capacidad para la que fue diseñado y que si recibe más agua, se desbordará.
La presentación del informe, de hecho, ha permitido identificar tres posturas. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, aprovechó para reivindicar el valor del llamado Plan Guadalmedina, elaborado en el año 2000 y presentado en campaña electoral por Celia Villalobos. Esta propuesta planteaba cubrir todo el cauce, crear jardines, plazas y fuentes en la superficie, carreteras y líneas de metro por debajo y un cajón para el agua en la parte inferior.
De la Torre considera posible este proyecto cambiando la regulación de la presa del Limonero, que dejaría de ser de abastecimiento a permanecer medio vacía para retener posibles avenidas de agua.
En el extremo opuesto se sitúan Izquierda Unida y colectivos ecologistas. Estos insisten en que embovedar es caro y peligroso, ya que no se cuenta con seguridad total ante crecidas máximas en el cauce. La apuesta es crear un parque con vegetación de ribera en el lecho del río, que se inundable, pero que permita su uso como paseo la mayor parte del año.
A esto habría que unir una propuesta más del profesor de Geografía Física de la UMA, José Damián Ruiz Sinoga, quien defiende reforestar la cuenca del río, lo que permitiría reducir las torrentías y el aporte de piedras y barro que empeoren las riadas. Una medida que la ciudad lleva años esperando y que todavía no se ha acometido de forma eficaz y comprometida, reduciendo el nivel de seguridad de la ciudad.
Lo que parece claro es que antes de tocar el cauce urbano, hay que resolver la llegada de agua al río. De hecho, el embovedado, sea parcial o total, no se realizaría sobre la situación actual del río, sino que obligaría a poner la losa al nivel de la calle para que realmente se puedan unir las dos riberas. Eso, por supuesto, supone adecuar el cauce para que pueda mantener su capacidad de desaguar los 600 metros cúbicos por segundo con los que fue diseñado.
La idea del concurso internacional es una opción que cobra fuerza por distintas voces. El arquitecto Iñaki Pérez de la Fuente incide en que es necesaria una convocatoria de esta envergadura «porque es un proyecto de una importancia parecida a la ampliación del Aeropuerto». «Deberían participar los especialistas que haya en este tema a nivel mundial para ver las alternativas que se puedan plantear», recalcó Pérez de la Fuente, quien afirma que es momento de ser «ambicioso y que la crisis no sea una excusa que nos haga perder esta oportunidad».
El arquitecto Ángel Asenjo coincide en la necesidad de hacer un estudio en profundidad sobre la solución a realizar en el cauce, lo que determinará la conveniencia del grado de embovedado. «Es un tema de gran complejidad técnica que requiere un trabajo importante», reiteró Asenjo.
MALAGA. Cicatrices suturadas. (MALAGAHOY
Niza, Almería, Valencia y Monterrey son solo algunas de las ciudades que en las últimas décadas han convertido en realidad su aspiración por reconvertir sus ríos en espacios aprovechables para los vecinos
S. SÁNCHEZ · V. R. BAYONA / MÁLAGA | ACTUALIZADO 16.01.2011 - 01:00RONDA Los Merinos, urbanismo maleable. (ELPAIS)
El Instituto de Criminología destapa numerosas anomalías en el proyecto - El estudio apunta a que el planeamiento de Ronda se adaptó al interés privado.
El Consistorio ha tenido "sintomática diligencia" en allanar las trabas
Montaner, consejero que avaló el PGOU, ha hecho el plan de urbanización
DIEGO NARVÁEZ - Málaga - 16/01/2011
La preferencia de los poderes públicos por el desarrollo económico a ultranza les hace en ocasiones satisfacer intereses privados por encima de los objetivos de sostenibilidad socioeconómica y medioambiental, orillando incluso los condicionantes que imponen las leyes administrativas. Así cree el Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología (IAIC) que ha ocurrido en el polémico proyecto urbanístico de Los Merinos Norte en Ronda (Málaga), una urbanización con 783 viviendas de lujo, complejo hotelero, dos campos de golf y clubes hípico y de tenis, en un paraje de ocho millones de metros dentro del área de transición de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Nieves.
