lunes, 18 de agosto de 2008

La crisis de la construcción tiene nombre y apellidos (La Opinión)


Los trabajadores mayores de 25 años en este sector forman el mayor grupo de desempleados con 20.210 parados. Gran parte de los trabajadores de la capital provienen de municipios cercanos
ROCÍO P. LLAMAS. MÁLAGA En los últimos meses las conversaciones en bares y cafeterías tienen un tema principal: la crisis. Y por extensión, también se habla de parados y construcción, un binomio que, aún siendo repetitivos, sigue siendo un problema para la provincia de Málaga, cuyo crecimiento económico se basaba en el turismo y la urbanización del suelo para nuevas edificaciones. Con sólo darse un pequeño paseo por las obras en el centro de la ciudad y charlar con sus trabajadores, uno puede darse cuenta de lo grave de la situación, "ahora es más fácil encontrar a alguien en el paro que trabajando", destacó uno de los obreros. El comentario entre ellos siempre es el mismo: "Conocemos muchísimas personas que llevan toda su vida trabajando en la obra y ahora están sin trabajo". Otra de las peculiaridades de este paseo por las construcciones es el origen de los trabajadores, la mayoría provienen de los pueblos de la provincia pero también muchos de los parados proceden de estas mismas zonas.Mantener el trabajo. En estos momentos de inestabilidad laboral, las plegarias de los malagueños antes de acostarse se dirigen a mantener su puesto de trabajo antes que a la salud y al amor. Sobre todo en el sector de la construcción, donde la inestabilidad se dispara más cuando todo depende de la duración de una obra y de su presupuesto. Cuando se construye el edificio, hay que buscar un nuevo trabajo y cuando no hay presupuesto, mejor esconderse de los ojos de los jefes para que el dedo acusador no te señale en dirección a la calle.Las cifras en la provincia no dejan mucho a la imaginación: 107.103 parados en el mes de julio. La construcción, por desgracia para muchos, se lleva el récord en cifras puesto que en el mismo mes un total de 22.480 trabajadores colgado su casco de trabajo y su palustre y empezar a hacer cola en las oficinas del Inem. Los mayores de 25 años conforman el montante más perjudicado con 20.210 parados, en definitiva trabajadores que han dedicado toda su vida a la construcción.Ya en el mes de junio se veía venir la mala racha puesto que en el sector de la construcción se realizaron 8.900 contratos, de los cuales sólo 353 fueron indefinidos. Con respecto a mayo, las cifras de contratos tanto indefinidos como temporales fueron negativas con una bajada del 5,65% y con descenso interanual del 22,98%. El municipio malagueño con mayor número de parados fue Vélez Málaga con 1.301 desempleados en la construcción.En la actualidad, existen un total de 65.078 empresas relacionadas con la construcción en toda Andalucía, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) pero, a pesar de todo, los datos de la provincia determinan la decadencia del negocio en la región, que ya cuenta con la desaparición de más de 240 entidades dedicadas a este sector.Un año que se aventura difícil y que con el paso de los meses la situación no ve la luz al final del túnel. Es época de amarrarse el cinturón y ahorrar más que nunca porque a todos nos llegarán momentos duros, ya sea en la construcción, en el sector servicios o en cualquier actividad que dependa de la economía de terceros, es decir, todas.
«Aunque lo ves en la televisión, no piensas que te va a tocar a ti» Pedro González Mora llevaba desde el año 2001 trabajando en la empresa Cementos Antequera, en Bobadilla. Su vida parecía estar solucionada, pues contaba con un contrato indefinido y en la fábrica su labor se basaba primero en la descarga de clinker (materia prima del cemento) y luego pasó a estar en las instalaciones de ensacado. Padre de dos hijos, con 19 y 10 años, su sueldo era el único que entraba en su hogar, donde llegar a fin de mes dependía de su trabajo y su sueldo. Pedro recibió la carta de despido cinco minutos después de su jornada laboral, a las 14.05 horas. "No me lo podía creer, no sé a qué se debe mi despido porque nunca he sido un trabajador polémico y me llevaba bien con todo el mundo". Ahora su situación es la siguiente: Pedro tiene 50 años y una familia a la que sostener: "Por suerte no tengo trampas y el pasado mes terminé de pagar un préstamo personal", afirmó Pedro. Algo que sin duda le soluciona muchos quebraderos de cabeza. Otras crisis. Pedro no se explica por qué le ha tocado a él. "El año pasado fue un año bueno y aunque los últimos meses ha sido algo más flojo, era incluso mejor que otros años anteriores", recuerda González. Además, Pedro echa la mirada para atrás pensando en una crisis de clinker que pasó hace años y que se superó sin tener que despedir a ningún trabajador. "Incluso hacíamos otras cosas que no nos correspondían para no estar de brazos cruzados y trabajar en la empresa", añade. Sin duda, las cosas se han complicado este año. Este hombre, a sus cincuenta años, no va a dejar de buscar trabajo aunque afirma que no es tan fácil como antes. "He echado el paro, pero lo que quiero es trabajar. Las horas en la casa se hacen muy largas. Sé que no voy a trabajar en lo de antes, así que si es necesario trabajaré en el campo porque la construcción también está muy mal para encontrar un trabajo decente", determina Pedro. Sus antiguos compañeros de empleo le animan y comparten con él su injusticia, "pero el calvario se lleva por dentro", afirma Pedro quien destaca que lo que más le duele es el no saber las razones. "Sabes que la situación está fatal, porque lo ves en televisión, pero nunca piensas que te va a tocar a ti".

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