La Junta de Andalucía ha vuelto a decir no al Ayuntamiento de Alhaurín el Grande en lo que se refiere al proyecto para construir cerca de 1.500 viviendas en el paraje de Barranco Blanco. Se trata de la segunda vez que la Delegación de la Consejería de Medio Ambiente emite una declaración de impacto ambiental en la que declara como no viable el plan parcial de ese sector (UR-11), alegando a las consecuencias para el entorno que tendría la construcción de una urbanización donde podría residir una población hasta 6.000 personas. De hecho, según se cita en el propio informe, dado a conocer por el colectivo ecologista Pecta (Plataforma en Defensa del Territorio Alhaurino), la actuación se estima como no viable «por afectar de forma severa a un sector de indudable riqueza geológica, forestal, faunística y paisajística». Las modificaciones del plan inicial rechazado por la Junta en julio de 2007 no han convencido a los técnicos de la Delegación, que alertan de los mismos riesgos que ya explicaron entonces.Así, pese a que el Ayuntamiento indicó que los cambios ampliaban las zonas protegidas y se adaptaban a las exigencias de Medio Ambiente, la declaración de impacto se aferra a la insuficiencia de los recursos hídricos, al riesgo de contaminación del agua potable o a los riesgos para la flora y la fauna como principales factores negativos. Además, se hace referencia a los posibles perjuicios que se ocasionarían al río Fuengirola -catalogado como Lugar de Interés Comunitario- y a que la nueva tipología de viviendas introducida (que permite casas adosadas de hasta 9,5 metros de altura) generaría todavía «un mayor impacto sobre la zona».
Satisfacción ecologista
Desde el colectivo Pecta (que presentó alegaciones al plan de Barranco Blanco junto con Ecologistas en Acción) se mostraron satisfechos por la decisión de la Delegación de Medio Ambiente, recordando que la «macrourbanización» destruiría «un paraje de extraordinaria belleza y con alto valor ecológico».
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