sábado, 22 de septiembre de 2007

Barroco en la calle Atarazanas que lucha por no acabar en ruina (La Opinión)


Uno de los más bellos edificios del siglo XVIII de la ciudad permanece en un estado de semiabandono por los dueños pese a los intentos del Ayuntamiento
Cuando el mar llegaba a bañar lo que hoy es la Alameda, en el siglo XVIII había un pequeño faro en un torreón de una casa que estaba construida frente a las antiguas atarazanas y hoy mercado. Las crónicas de la época sitúan esta señal luminosa en el número 11 de la calle Atarazanas, en un inmueble que se construyó en la segunda mitad del siglo XVIII y que se atribuye al arquitecto José Martín de Aldehuela, autor del Acueducto de San Telmo y del puente del Tajo de Ronda, entre otras obras.Según algunos autores, los malagueños de aquella época ponían una luz en la parte alta de ese edificio para guiar a los barcos y evitar que embarrancasen en la playa que actualmente ocupa la Alameda Principal. No existe una confirmación completa sobre esta historia y no se sabe dónde termina la realidad y dónde comienza la invención. Sin embargo, y pese a que ese faro improvisado no fuese real, lo cierto es que este edificio es uno de los mejores ejemplos del Barroco de Málaga. Quizá por eso la Oficina Municipal de Rehabilitación del Centro Histórico está detrás de conseguir el arreglo de este inmueble, uno de los más valiosos de la ciudad y que permanece abandonado por los propietarios, que no muestran gran colaboración en mantener el patrimonio de la ciudad.La oferta para colaborar en el arreglo por parte de la Oficina de Rehabilitación busca animar al dueño, con idea de recuperar una fachada ricamente adornada y con restos de pinturas ornamentales.El edificio tiene tres pisos de altura sobre la baja, separados por pilastras y con unos espectaculares cierros cubiertos de rejería. Un elemento destacado es la claraboya de tipo rococó que se aprecia justo encima de la puerta de entrada. Sin embargo, su fachada se encuentra muy dañada por los anuncios de los comercios establecidos en los bajos y que rompen la armonía del conjunto. La falta de mantenimiento es también evidente, tanto en el exterior como en el interior. Incluso parece que se derrumbó parte de uno de los pisos, ahora cerrado.Por dentro resalta la luz que proporciona una claraboya al patio central y la escalera de tipo imperial que permite el acceso a los pisos superiores. El primer tramo está ricamente decorado con ménsulas donde se representan escenas militares, musicales y angelotes, que necesitan de una profunda intervención para que recuperen su antiguo esplendor. En la planta baja también existe un zócalo de azulejos vidriados, posiblemente de una intervención posterior

No hay comentarios:

Publicar un comentario