lunes, 28 de enero de 2008

La bolsa o la viga (La Opinión)

Dado que las bolsas internacionales están que arden, en todas las naciones se están quemando los mismos ilusos de siempre que tenían una ilusión bursátil. En Málaga, sin ir más cerca, se cifró en 1.200 millones de euros de pérdidas el desplome de la semana pasada. A mi pobre entender, eso sí es una pasada. Por decirlo de un modo aséptico, casi cansino, resulta curioso que los expertos suelan destacar, indudablemente con razón, que quienes más padecen los terremotos financieros de los mercados de valores sean aquellos valerosos denominados, tal vez con un punto de paternalismo chirriante, "pequeños inversores". Como matizaba el otro día la sociedad Renta 4, los que poseen enormes fortunas en esta ciudad y sus costas pierden en semejantes casos un pastón, pero mucha más pasta atesoran ellos para consolarse y aguardar los célebres rebotes que aúpen de nuevo sus inversiones al taco. Por el contrario, pese a las clásicas llamadas gubernamentales a la prudencia estoica, al "pequeño inversor" le entra el acojono miserere y se deshace más temprano que tarde de sus acciones con pavor y saliva. Y cuantiosas pérdidas. Ay, entonces, de aquel iluso que encima no tenga aguante.Tras el estupor, el puñetazo en la mesa y las lágrimas, que apenas aportan soluciones, no resulta fácil encontrar los culpables de este tipo de desgracias. Si pequeños son los inversores damnificados, se ve que más pequeño, a despecho de las salmodias nacionalistas, es ya nuestro mundo. En aras de la precisión léxica, al efecto mariposa, criatura alada y aleve donde las haya, habrá que denominarla efecto liebre, que siendo menos aleve que la mariposa, es rapidísima: según los peritos del tema y hasta según los datos, la poca credibilidad que mereció en los Estados Unidos el plan propuesto por Bush para encarar la crisis hipotecaria se tradujo inmediatamente en un notable canguelo de los inversores japoneses, que, a su vez, sin pasar siquiera por las oficinas de Halcón Viajes, viajó como un rayo al corazón de las tinieblas de las bolsas europeas. La gallina económica correcaminos.Hace algunos años, frente al dilema de jugar en Bolsa o meter el dinero bajo una loseta, no pocos ciudadanos malagueños de posibles decidieron, tan hegeliana como prosaicamente, apostar por "el cemento". Basto nombre para tan vastas ganancias hasta ahora. Ahora, sin embargo, también ahí han llegado las rebajas pesimistas. Aunque se haya iniciado, al menos sobre la maqueta, la construcción del auditorio de Málaga, y esté previsto poner la casa de Gerald Brenan y Gamel Woolsey en Churriana a la altura estética y ética de los personajes que la habitaron, y los minipisos retornen a la palestra de las soluciones, la construcción empieza a ser un quebradero de cabeza hasta para los famosos. Toda vez que el chalet marbellí de Antonio Banderas está tocado del ala de la legalidad, ¿quién le echa arrestos a edificarse un futurito edificando? ¿Y quién jugando a la Bolsa? A partir de hoy veremos si hay rebote, como el jueves o el viernes pasados, o si, como siempre, los "pequeños inversores" siguen rebotándose con colmo.

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