domingo, 2 de noviembre de 2008

"La idea de hacer un 'megahospital' es disparatada e insostenible" (Málaga Hoy)

El director del OMAU defiende que los proyectos previstos en el PGOU de la ciudad son razonables, aunque considera que construir al norte de la ronda este tiene unos costes demasiado elevados

Pedro Marín (Valencia, 1956) es quizás una de las personas que mejor conocen las entrañas de Málaga. Lleva casi 30 años ligado a la planificación del urbanismo y la ordenación de la ciudad. Participó en la redacción del primer Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de 1983, junto con los arquitectos Damián Quero, Salvador Moreno y José Seguí, y asegura que la capital ha intentado subsanar los errores que se cometieron en el desarrollo de la capital.

-¿Qué análisis haría del medio ambiente urbano de Málaga?

-Para analizar la situación actual hay que tener en cuenta que hace 15 ó 20 años era penosa. Málaga tenía en 1960 unos 270.000 habitantes y en sólo dos décadas ha duplicado su población. Esa tasa de crecimiento superior al 4 por ciento no se ha dado en ningún sitio. Era una población que venía de las zonas del interior y de provincias cercanas en busca del albor del desarrollo turístico y de la construcción. Fueron unos años en los que Málaga creció de manera muy desordenada. Los barrios se hacían sin equipamientos, sin espacios verdes y con una falta de responsabilidad absoluta de los constructores y políticos. Era una ciudad a trozos con grandes carencias medioambientales. Cuando en los años 90 se empiezan a recibir por primera vez fondos europeos se canalizan en una gran parte en recuperar la ciudad heredada. De un 1,3 metros cuadrados útiles de zonas verdes por habitante que había en ese momentos ha pasado en la actualidad a seis. Evidentemente no estamos en la cifra ideal, pero son carencias que no son fáciles de reconducir.

-¿Y por qué construir al norte de la ronda este y no mantener esta zona como espacio verde?

-La propuesta que hace el plan general es muy cuidadosa porque de los tres millones de metros cuadrados de la zona, tres cuartas partes se destinan a zonas verdes y equipamientos, y únicamente se prevé construir 500 viviendas. Puede ser una cuestión criticable pero creo que en estos momentos la Junta de Andalucía no lo está criticando de manera adecuada. Se podría decir que las viviendas que se van a construir ahí van a requerir servicios de basura, autobuses, infraestructuras de ciudad que tienen un coste de organización y ambiental superiores a las ventajas que suponga urbanizarla. Pero de eso no se ha dicho nada. Las cosas hay que argumentarlas. No vale decir esto no me gusta sin un motivo.

-¿Cree que está justificado el nivel de confrontación al que han llegado Junta y Ayuntamiento por el futuro planeamiento urbanístico de la ciudad?

-Evidentemente no porque creo que no beneficia a nadie. Es algo que siempre me ha sorprendido. Con independencia de los colores políticos siempre ha habido problemas entre Málaga y Sevilla y en este momento se agudizan todavía más estos problemas. En el PGOU del 97 PSOE y PP se pusieron de acuerdo sin ningún problema. Quizás nos falte un Eduardo Martín Toval, alguien de peso y con experiencia que tenga criterios de ciudad.

-¿Cree que llegará finalmente a los tribunales este asunto?

-Espero que no porque los tribunales son lentos. El diálogo nunca debe dejar de producirse, sobre todo, cuando estamos hablando de cosas que son absolutamente razonables. No hay tantas diferencias en el sentido técnico es más una falta de comprensión. Gran parte de las cosas que recoge el plan general estaban consensuadas con la Junta. El Ayuntamiento tiene ahora mismo un cierto desconsuelo porque no sabe muy bien a qué atenerse.

-Pero al final es el ciudadano el perjudicado por esta falta de celeridad entendimiento...

-Los ciudadanos son siempre los perjudicados porque son proyectos que mejoran la calidad de vida y su movilidad dentro de la ciudad. Málaga tiene desgraciadamente un defecto y es que es la única ciudad de España con más de medio millón de habitantes que no es capital de autonomía. Y eso es bastante duro porque no tiene una representación en cuanto a sus inversiones de acuerdo con el motor económico que se le presupone en Andalucía.

-¿Por qué tanto empeño en construir en Arraijanal?

-No es un proyecto nuevo. Nació en 1987 con el gobierno socialista de Pedro Aparicio cuando Torremolinos se segrega de Málaga y la parte turística de la ciudad pasa a ser de otro municipio. Una forma de compensar esa falta de hoteles pasaba por poner en valor el territorio que había entre Guadalmar y Torremolinos. Para conservar Arraijanal como zona verde hace falta dinero porque esos terrenos habría que expropiarlos y la empresa privada desde luego no va a permitir que no le den nada a cambio. En los últimos meses se ha acordado con la empresa que la edificación se centre en la parte norte y que se respeten entre 100 y 200 metros creando un parque importante. Creo que era un buen acuerdo porque se mantenía una gran parte de espacio público y zona verde y otra de edificación para compensar a los privados. La sorpresa ha sido cuando la declaración de impacto ambiental de la Junta ha ignorado ese acuerdo al que se había llegado.

