viernes, 30 de mayo de 2008

Más de 150 arquitectos piden que no se derribe un edificio que quiere demoler la Junta (SUR)


Se trata de un antiguo laboratorio que va a ser sustituido por la nueva sede de la Delegación de Obras Públicas
EL INMUEBLE
Ubicación: Avenida de Ortega y Gasset, 72 (esquina con la calle Corregidor Francisco de Molina).
Origen: Fue encargado en los primeros años de la década de los 70 del pasado siglo al arquitecto Antonio Fernández Alba.
Función: Laboratorio de control de calidad de los materiales de las obras realizadas por el Ministerio de la Vivienda. Años después pasó a la Consejería de Obras Públicas.
Estilo: Se trata, según expertos consultados, de un valioso ejemplo del empleo del hormigón armado en la arquitectura de los años 70.

Más de 150 expertos se han adherido a una campaña emprendida por el Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga para evitar que sea derribado el edificio de un antiguo laboratorio de control de materiales de la Consejería de Obras Públicas que se encuentra en el número 72 de la avenida de Ortega y Gasset, en la barriada de Tiro de Pichón. Como adelantó este periódico en octubre de 2007, la Junta de Andalucía tiene previsto emplazar en la parcela que ocupa este laboratorio la nueva sede de la Delegación Provincial de Obras Públicas, que actualmente se encuentra en la plaza de San Juan de la Cruz. Para ello, sacó a concurso la redacción del proyecto de sede, en cuyas bases se contemplaba la demolición del edificio.La elaboración de ese proyecto ya ha sido adjudicada por el Gobierno andaluz a José Manuel Sánchez-Carrero León por 1,1 millones de euros, pero los arquitectos implicados en la causa para mantener el inmueble no pierden la esperanza en que la Junta dé marcha atrás y lo conserve. Para ello, argumentan que se trata de una obra del arquitecto Antonio Fernández Alba, premio nacional de arquitectura en los años 1963 y 2003, y medalla de oro de la arquitectura en 2002. Aunque su aspecto resulta poco vistoso, sostienen que se trata de una «maravilla» en cuanto al empleo del hormigón armado, que supuso un punto de inflexión en la arquitectura de la segunda mitad del pasado siglo.Además, precisan que el laboratorio únicamente ocupa una parte de la parcela en la que se encuentra, por lo que plantean que sería viable su conservación y la construcción de un edificio de nueva planta junto a él.El decano del Colegio de Arquitectos, Francisco San Martín, se mostró partidario de esa propuesta e informó de que ha remitido escritos a la Consejería de Cultura y a la de Obras Públicas para que mantengan el laboratorio en el proyecto para la nueva sede de esta última. «Un edificio de su estilo ya no se hace y no se parece a nada de su entorno, por lo que tiene un valor singular», señaló San Martín. Obras del arquitecto Antonio Fernández Alba están incluidas en la guía de la arquitectura de Madrid editada por la concejalía de Turismo de esa ciudad.Según un artículo del profesor de la Escuela de Arquitectura de Málaga Javier Boned, el edificio posee «una concepción, diseño y finura de ejecución inigualables». «Es edificio de una sola planta, discreto y funcional, pero repleto de detalles magistrales, una pequeña joya de aires orientales. El artesanal encofrado del hormigón armado está puesto en este caso al servicio de un impecable lenguaje plástico, expresivo y cuasi-escultórico», precisa este profesor.

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