domingo, 7 de noviembre de 2010

MALAGA. ¿De qué sirve el PGOU?. (MALAGAHOY)

¿Qué utilidad tienen ocho años de debates y estudios si el PGOU no planifica la llegada del tren al PTA y el Metro se ha quedado pequeño? · Difícilmente se puede vender la tecnópolis con esos atascos

| ACTUALIZADO 07.11.2010 - 01:00
PARA qué demonios sirve pasarse ocho años estudiando, redactando y discutiendo un PGOU si no es para recualificar la ciudad, para dar solución a sus problemas, para prever un crecimiento sostenible que incluya la regeneración de espacios urbanos ya consolidados, que aproveche la oportunidad del Metro para liberar espacios del tráfico y acometer operaciones de ambición?

Un ejemplo del despropósito del documento urbanístico, al fin y al cabo una herramienta eminentemente recaudatoria para el Ayuntamiento más que un instrumento realmente de ordenación. El Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) es la supuesta joya de la corona de la tambaleante economía malagueña, que ahora pasa como puede su mono del ladrillo y el pelotazo. Tiene empresas que pueden ser símbolo de las bondades de la nueva economía, pero también otras naves en las que trabajan teleoperadores hacinados como gallinas ponedoras de huevos.

El caso es que es nuestra única gran apuesta, junto con el turismo de calidad, para salir del pernicioso monocultivo de la construcción, una actividad que genera mucho movimiento especulativo de dinero pero poca o ninguna riqueza. Así que uno pensaría todo está pensado y repensado cuando llevamos años hablando de la nueva ampliación de la tecnópolis, de que dentro de una década podría tener hasta 50.000 trabajadores (una ciudad como Antequera) y de su conjunción con el nuevo campus de la Universidad. Pero no es así.

Resulta que en esta Málaga Valley que quiere compararse con San Francisco simplemente poniendo pegatinas en un mapa, nadie ha caído en la cuenta de que hay que reservar suelo para llevar el Cercanías al PTA. Si ya de por sí parece escandaloso que se esté abriendo en canal la ciudad para construir un metro ligero, de juguete, sin capacidad para atender los flujos masivos de un campus y un centro productivo de cierto tamaño, y por tanto no llegue hasta Campanillas, peor es que ni Urbanismo, ni los responsables del Potaum tocanarices de la Junta, ni los dirigentes de Adif, hayan pensado en la oportunidad que se pierde.

¿Para qué sirve además tener una empresa como Ferrocarriles Andaluces, teórica depositaria de la competencia en la materia, si no hace alegaciones y propuestas por escrito, si no presiona a Fomento para que atienda las necesidades de la comunidad?

Felipe Romera lleva veinte años predicando en el desierto -cada vez menos desierto, la verdad- sobre la necesidad de acometer el acceso norte al aeropuerto, el dichoso vial distribuidor que Obras Públicas retrasa una y otra vez, advirtiendo que si el tráfico estrangula al PTA, éste difícilmente podrá venderse como un lugar atractivo para instalar una sede. Se ha entrevistado con los responsables de Fomento, ha hecho piña con ese otro lujo para Málaga que es Miguel Ruiz, gerente de la EMT, pero, como a los viejos sabios, nadie le hace demasiado caso.

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