La Junta reconoce que la demora en licitar las obras en la Alameda Principal y el Parque retrasará este hito al menos hasta 2016
«Ya está estudiado todo lo que había que estudiar». Tras guardar silencio durante las últimas semanas, en las que ha arreciado el debate tanto sobre los plazos (hacerlo ya o posponerlo), como sobre la fórmula para lograr que el suburbano llegue hasta la plaza de la Marina y La Malagueta (en subterráneo o en superficie), el director de la Oficina del Metro, Enrique Salvo, salió ayer al paso de los comentarios y quiso zanjar la polémica tirando de hemeroteca. «El proyecto está más que desarrollado, con un alto grado de detalle en las materias que más nos importan a todos. Lleva dos años con un consenso general del Ayuntamiento, con la fórmula más ajustada y con el único método posible», afirmó.
El responsable de la Junta recordó que ya está previsto dejar un segundo nivel para que el Cercanías pase bajo el metro hasta La Marina, «que es la única posibilidad, teniendo en cuenta la doble curva de la calle Cuarteles», y con este diseño salió a información pública «y no tuvo ninguna observación en aquel momento». Para Salvo: «Se ha elegido un método y un trazado con las máximas garantías para los árboles, para los caudales subterráneos y para la estabilidad del terreno. Y lo que, a su juicio, es más importante: «Es un proyecto con todas las garantías de intervención presupuestaria».
Preguntado sobre la omisión del contrato de este tramo en el Consejo de Gobierno del pasado martes (el último previo a las elecciones) reconoció que las obras van a tener un «pequeño retraso», pero aseguró que a la vuelta de los comicios se retomarán y se licitarán, para que acaben en 2016. Por ello, lanzó un mensaje de serenidad, tanto a los ciudadanos como a las empresas e instituciones implicadas: «El compromiso es claro, no caben más estudios ni más dilaciones temporales».
Llegar al Centro es, a su juicio, «vital»: «La plaza de la Marina es un salto cualitativo y cuantitativo muy importante para la explotación, y es lo que abre la puerta a que siga avanzando hacia otros puntos de la ciudad».
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, consideró ayer que el incumplimiento de los plazos del metro no es más que la prueba de la «falta de claridad de ideas y la inseguridad» de la Junta, a la que reclamó «más madurez, seriedad y rigor» con esta infraestructura. De la Torre llegó a reconocer que la decisión de no licitar el último tramo del suburbano «puede ser razonable, aunque se tenía que haber dicho antes».
Apuntó que si el motivo se debe a problemas económicos, «habrá que definir un calendario y decir la verdad, que parece que no es lo que ha hecho la Junta». El primer edil aprovechó para volver a plantear la necesidad de que los gobiernos central y autonómico elaboren un estudio sobre la red ferroviaria de Málaga y su área metropolitana, en el que se establezca la viabilidad de conectar la costa occidental y las oriental a través del Cercanías, «de forma que la ciudad no se convierta en una especie de tapón insalvable».
Debate ciudadano
Sobre las críticas del alcalde a la actuación de la Consejería de Obras Públicas, el director del Metro comentó: «Llama la atención que hable de falta de madurez, cuando él mismo debería aplicarse esos calificativos. Los actuales retrasos está claro dónde tienen su origen; hay que ser muy serios y actuar seriamente, no solo de palabra».
Al debate sobre el paso por el punto más sensible de todo el recorrido se sumaron ayer expertos, empresarios y responsables de los colectivos sociales y económicos del Centro. Entre estas voces destaca la del arquitecto y urbanista Salvador Moreno Peralta, quien -en línea con el debate abierto por su colega Ángel Asenjo- se mostró contrario a atravesar la Alameda Principal en subterráneo. De partida, este experto advirtió sobre la «insignificante cuota del transporte público» que absorberá este medio -a su juicio un 2%- en función al elevado presupuesto previsto.
«Pensar que el Centro es solo la plaza de la Marina es una visión provinciana», dijo, y reivindicó el papel de la Prolongación de la Alameda, que ya tiene una estación (Guadalmedina) en construcción, por lo que, a su juicio, «ya ha llegado» a este enclave. «Se piensa en una centralidad simbólica, la de la calle Larios, pero no en la centralidad real, de una ciudad más grande y moderna. En época de abundancia las cosas se han hecho más por su repercusión icónica y mediática que sustentada en estudios sólidos».
Con una visión radicalmente opuesta, el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM). Javier González de Lara, se mostró preocupado por la incertidumbre que genera el parón en la licitación de este tramo final: «Es un freno al proyecto; cualquier sobresalto en el metro es malo porque es una obra en constante revisión, y una infraestructura muy importante para el desarrollo de Málaga». A lo que agregó: «Estos calendarios afectan a la actividad económica y empresarial, porque tienen repercusión en el comercio y la hostelería. Esperamos que el nuevo Gobierno se tome esta decisión con el interés adecuado».
En un punto de equilibrio, el decano del Colegio de Arquitectos, Antonio Vargas, consideró que este retraso es «una mala noticia», propiciada por el continuo desencuentro entre las dos administraciones. A su juicio, como solución provisional, la estación Guadalmedina es suficientemente céntrica, -«a veces para ir al Centro hay que aparcar en el 'parking' de la plaza Manuel Alcántara», ilustró- pero esta infraestructura tendrá que llegar finalmente hasta La Marina y La Malagueta: «Suponiendo que haya dinero, es lógico parar cinco minutos para pensar la solución definitiva al resto de infraestructuras (como el corredor ferroviario), pero acercarnos más al Centro propicia la comunicación del eje este-oeste, desde El Palo hasta Teatinos y el Martín Carpena».
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