sábado, 29 de septiembre de 2007

Fuera las marquesinas: los bajos comerciales se adaptan (La Opinión)

El Ayuntamiento ha subvencionado con 8,1 millones de euros en diez años la rehabilitación de los locales del Centro, recuperando el orden arquitectónico

Dentro de su línea de subvenciones, la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico también ayuda en la restauración y adecuación de los locales comerciales, para que estos se adapten también al nuevo entorno que se está creando, inspirado en las fachadas originales de los edificios barrocos y decimonónicos. La imagen del Centro está cambiando, también la de sus establecimientos.Durante los últimos diez años, el Ayuntamiento ha facilitado la restauración de buena parte de estos bajos comerciales, como destacó el director de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico, José María Gómez Aracil. Las subvenciones en este periodo han ascendido a 8,1 millones de euros, un 30% aproximadamente de la inversión de 27,7 millones de euros que se ha generado en la rehabilitación de estos locales.A través de esta línea de subvenciones, el Ayuntamiento logra sentar las bases bases para atraer la inversión privada. "Se trata de cambiar la filosofía de estos comercios. En los años 70 se puso de moda los grandes escaparates y las marquesinas. Se trata de recuperar el orden arquitectónico", explica Gómez Aracil.Cambio de tendencia. En la actualidad, la tendencia es justo la contrario. Eliminar las antiestéticas marquesinas, recuperar los huecos originales, sustituir los neones y luminosos. "Sólo con pasear por la calle Larios los malagueños pueden apreciar estos cambios. Sólo hay un establecimiento que aún se resiste a quitar su marquesina", añade el director de la Oficina.Y es que, el principal obstáculo es, precisamente, convencer a los comerciantes de la importancia de este cambio. "Aunque poco a poco están evolucionando", precisa. Otra dificultad: poner de acuerdo a los inquilinos o locatarios con los propietarios del local, que muchas veces se niegan a llevar a cabo obras, a no ser que sean obligados por el Ayuntamiento. "Más que nada es una cuestión de actualización de rentas", admite el director de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico. "En estos casos, tratamos de llegar a un acuerdo entre todas las partes implicadas y, por regla general, lo conseguimos", asegura Gómez Aracil.La subvención se concede al que hace la rehabilitación, ya que ésta se entrega junto a la certificación de obra hecha. No son trabajos baratos, precisamente. Además arreglo de fachadas, obras estructurales y terminación, estas ayudas incluyen la instalación eléctrica, videovigilancia, cerrajería, escaparates con vidrio de seguridad... "Y todo esto cuesta dinero. Es por eso, por lo que los locales no formen parte de los gastos de la comunidad de propietarios del edificio", explica.Ejemplos. Gómez Aracil se siente especialmente satisfecho de las intervenciones realizadas, con la mediación del Ayuntamiento, en locales comerciales como Martín Sáenz, en la calle Larios (esquina con la plaza de Las Flores), la joyería Marcos, en la misma manzana, Romero, "que tenía como unos atlantes sujetando una marquesina", la joyería La Suiza, en la calle Santa María, o la farmacia del Sagrario.

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