-¿En el caso del puerto del Morlaco ese rechazo de la Junta está justificado?

-Es un puerto deportivo de 500 atraques que carece de actividades comerciales y que ayudará a estabilizar las playas de la Caleta y de los Baños del Carmen. Es un equipamiento simplemente deportivo que entendemos que no supone una afección al medio ambiente marino ni a las playas. Puestos a pensar en afecciones el dique de levante que se hizo en el puerto sí que las crea. Y Sin embargo lo hicieron a las bravas y ahí está.

-¿Cómo ve la propuesta de la Junta de hacer un megahospital?

-Que se haga un nuevo hospital siempre es positivo pero un megahospital es un tanto disparatado y descabellado. Lo que se quiere hacer es concentrar en un espacio un uso intensivo que aumentará los desplazamientos en coche de una manera innecesaria e insostenible como ocurre con la Ciudad de la Justicia.

-¿Se terminarán construyendo las 50 viviendas previstas en la finca de Villa Fernanda?

-El Ayuntamiento está haciendo un esfuerzo por recuperar ese jardín histórico. Primero porque lo tiene en su catálogo de edificios y jardines protegidos y segundo porque creo que sería una lamentable pérdida para la ciudad por ser uno de los pocos jardines que mantienen la traza original del Limonar de finales del siglo XIX. Es prioritaria siempre la protección antes que la edificación y la jurisprudencia actual tiene muchos casos similares en los que ha prevalecido esta premisa.

-El Ayuntamiento ya ha anunciado que habrá recortes en los gastos para 2009 por falta de inversiones del Estado, ¿cómo se afrontará entonces el año que viene?

-Con muchas dificultades. Ahora mismo los ayuntamientos tienen una capacidad de gasto del 14% con lo cual apenas pueden dar los servicios que les corresponden y que asumen cuando no son suyos. El año que viene habrá un recorte importante del Estado para las autonomías locales si eso se une al plan de estabilización que el Ayuntamiento está tratando de cumplir la situación se plantea difícil para Málaga.

-¿La caída de la venta de pisos será un varapalo para una zona que ha basado su desarrollo prácticamente en la construcción?

-Sí, claro. Piensa que el desempleo ha aumentado en Málaga en siete puntos sólo en un año. Es algo realmente bárbaro que en un año cerca de 40.000 personas se hayan quedado en el paro. La media de la población activa que trabajaba en la construcción en Málaga hasta el año pasado era cerca de un 20% del total, el triple de la media española. El frenazo tan brutal que se ha producido en este sector explica el aumento del paro desmesurado en la provincia. Desgraciadamente es algo crónico en Málaga y eso que el turismo está aguantando bien el tipo. La provincia funciona con el binomio turismo y construcción y en los momentos álgidos del crecimiento económico sube como una moto pero cuando la cosa se retrae aquí cae más. De ahí la necesidad de equilibrar los sectores económicos de Málaga. Quizás el modelo de ordenación del territorio elegido pueda influir también porque en la Costa del Sol prevalece el turismo residencial al de hoteles. Y la ventaja que tiene el turismo hotelero es que consume menos suelo y crea de manera mucho más rápida valor añadido.

-Si la crisis retrae también al sector turístico Málaga tendrá un verdadero problema...

-Esperemos que no ocurra eso porque este año el turismo se ha comportado bastante bien. Pero si llega a caer de manera súbita como la construcción sería preocupante.

-¿Cuándo terminará la rehabilitación del centro histórico?

-Creo que nunca. La primera recuperación se planteó en los años 90 pero no había dinero para hacer nada y no fue hasta 1994 cuando de manera ininterrumpida hasta ahora se ha estado trabajando. En este tiempo se han recuperado 34 calles y plazas, pero algunas las estamos recuperando por segunda vez porque se han vuelto a estropear.

-¿Se debe seguir adelante con el proyecto de las Torres de Repsol?

-Esa zona está muy poblada, pero los edificios previstos no ocupan más del 18 por ciento del suelo disponibles en el sector. El resto es para zonas verdes y equipamientos. Estos edificios en altura a mí no me parecen mal siempre y cuando se hagan en zonas de la ciudad que asimilen bien este tipo de edificación y quizás estarían mejor en la zona de La Térmica como final de ciudad.

-¿Está a favor de embovedar el río Guadalmedina?

-Pues no lo se. Eso de embovedar un río suena un poco fuerte. Lo bueno de los ríos es que lleven agua y se puedan ver, aunque también depende de cómo se haga. Pero embovedar un río para meter coches por debajo y que sea una autopista urbana no me parece bien. Soy más partidario de una solución como lo que se ha hecho en el Turia de Valencia como pulmón verde y de zona de juego.

-¿Qué cree que se ha hecho mal en la lucha contra el picudo rojo?

-No sé qué se ha hecho mal pero desde luego lo que habrá que hacer es combatirlo. Pero no porque haya una plaga vamos a eliminar un tipo de árbol que es muy agradable en Málaga porque estas cosas se pueden combatir y los técnicos deberían encontrar la fórmula para acabar con el picudo rojo.

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