viernes, 22 de junio de 2007

Málaga espera la oportunidad de apuntarse al tranvía (La Opinión)

El Ayuntamiento de Málaga se pasó años de negociación con la Junta de Andalucía para conseguir que el llamado metro ligero se convirtiera en metro, sin más. Que se abandonara la idea de que las vías recorrieran las calles y los trenes compartieran espacio con coches y peatones. Finalmente, el alcalde, Francisco de la Torre, consiguió ganar ese pulso. Se sustituyó el proyecto y se mandaron las vías bajo tierra. Hasta la pasada campaña electoral.Debe ser por contagio de la experiencia de Vélez o porque todas las grandes ciudades optan en la actualidad por el tranvía. Quizá porque se aprecia como un signo de modernidad o porque en Sevilla se ha hecho uno. Sea cual sea la razón lo cierto es que tanto el PP como el PSOE se descolgaron durante la campaña electoral con la promesa de un tranvía. Empezó la por entonces candidata socialista, Marisa Bustinduy, con una propuesta de una línea de 13,3 kilómetros de longitud y 63,8 millones de euros. Eso sí, sin incluir trenes, catenarias y urbanización de las calles por donde pase. El recorrido de este tranvía sería circular, con la estación central en la plaza de la Marina y recorriendo el paseo de Poniente hasta la Térmica y Las Pirámides. Desde allí, ya en una segunda fase, subiría por el Cortijo de Torres, Palacio de Ferias, Ciudad de la Justicia, Carlos Haya, recorrido por el Camino de Antequera hasta el Centro, a la altura de Carretería.La golosa propuesta del PSOE fue respondida por Francisco de la Torre con otra corregida y aumentada. Dos líneas circulares que se cruzan, formando un ocho. Una para el Centro y otra para la zona Oeste, a todo lo largo del litoral. Es más, insistió en que el Ayuntamiento lleva meses estudiando este proyecto desde la Oficina de Grandes Proyectos que depende de la alcaldía.Lo que son las cosas. El tranvía se ha convertido en un proyecto apetecible y apetecido. La experiencia de Sevilla ha seducido a mucho, por su envergadura y transformación peatonal de todo el entorno de la Catedral y de algunas calles importantes como la avenida de la Constitución y la plaza Nueva. Tanto, que desde la Junta de Andalucía se ve con buenos ojos una inversión en este sentido. Es más, el nuevo Plan de Infraestructuras Sostenibles de Transporte, que está elaborando la administración andaluza, incluye de forma expresa el apoyo económico a estas infraestructuras. No sólo las de carácter metropolitano, sino también las promovidas por los ayuntamientos, con tal de que sean respetuosas con el medio ambiente, disuadan del uso del coche privado y se inserten en el Consorcio de Transporte para su inclusión en el llamado `billete único´.Dentro de estas características se encuentra el tranvía que tanto unos como otros han prometido para la ciudad. Y no parece que la Junta le haga ascos a su apoyo. El futuro Plan de Infraestructuras para la comunidad autónoma, que programará las inversiones entre 2007 y 2013, prevé un presupuesto aproximado de 26.000 millones de euros, que en parte vendrán de la Unión Europea. Ante esa perspectiva, la administración andaluza se muestra más que dispuesta a cumplir su compromiso de apoyar el tranvía.Granada, además de Sevilla, tienen la delantera tomada en este asunto. Justo ayer se celebraron unas jornadas en esta primera ciudad bajo el título `Tranvías y metros ligeros en Andalucía. Nuevas formas de movilidad en Andalucía. La experiencia europea´. La elección de la ciudad viene dada por la construcción de un tranvía entre Albolote y Armilla, que cruzará el centro de Granada. El debate está centrado en cómo diseñar las catenarias para adecuarse a la imagen de la ciudad aprovechando el mobiliario urbano.Proyecto. Otra cosa es cómo será el proyecto definitivo. Mientras se realizan los estudios previos anunciados por el alcalde y de los que todavía apenas se conocen conclusiones, empiezan a aparecer voces expertas que recuerdan el sentido de estos tranvías. No es tanto el conseguir un sistema de transporte equiparable al metro, sino un complemento. Eso y conseguir transformaciones de la ciudad mediante las posteriores obras de urbanización del entorno.Está la duda de su rentabilidad política. Al menos a corto plazo. Lo que ha ocurrido en Vélez-Málaga es significativo. A Antonio Souvirón no le ha servido para ganar las elecciones, más bien al contrario. A esto se le une que ha sufrido numerosos accidentes con coches por la falta de costumbre de los automovilistas para convivir con este sistema de transporte.Quedan dudas por despejar y un diseño claro. Sí está la financiación. Curioso proyecto éste, que va al revés de los demás y tiene dinero y no un trazado.

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