domingo, 27 de febrero de 2011

MALAGA. El Bulto, Barrio que fue, será. (MALAGAHOY)

Depositario de algunas de las últimas infraestructuras más importantes de la ciudad, reales o prometidas, este enclave con olor a sal se empeña en mantener su identidad como utopía imposible a costa del olvido

PABLO BUJALANCE / MÁLAGA | ACTUALIZADO 27.02.2011 - 01:00
No sabe uno qué hacer cuando de repente huele a sal y el mar está escondido detrás de una verja. Una gran pancarta anuncia la construcción del Auditorio, infraestructura estrella de la Málaga de papel, la prometida en programas electorales, la no consumada, ni siquiera intuida. Al menos, en este mismo tramo del Paseo Marítimo Antonio Machado el muelle termina y aparecen las barcas de pescadores. Pero merece la pena volver atrás. Desde la calle Fernán Núñez, desde el Colegio San Manuel. La nueva sede de la Gerencia de Urbanismo se abre como un templo babilónico hecho de vidrio y ambición, una mole que lo oculta todo, muro que secuestra un improbable azul del cielo. Al lado, el Hotel Monte Málaga es en esta mañana de invierno un hormiguero de discreción traicionada por el que entran y salen ejecutivos de maletín impecable y corbata ondeada por el viento, y también algunos turistas que hacen temporada por su cuenta, en su mayoría parejas mayores que creen disfrutar un calor caribeño ahora que, ciertamente, no hay nubes. Pero de vuelta al Paseo Marítimo, recuperada la valla y su extremo, no se puede más que admitir la evidencia: esto no es un barrio, maldita sea. Apenas es una zona intermedia, un acceso, una extensión entre el Muelle Heredia y la ciudad nueva que se abre a partir de Huelin. Una mísera rotonda, un atajo para llegar a la Estación María Zambrano. Y el mar, que incluso tras las pequeñas barcas parece igual de tapado, triste, sin nada que decir, apenas es aquí un argumento urbano. Pero, ¿no es esto El Bulto? ¿No nació aquí la Málaga obrera, la Málaga cantaora, la Málaga reprimida, la Málaga lumpen? Caminando por las aceras, porque apenas se puede hacer aquí otra cosa, uno llega a la conclusión de que en el desarrollo proverbial de la ciudad a alguien se le olvidó hacer aquí un barrio. Posiblemente a los mismos que destruyeron el que ya había. Entonces, cuando apenas quedan motivos a los que aferrarse más allá de la vía inhumana del ferrocarril que parte el enclave como una cicatriz mal curada, los solares en los que se amontonan los coches mal aparcados y la veintena de casas antiguas que aún quedan en pie, se recurre a la memoria, o a la historia, para poner las cosas en su sitio, para que Málaga siga siendo Málaga. El Bulto nació a mediados del siglo XIX como residencia de trabajadores de algunas de las grandes industrias metalúrgicas que por aquellos años comenzaban a instalarse en la ciudad, las mismas que la convertirían en agente económico de primer orden para el país. Pero, como anexo del Perchel, no tardó en sumar a este rasgo el de barrio de pescadores, tendencia que enseguida se contaminó al ínclito Huelin. Aquí sucedió la Revolución Industrial. Aquí se organizó el primer movimiento obrero. Aquí prendió la conciencia, la producción, el factor humano, el humo que se enquista en los pulmones. Aquí fue donde muchos que vinieron desde los pueblos del interior conocieron la especialización laboral, la precisión del oficio, la limpieza del mecanismo. Aquí se pusieron en marcha las primeras organizaciones sindicales, y algún recuerdo queda de estas lides en paredes y fachadas. Aquí convivieron la pesca tradicional, la que se juega la vida cada madrugada, y el prodigio económico que parió a la vez al capitalismo en su versión menos fina y al comunismo. Y por eso, en febrero de 1937, El Bulto fue la zona más castigada, la que con más violencia se vio obligada a emprender la huida a pie, la que vio masacrados sus corralones, la que quedó esquilmada a conciencia, todo el empeño de un ejército nacional para extirpar de raíz cualquier posible fuente de rebelión. Luego, el desierto, la miseria, el hambre, las ratas. Hasta bien entrados los años 60 ninguna institución se hizo cargo de la recogida de basuras. Había que estirar hasta el extremo la connotación de perdedores, que nadie olvidara. Desde los 60 hasta los 80 la delincuencia, la droga, el gueto, el mar definitivamente sepultado. Y luego la historia de una ciudad empeñada en crecer hacia el futuro destruyendo cualquier atisbo de pasado. La lógica de los fundamentalismos.

