La provincia, con 26.100 foráneos desempleados, está cerca de cuadruplicar las cifras que registraba antes de la crisis
JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ La provincia de Málaga registra actualmente más de 26.100 extranjeros en el desempleo, una cifra que está cercana a cuadruplicar a la de inicios de la crisis económica, en septiembre de 2007, cuando apenas había 7.800 foráneos en la cola del paro. Málaga fue uno de los mayores polos de atracción para los extranjeros durante los años del boom económico, cuando la provincia crecía como una locomotora a ritmos incluso superiores al 4% del Producto Interior Bruto (PIB) llegando a dar empleo a más de 70.000 personas de fuera de España, según los datos de la Seguridad Social. Sin embargo, la crisis ha expulsado progresivamente del mercado de trabajo a más de 70.000 extranjeros, dejando la nómina actual de cotizantes apenas por encima de los 52.000.
La fuerte dependencia de los extranjeros de sectores ahora de capa caída como la construcción y los servicios, sobre todo en el caso de los extracomunitarios, explican este bajón de casi el 25% de afiliados. Siete de cada diez extranjeros en paro en la provincia proceden de estos dos sectores, que son los que más empleo han destruido.
Ahora la provincia aglutina casi la tercera parte de los desempleados extranjeros andaluces, superando o igualando además ella sola los datos de hasta doce comunidades autónomas: Extremadura (4.772), Cantabria (5.768), La Rioja (6.835), Asturias (7.127), Navarra (8.557), Galicia (15.082), Murcia (21.874), Baleares (23.316), Canarias (25.120), País Vasco (22.783), Aragón (26.144) y Castilla y León (26.565).
Los colectivos más damnificados por la crisis en Málaga son de calle los marroquíes (casi 8.200 parados) y los rumanos (unos 2.700), que encabezan la lista de los demandantes de empleo, según el Observatorio Argos de la Junta de Andalucía.
Además ya hay más de 5.000 desempleados foráneos en el segmento de personas que no han trabajado nunca, y que corresponde mayoritariamente a un perfil demográfico que promete tener una importancia creciente en el futuro: son los hijos de los inmigrantes que llegaron como menores y que, ya adultos, empiezan a buscar trabajo aunque el momento, igual que para los jóvenes españoles, no acompaña para nada.
Sin colchón familiar. La situación de los extranjeros en paro se agrava por cuanto la mitad de ellos no cobra ya ningún tipo de prestación por desempleo.
El problema añadido es que cuando dejan de cobrar las ayudas no cuentan con el colchón del respaldo familiar, como sí les pasa a los españoles. Su baja cualificación profesional hace que también les cueste mucho más encontrar trabajo y que sean así víctimas propiciatorias de la economía sumergida.
Los principales puestos de trabajo demandadas por los extranjeros son los de personal doméstico y de limpieza, los de peones, trabajadores y pintores para la restauración o construcción de viviendas, el de camarero y el de dependiente en tiendas o almacenes. Su deficiente formación es el motivo de que sólo aspiren a estos empleos. Y es que cerca del 50% de estas personas carece de estudios o presentan sólo estudios primarios incompletos.
La fuerte dependencia de los extranjeros de sectores ahora de capa caída como la construcción y los servicios, sobre todo en el caso de los extracomunitarios, explican este bajón de casi el 25% de afiliados. Siete de cada diez extranjeros en paro en la provincia proceden de estos dos sectores, que son los que más empleo han destruido.
Ahora la provincia aglutina casi la tercera parte de los desempleados extranjeros andaluces, superando o igualando además ella sola los datos de hasta doce comunidades autónomas: Extremadura (4.772), Cantabria (5.768), La Rioja (6.835), Asturias (7.127), Navarra (8.557), Galicia (15.082), Murcia (21.874), Baleares (23.316), Canarias (25.120), País Vasco (22.783), Aragón (26.144) y Castilla y León (26.565).
Los colectivos más damnificados por la crisis en Málaga son de calle los marroquíes (casi 8.200 parados) y los rumanos (unos 2.700), que encabezan la lista de los demandantes de empleo, según el Observatorio Argos de la Junta de Andalucía.
Además ya hay más de 5.000 desempleados foráneos en el segmento de personas que no han trabajado nunca, y que corresponde mayoritariamente a un perfil demográfico que promete tener una importancia creciente en el futuro: son los hijos de los inmigrantes que llegaron como menores y que, ya adultos, empiezan a buscar trabajo aunque el momento, igual que para los jóvenes españoles, no acompaña para nada.
Sin colchón familiar. La situación de los extranjeros en paro se agrava por cuanto la mitad de ellos no cobra ya ningún tipo de prestación por desempleo.
El problema añadido es que cuando dejan de cobrar las ayudas no cuentan con el colchón del respaldo familiar, como sí les pasa a los españoles. Su baja cualificación profesional hace que también les cueste mucho más encontrar trabajo y que sean así víctimas propiciatorias de la economía sumergida.
Los principales puestos de trabajo demandadas por los extranjeros son los de personal doméstico y de limpieza, los de peones, trabajadores y pintores para la restauración o construcción de viviendas, el de camarero y el de dependiente en tiendas o almacenes. Su deficiente formación es el motivo de que sólo aspiren a estos empleos. Y es que cerca del 50% de estas personas carece de estudios o presentan sólo estudios primarios incompletos.
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