Una investigación sobre el macroproyecto de Los Merinos realizada por este instituto concluye que "hay numerosos indicios de que los grupos empresariales cuentan con la capacidad de influencia suficiente para sacar adelante el proyecto frente a gran número de contratiempos y de que éste se diseña, se proyecta en una determinada ubicación y se desarrolla de acuerdo con las autoridades, contando con que el planeamiento urbanístico se acomodará a sus necesidades de ejecución".
El estudio coordinado por el director del centro, el catedrático de Derecho Penal José Luis Díez Ripollés ha desvelado numerosas anomalías tanto en la tramitación administrativa del proyecto como en el entramado societario de sus promotores. Y pone en entredicho el funcionamiento de los controles de legalidad, tanto de la administración como de los tribunales. Critica, por ejemplo, que la juez de lo contencioso-administrativo Asunción Vallecillo primó el interés particular al negar la paralización cautelar de las obras de urbanización, en el recurso que puso la Junta contra el permiso concedido por el alcalde de Ronda, el socialista Antonio Marín Lara, que autorizó un movimiento del terreno superior al permitido en el Impacto Ambiental y cuando el proyecto tiene denegado el suministro de agua.
Por esta licencia hay abierto también un procedimiento penal tras una denuncia de Izquierda Unida. Las obras están paralizadas desde abril de 2008 pero por decisión voluntaria de la promotora ante la crisis económica.
Al Instituto de Criminología le llama la atención la "sintomática diligencia con la que la Administración municipal se ha ocupado de allanar los obstáculos", y pone de ejemplo que cuando se denegó por segunda vez el permiso para obtener agua del acuífero subterráneo del paraje, el Ayuntamiento se comprometió mediante convenio con la promotora a construir una conducción de agua desde el casco urbano a la urbanización, que dista 12 kilómetros.
El IAIC considera que ha habido una "maleabilidad" del procedimiento administrativo, con "trámites esenciales incumplidos" y decisiones "incoherentes" cuando no "contradictorias". Por ejemplo: el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado en 1994 declaró Los Merinos suelo urbanizable y, por tanto, obligaba a modificar el Plan Especial de Protección del Medio Físico de Málaga aprobado en 1987 en el que era complejo serrano, y pese a que este se publicó 20 años después, en 2007, no se incluyó el cambio. O que se aprobara al Plan de Actuación Urbanística del paraje en 1992, dos años antes del PGOU, que es el documento general que le sirve de base (es como aprobar el reglamento de una ley antes que la ley).
La investigación no encuentra argumentos suficientemente justificados para que un paraje con las condiciones ambientales de Los Merinos, catalogado como complejo serrano y aislado, a 12 kilómetros del casco urbano, fuera considerado suelo urbanizable no programado en el PGOU de 1994. Algo así es imposible desde la entrada en vigor de la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía en 2003.
Curiosamente, el documento de avance del PGOU fue presentado en 1990 por el entonces consejero de Obras Públicas e Infraestructuras, Jaime Montaner, cuando ya Golf and Country Club Ronda había comprado el suelo de Los Merinos con el propósito de levantar una urbanización. Montaner, arquitecto de profesión, fue 15 años después coautor del plan de urbanización que tiene impugnado la Junta.
MALAGA. Embovedar o no embovedar, esa parece ser la cuestión. (ELMUNDO)

Vista general del río Guadalmedina a su entrada a la ciudad. | J. Domínguez
- El alcalde y el presidente de la Diputación apuestan por embovedar
- La delegada de la Junta y el subdelegado del Gobierno se oponen
Susana Villaverde | Málaga
El informe del Cedex –organismo público dependiente del Ministerio de Fomento dedicado al estudio y experimentación de la obra pública– sobre la viabilidad de actuar en el cauce del río Guadalmedina ha generado un intenso debate en la ciudad, avivado aún más por el hecho de que las elecciones municipales son dentro de apenas cuatro meses. PP y PSOE ya se han posicionado con propuestas antagónicas y electorales, aunque es la Fundación Ciedes la responsable de impulsar el proyecto de integración del río en la ciudad y el seno escogido por todas las administraciones para alcanzar un acuerdo.