Pero ¿qué queda de todo aquello? Uno investiga con intención de detective por las calles López Pinto, La Mina y Lebrija. Nada. Una mujer con gafas de sol se dispone a sentar a su hija pequeña en la sillita de su automóvil: "No lo sé. Sólo digo que debían quitar la vía, que no sirve para nada y es un peligro. Es una cosa demasiado antigua, a ver si arreglan eso de una vez". Junto a un muro inundado de grafitis y pintadas soeces, otra mujer con el pelo muy corto se detiene con el viento a favor: "Yo viví en el barrio de niña, ahora voy a ver a mi madre, a ella la realojaron por aquí cerca cuando tiraron la casa. Es cierto que había mucha inseguridad, pero cuando al fin decidieron meterle mano al asunto lo que no podíamos imaginar es que lo iban a quitar todo, que se iban a cargar el barrio. A lo mejor había otra solución". Tras uno de los solares reconvertidos en aparcamientos se mantiene en pie el pequeño núcleo de casas primigenias, vacías. Hay también algunos edificios construidos en los 70, con ropa tendida en las ventanas y un tendido eléctrico digno del derribo. Pero no existe articulación alguna, sólo una sucesión de espacios habitados y en blanco de la que no se puede extraer una sola idea de ciudad. Los peatones cruzan la vía, misteriosa, cuyo trazado parece perderse en el paisaje idóneo de una película de terror. En su entorno, especialmente en los solares, la suciedad se acumula en forma de bolsas de plástico, envoltorio, basuras orgánicas e insectos que resisten bien el invierno. El ruido del tráfico es una constante, con los baches convertidos en sobresaltos. En el suelo todo es tierra y polvo. En la orilla de la playa, algunas barcas que todavía faenan. A pesar del viento el sol pica, es generoso para los turistas del hotel. Huele otra vez a sal, o a lo que uno imagina que es sal. Cuando se piensa aquí en el futuro queda un regusto amargo. Habrá Auditorio, más circulación, la extensión natural del centro. Pero Málaga será un poco más pobre, un poco menos suya. Medio siglo basta para olvidar.

3 comentarios:

  1. Hola soy Manolillo hijo de una costurera y de un hombre del puerto mis abuelos paternos vinieron de Torrox Antonio y Maria , mis abuelos maternos de Malaga mi abuelo era Cenachero de los verdad y mi abuela vendia almejas en el Mercado del Carmen , yo naci en 1956 y hasta los años ochenta no sabia lo que era las drogas y todas las cosas que ustedes le otorgan a este barrio de pescadores y gente pobre pero honrada
    Lo que posiblemente no hayan sido ni buena gente ni honrado los especuladores que se quedaron con todo los terrenos de nuestras casas de mas de un siglo y medio en propiedad de nuestro abuelos y nuetros padres pero para eso esta la democracia para desvalijar al mas sensible al que nada tiene mas que su casa .
    Y de un plumaso borran casas personas é historia
    En este barrio a habido y hay gentes nacida en este barrio marginal(como ustedes señalan)han salido catedratico ,guardias civiles ,policia armada ó nacional ,policia local,profesores , actrices, miss y muy buenos trabajadores de este barrio de delincuencia y gueto segun ustedes
    Yo que si conosco a los bulteños les digo que 90% son personas normales y el resto vino de otros lugares de no se donde y por culpa de ese porcentaje nos metieron a todos en el mismo saco , dandonos la fama de delincueltes pues se equivocan los unicos delicuentes fueron los que se forraron los bolsillos de dinero con nuestras casas y que como yo muchos somos empresarios de esta ciudad.
    Y lo que segun dicen ustedes que este barrio era de delincuentes tambien habia delicuentes en las zonas chips de Malaga desde calle Larios hasta Baños del Carmen .
    Que les aproveche a los que se quedaron con todo

    Y por favor no hablen mal de los vivimos este lugar , que nuetros padres vivian de trabajo y posiblemente explotado por algun abuelo ó padres de algunos de ustedes

    EL BULTO SIEMPRE

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    1. Hola Manolillo, me llamo Jesús y me parece impecable tu opinión sobre El Bulto y los bulteños. En 1963, y solamente durante un mes viví en la calle López Pinto, al final del todo, en casa de Fernando, que me parece recordar que procedía de Torrox. No he vuelto a tener noticias de las gentes con las que conviví tan corto período, pero fue una experiencia maravillosa. Recuerdo que uno de los vecinos era Pedro Jerez, patrón de pesca de Villalta. Me gustaría poder contactar con alguien que recordara aquellas épocas. Yo nací en 1940 por lo que ya tenía 23 años cuando estuve allí.

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    2. hola jesús mi marido ya fallecido era pedro jerez. Me acuerdo de ti vivias al lado mio i de mi marido adioss

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