sábado, 29 de septiembre de 2007

La Junta cree que cubrir el río sería una "bomba de relojería" (Málaga Hoy)

El delegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Ignacio Trillo, puso ayer los puntos sobre las íes en el debate sobre el Guadalmedina y su posible integración urbana. En la línea de lo expresado por el director de la Cuenca Mediterránea Andaluza, Antonio Rodríguez Leal, en este periódico, fue a más y aseguró de manera categórica que el embovedamiento del cauce, como defiende el Ayuntamiento, sería "una bomba de relojería" para la ciudad.
"No podemos poner en peligro la vida de 200.000 personas", dijo el representante autonómico, en referencia a la población que podría verse afectada si el Guadalmedina se desbordase. Todo ello después de mostrar la disposición de la Junta a colaborar con el resto de instituciones y colectivos en el debate sobre qué solución definitiva dar al río.
El delegado de Medio Ambiente expresó el rechazo total de la Junta a cualquier intervención que suponga el cierre del cauce, esencia del denominado Plan Guadalmedina presentado en 2000 por la entonces alcaldesa Celia Villalobos. Y sentenció que desde el punto de vista "técnico y científico" no es viable un proyecto que plantee desviar el río en la parte alta de la presa del Agujero, pieza clave en la intervención diseñada por el PP. "Cuando no hay ningún titulado competente como director facultativo para firmar un proyecto como el encauzamiento del Guadalmedina habrá que preguntarse por qué", agregó, al tiempo que no se generen "falsas expectativas" con este asunto.
En este sentido, dijo que en el contexto actual, en el que el cambio climático afecta tanto a la cuantía como a la violencia de las lluvias, hay que garantizar "por encima de todo la seguridad de los ciudadanos y los bienes de Málaga". Y recordó que ya en 1989 el cauce no hubiese tenido capacidad para recoger las aguas caídas debajo de la presa del Limonero si ésta hubiese tenido que desembalsar, ya que la avenida hubiese superado los 550 metros cúbicos por segundo que puede asumir.
Frente a los que defienden la tesis del embovedamiento, el delegado andaluz apuntó las líneas marcadas por la UE, que inciden en la integración de los ríos y por "estudiar la posibilidad de que el Guadalmedina tenga carácter permanente".
Trillo moderó ayer la primera sesión de las jornadas organizadas por el Ayuntamiento de Málaga y tituladas La inundación de 1907: Ayer y hoy del Guadalmedina, en la que participaron el experto Juan Ruiz de la Torre, quien disertó sobre la cubierta vegetal y las avenidas fluviales, y Manuel Olmedo Checa, que hizo un repaso histórico sobre la relación del río con Málaga.
Éste detalló el discurrir de un debate que tiene la edad de siglos. La relación de la capital con su río está íntimamente marcada por las catástrofes y las inundaciones. Problemas que tienen su origen en la deforestación de los montes que se inició con los Reyes Católicos. A partir de ese momento, desbordamientos del río provocaron 500 muertos en 1628 y un millar en 1661. La última de las grandes tragedias, en la madrugada del 24 de septiembre de 1907, fecha en la que Málaga tomó conciencia del riesgo del río y trató de poner soluciones. Tras más de un siglo, la pregunta sobre qué hacer con el Guadalmedina sigue pendiente de respuesta.

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