domingo, 16 de diciembre de 2007

Los bancos cierran el grifo de las hipotecas en plena incertidumbre económica para evitar impagos (SUR)


Los negocios están endureciendo las condiciones para prestar dinero por los altos intereses y la deuda familiar La estrategia pasa ahora por aceptar sólo a clientes muy solventes y por ofrecer el clásico depósito a plazo fijo
La gallina de los huevos de oro del sistema financiero español en los últimos años, el negocio hipotecario, empieza a mostrar síntomas de agotamiento. La incertidumbre que planea sobre el escenario económico -dominado por altos tipos de interés- unida a la desaceleración que sufre el mercado inmobiliario y al fuerte endeudamiento de los hogares está haciendo que los préstamos ligados al ladrillo pierdan el atractivo que en la última década les había convertido en el principal objeto de deseo de bancos y cajas. Expertos del sector consultados por este periódico explican que el miedo a los impagos está empujando a las entidades a imponer unos criterios «mucho más estrictos» a la hora de prestar dinero. Como dice el dicho popular, más vale prevenir... Ante un futuro incierto, las sucursales prefieren guardarse las espaldas y mirar con lupa a los clientes antes de concederles el crédito.Tal es la situación, que las fuentes consultadas aseguran que en algunas entidades ya existen a nivel interno circulares en las que se insta a los empleados a desviar sus miras de las hipotecas y a centrarse en captar capital ante el problema de falta de liquidez que azota estos días a los mercados financieros.
Riesgos, los mínimos
«Ahora, la política pasa por reducir la inversión y esforzarse por recabar dinero a través de depósitos a plazo fijo, planes de pensiones, libretas de ahorro...Las hipotecas ya no interesan. Se siguen dando, pero sólo a personas con una solvencia muy clara en quienes se aprecie un riesgo mínimo. La diferencia es que antes nos peleábamos por estos clientes y ahora los seleccionamos. Muchas familias están llegando a una situación de endeudamiento límite y los bancos se han puesto en guardia». Quien habla es una cajera de una conocida entidad de la capital. Su fotografía fija coincide con la que trazan el resto de agentes consultados. Todos a una recuerdan que las entidades tienen menos capital y, por tanto, endurecen los requisitos de los préstamos. A ello se suma que la inflación se ha disparado, los niveles de paro aumentan y las perspectiva de crecimiento económico son peores que hace un año. En este contexto la capacidad de compra de pisos de las familias es menor y las ratios de morosidad tienden a aumentar.El avance desbocado del euríbor y el elevado precio de los pisos han hecho que actualmente la compra de una vivienda requiera un esfuerzo bruto (la parte del sueldo que se lleva la casa) del 45,4%. Este nivel está muy por encima del límite del 30% que los expertos consideran que no hay que franquear para evitar poner en peligro las finanzas familiares. Dado que los porcentajes no cuadran, la Asociación Hipotecaria Española (AHE) ya da por seguro que el número de nuevos contratos cerrará el año con un descenso interanual del 30%. ¿Los motivos? Son claros: los bancos, que no son ajenos a la difícil situación financiera que lidian los hogares, prefieren 'cerrar el grifo' antes que acumular deudas. Así lo confirma el subdirector de otra entidad malagueña, que también pide mantenerse en el anonimato. «La clave está en que no sabemos qué va a pasar con el euríbor. Antes, los tipos estaban tan bajos que aunque la operación no se viese 100% clara había margen para arriesgar. Hoy, con la incertidumbre que hay no tenemos más remedio que echar el freno. Ya no se da dinero a la ligera. Por decirlo de alguna manera, sólo se presta a los 'pata negra'», dice.La última encuesta sobre condiciones de vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística aporta otro dato esclarecedor: ya son seis de cada diez familias españolas las que reconocen pasar apuros para llegar a fin de mes. Una cifra que podría ir a más de continuar la escalada del euríbor. De cerrar diciembre en los niveles actuales, una hipoteca de 150.000 euros a 25 años pasará a costar 900 euros, 275 euros más que hace tres años. Se avecinan pues nubarrones para los bolsillos de los ciudadanos. Un pronóstico que ya se atisba en la tasa de morosidad de los créditos hipotecarios. Este índice (que se computa cuando el impago de alguna cuota supera los tres meses) alcanzó el 0,65% en el tercer trimestre del año, la cota más alta desde 2004, según datos del Banco de España. Ante este escenario, las entidades prefieren refugiarse bajo el paraguas de los depósitos. Cajamar y Unicaja confirman que la demanda de este producto ha aumentado más de un 18% en el último año.

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