De hecho en Ciedes están representados el Ayuntamiento de Málaga, la Junta de Andalucía, la Diputación provincial y el Gobierno central. Además están la Cámara de Comercio, los sindicatos CCOO y UGT, la Confederación de Empresarios, el Parque Tecnológico de Andalucía, la Universidad de Málaga, la Federación de asociaciones de vecinos Unidad, el Puerto de Málaga y Unicaja. Las instituciones, incluso del mismo partido, tienen opciones diferentes para el río:
Ayuntamiento de Málaga
El alcalde, Francisco de la Torre, defiende abiertamente el embovedamiento del tramo urbano del Guadalmedina (unos tres kilómetros), ya que considera que el informe ve viable dicha actuación. De hecho, cree que es posible incluso aprovechar algunos de los elementos del plan presentado hace más de una década por la ex regidora Celia Villalobos, que recogía aspectos como meter en la parte inferior vías de comunicación y aparcamientos. A su juicio, el Plan Guadalmedina sería «una forma inteligente de utilizar ese espacio», ya que «por debajo cabe hacer de todo y por arriba podría ser un elemento de ornamentación». Para De la Torre, «el río se puede bajar de cota y, por tanto, podrían conectarse los espacios urbanos entre ambas márgenes y tener un espacio ajardinado y de encuentro».
Junta de Andalucía
La delegada del Gobierno andaluz en Málaga, María Gámez, que también es candidata del PSOE a la Alcaldía, en su papel institucional señaló que el informe «no apuesta por ninguna alternativa concreta y ofrece varias posibilidades para estudiarse, con determinados condicionantes que deberán de ser valorados», por lo que emplazó a la próxima reunión de la Fundación Ciedes para debatirlo. Esto fue el jueves; pero el viernes, ya como candidata, presentó abiertamente su opción «verde» y de espacio abierto para el Guadalmedina, oponiéndose de forma tajante a su embovedamiento.
Subdelegación del Gobierno
El subdelegado del Gobierno en Málaga, Hilario López Luna, subrayó en declaraciones a EL MUNDO de Málaga que la situación económica actual«no es momento para invertir ni acometer actuaciones», por lo que abogó por aprovechar este tiempo «en ver qué quiere la ciudadanía, sin posicionamientos previos y sin llevar el asunto a la contienda electoral, sería un error, creo que sería malo caer en una confrontación de opiniones». A su juicio, hay que averiguar si los ciudadanos quieren actuar en el cauce del Guadalmedina «y si esta actuación se considera prioritaria o hay otras que lo son más». Por tanto abogó por la participación y el diálogo en el seno de la Fundación Ciedes y reiteró que, «sin llegar a un referendum, pero debemos saber qué es lo que quiere la ciudadanía que se haga ahí».
Diputación Provincial
El presidente de la Diputación provincial, Salvador Pendón, aboga por el embovedamiento del cauce. A su juicio, la creación de un parque fluvial «en una ciudad con varios kilómetros de litoral» no tiene sentido. «Para compactar la ciudad debe haber una continuidad urbana; no podemos dejar por más tiempo esa cicatriz», aseguró a este periódico. Los embovedados en otras ciudades «han obtenido resultados extraordinarios y las expectativas urbanísticas de la zona en Málaga lo requieren, pues harán falta más vías de comunicación». Pendón considera que la ciudad está «desarticulada» y para hacerla más compacta «necesita una espina dorsal, no el Guadalmedina». Según dijo, hay supercicie suficiente para varios carriles de tráfico y para el uso público, así como para la instalación de «terrazas, puestos de flores o mercadillos». Lo que sí considera necesario es «agotar todos los estudios técnicos posibles, y si es posible entonces embovedar», porque de este modo Málaga «adquiriría una fisonomía urbana acorde al siglo XXI, más permeable y capaz de aprovechar ese espacio muerto en el centro».