El Ayuntamiento inicia los trámites para demoler la edificación y prepara el proyecto para conectar la calle Acanto con José Palanca
La nave está ubicada entre las calles Esmalte y Acanto, a pocos metros de la avenida de Velázquez. :: N. R. N.
El que la sigue la consigue. Los vecinos de la barriada El Torcal no tendrán que preocuparse por el mal estado de la vieja nave industrial ubicada entre las calles Esmalte y Acanto, en peligro de derrumbe desde hace años. El Ayuntamiento se ha comprometido a dar una solución definitiva a esta queja vecinal, que se remonta diez años atrás, cuando la nave dejó de tener actividad.
Desde el distrito de Carretera de Cádiz aseguran que ya ha culminado el proceso de expropiación de estos terrenos, que ahora son propiedad municipal. «La idea es que la demolición sea cuanto antes porque sabemos del problema de inseguridad y suciedad que sufren los bloques colindantes. Estos trámites son lentos, pero esperamos que estén resueltos en los próximos dos meses», destacó el delegado Raúl Jiménez. El responsable de Carretera de Cádiz informó de que una vez derribada la nave se redactará un proyecto de urbanización entre las vías Esmalte y José Palanca, acabando así con una cicatriz histórica en el barrio.
El proyecto será consensuado con los residentes de la zona, quienes han sido clave en la actuación municipal. «Con las primeras lluvias hemos vuelto a sufrir las calles inundadas prácticamente por los grandes socavones junto a la nave, por no hablar de la suciedad acumulada junto a los muros del edificio», denunció Juan Martín. Este vecino de la avenida de Velázquez considera que el remedio ha tardado muchos años en llegar, «pero más vale tarde que nunca».
Los residentes consideran que la noticia del derribo por parte del Consistorio es un paso adelante para acabar con la inseguridad en esta zona de El Torcal. «Esta manzana de corte industrial tiene poca vida una vez que cierran los talleres y el translado o cierre de varios locales han perjudicado mucho al vecindario», considera Concha Jiménez, portavoz.
Las principales críticas vecinales se centran en la insalubridad del entorno y el mal estado de las vigas del edificio. «El temor es que lleguen lluvias fuertes y el muro ceda. Hay muchos niños en el barrio que corren y juegan en calle Acanto cuyo acerado es amplio, pero no seguro mientras la nave siga en pie. Además, al fondo de la calle se acumula escombros y cristales rotos desde hace meses sin que sean recogidos por Limasa», afirmaron los vecinos.
Respecto a la idea de abrir el callejón, los residentes se muestran de acuerdo con el proyecto, que dependerá de las dotaciones presupuestarias de 2012.
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