De esta infraestructura dependían proyectos como la peatonalización de la Alameda y el soterramiento del tráfico en la Marina
El metro está actualmente en obras en el entorno de la avenida de Andalucía. :: JAIME GALLARDO
El metro tiene una capacidad de transformación urbana que va más allá de su valor como medio de transporte. Así se había planteado en el caso de la Alameda Principal y la plaza de la Marina, en los que tanto el alcalde, Francisco de la Torre, como el director del proyecto, Enrique Salvo y numerosos agentes sociales ya se habían pronunciado a favor de una intervención tras el cierre de los tajos que permitiera devolverles el carácter de salón de la ciudad que tuvo en sus orígenes, convirtiendo este eje, ahora aparcamiento de autobuses y carretera de gran capacidad con aceras estrechas, en una vía semipeatonal abierta al uso y disfrute de la ciudadanía.
El consenso en torno a las posibles soluciones para mejorar la imagen y la utilidad pública de estos espacios, que ya incluso habían sido objeto de análisis en varios encuentros entre la Junta y el Ayuntamiento, se ha visto frenado de golpe por el inesperado anuncio de la consejera de Obras Públicas, Josefina Cruz, de posponer sine die el arranque de este eje, como informó este periódico ayer. De esta manera, el bloqueo del suburbano supone de hecho un abandono forzoso del que estaba llamado a ser una de las claves de la transformación urbanística de la ciudad en la recién inaugurada legislatura municipal. Según diversas fuentes consultadas, es muy improbable que el Consistorio se aventure a ejecutar una reforma de la Alameda a sabiendas de que, tarde o temprano, lo hecho se vería afectado por los túneles del suburbano. Además de que, en este caso, no existiría el elemento de presión para desviar el tráfico que sería imperativo con el metro.
Durante la pasada campaña electoral, el alcalde, Francisco de la Torre, apuntó la posibilidad de peatonalizar la parte central de la Alameda Principal para devolverle el carácter de rambla o salón que tuvo en su origen, una vez que finalizaran los tajos en el lateral norte.
Cercanías y peatonalización
Poco después, fue el director de la Oficina del Metro, Enrique Salvo, el que puso sobre la mesa la propuesta -incluida en el proyecto de ejecución del subterráneo- de soterrar el tráfico en el lateral norte de la plaza de la Marina, en el mismo espacio que ocupará la futura estación, desde la entrada a la Alameda Principal hasta el inicio del Parque, para habilitar una conexión peatonal directa desde la calle Larios hasta la Marina. En ambos casos, las dos instituciones estaban de acuerdo en las grandes líneas de ambas actuaciones y solo a falta de concretar los detalles.
Pero hay otros daños colaterales que se derivan de esta misma decisión. Por un lado, la petición municipal de llevar el Cercanías hasta la plaza de la Marina, que había conseguido un avance gracias al proyecto definitivo del túnel, que contempla dar mayor profundidad a los muros pantalla para preparar el subsuelo por si en un futuro se quiere acometer esta actuación.
Por otro, la advertencia hecha en su día por el gerente del Plan Turístico de la capital, José Asenjo, de que la reforma y la peatonalización del entorno sur de la Catedral, en calles como Postigo de los Abades y Molina Lario, estaba también a la espera de clarificar cómo le afecta el metro, pues en esta franja estaba previsto uno de los pozos de ataque del subterráneo. Aunque, en este punto, fuentes municipales aclaran que no habría inconveniente en acometer ya los trabajos, máxime si la excavación, como todo apunta, se retrasará mucho más de lo esperado.
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