jueves, 19 de julio de 2007

De la Torre retoma el proyecto de la Marina y pedirá fondos a la UE (La Opinión)

La actuación quedaría `suavizada´, eliminaría el parking y rebajaría su coste desde los 110 a los 57 millones. La primera planta subterránea se destinaría a las paradas de autobús urbano; la segunda, a los interurbanos, y la tercera, a las estaciones de metro y Cercanías
Hace dos años y medio, fue un asunto instalado en el debate público, un capítulo más de la historia de los desencuentros entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga. El organismo autonómico rechazó participar en el proyecto y el alcalde, Francisco de la Torre, optó por recurrir al Ministerio de Fomento, que ni siquiera le ha dado respuesta (al menos públicamente). Ahora, el Consistorio ha `suavizado´ el proyecto y pedirá dinero comunitario, procedente de fondos Feder, según ha podido conocer La Opinión.El planteamiento municipal partía de una idea sencilla de entender, pero que, al mismo tiempo, encerraba gran complejidad técnica, económica y de enfoque. Puesto que la plaza de la Marina se tenía que levantar para las obras del metro, se podría aprovechar para construir un intercambiador de transporte para metro, autobuses urbanos e interurbanos y Cercanías. Además, se podría también, de paso, soterrar el tráfico utilizando el nuevo entramado de túneles y dejar la calle para el peatón, creando una especie de bulevar en la Alameda y un paseo casi continuo entre la calle Larios y el Puerto.El punto de fricción con la Consejería de Obras Públicas radicaba, sobre todo, en la intención de crear un gran aparcamiento subterráneo en la zona, amén de zonas comerciales. Tampoco la Junta consideraba que esta parte de la ciudad fuera un punto esencial de intercambio de transporte. Aún así, se diseñó el proyecto del metro malagueño de manera que no condicionara la actuación que quería el alcalde, por si se decidiera finalmente a llevarla a cabo.Ahora, el Ayuntamiento, con todo el mandato por delante, ha mitigado el calado de la actuación. Pretende dejar el intercambiador en tres plantas. La primera, se destinaría a los autobuses urbanos; la segunda, a los interurbanos, y, la más profunda, al metro y al tren de Cercanías. No se contemplan en esta idea revisada ni el aparcamiento subterráneo (600 plazas) ni los aprovechamientos comerciales. La gran duda estriba en si se mantendrá o no la intención de convertir la zona en peatonal. El importe estimado por los técnicos municipales rondaría los 53 millones (muy lejos de los 110 del boceto primigenio).El proyecto se detalla como un capítulo destacado dentro de una gran lista de peticiones a Europa. En ella, se incluyen varias propuestas relativas al tráfico y a la movilidad. Por ejemplo, también figura la demanda de 81 millones de euros para la construcción de otro de los intercambiadores que, en su día, y a solicitó el Ayuntamiento, el de la Explanada de la Estación. Tampoco, en este caso, hubo acuerdo con la Junta, que pactó con el Ministerio de Fomento un proyecto similar en la misma zona aunque no en el mismo lugar exacto. Se optó por intercomunicar la estación de autobuses con la de trenes (Vialia María Zambrano) y con las futuras del metro. Así, un viajero, sin necesidad de salir a la calle, podría combinar los distintos medios de forma cómoda (por ejemplo, bajarse del Cercanías y coger el metro a la Universidad, un autobús o un largo recorrido). El alcalde pretende contar con el respaldo de la oposición y elevar una propuesta de consenso al pleno. Luego, se empezaría a dar curso a las peticiones pasando por los filtros autonómicos y estatales correspondientes.

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