domingo, 14 de junio de 2009

Autopistas contra el fuego. (SUR)

Los montes se preparan para un verano caliente. El plan Infoca última 1.300 kilómetros de cortafuegos y ya ha puesto en marcha todos los dispositivos de prevención. El estío acecha.

«Papá, las carreteras esas en los montes qué feas son», le dice Miguel a su progenitor, el director del plan contra incendios andaluz en Málaga (Infoca), Miguel Ángel Catalina. Él se sonríe, y al día siguiente, lunes, continúa supervisando que todas esas vías, conocidas como cortafuegos, sigan limpiándose de vegetación. El operativo contraincendios Infoca en Málaga última los trabajos de prevención como son los cortafuegos, fajas auxiliares (espacios con menos vegetación) y la puesta en marcha de todos los dispositivos como los 19 puntos de vigilancia, que se reparten por todas las sierras de la provincia, las dos cámaras de infrarrojos del sistema militar Bosque para detectar puntos de ignición: una en Ojén, que divisa toda la Costa del Sol y la zona oriental de la Sierra de las Nieves; y otra en Mijas, con la que otean todo el valle del Guadalhorce y los Montes de Málaga.

Además, ya están listas las cien balsas de agua (algunas del operativo y otras de riego) desde donde pueden recargar los helicópteros y aviones del Infoca, y los dos Centros de Defensa Forestal (Cedefo) de Colmenar y Ronda y la sede de la Brigada de Especialistas (Brica) de Cártama ya están a pleno rendimiento.

Sólo esta semana el fuego ya ha prendido en tres incendios en Frigiliana, Cártama y Antequera; siniestros todos ellos de poca importancia por el poco valor de los terrenos, pero al fin y al cabo fuegos que hay que sofocar. Todo el operativo Infoca está ahora mismo en máxima alerta para hacer frente a un verano que se prevé caliente. Dicen que nunca llueve a gusto de todos, y la buena pluviometría de este año, tras varios de sequía, ha propiciado el crecimiento de un exceso de hierba, que ya con los albores del estío se está secando y que es un combustible vegetal preparado para arder si las condiciones meteorológicas son las adecuadas: días de fuerte calor y vientos de terral, que son los más peligrosos.

Pero, hay un aspecto en el que pocas veces se incide y que es fundamental para poner a salvo la riqueza de las sierras de Málaga: los cortafuegos, algo que en Estados Unidos no realizan en sus grandes parques y ese es uno de los motivos por los que arden miles de hectáreas irremisiblemente. Para esta temporada estival, sólo en cortafuegos y en las áreas anexas, las máquinas desbrozadoras y astilladoras y los trabajos manuales han culminado 1.300 kilómetros, la longitud desde Málaga a Montecarlo por carretera. Cada año se mejora y se mantiene un tercio de todas estas vías forestales, cuyos trabajos de mejora se dividen por espacios cada tres años.
Pero, ¿por qué tanto interés y el gasto de 13 millones de euros en esta tarea, que además afea el monte? Nadie quiere recordar la aciaga noche del 19 de julio de 2001. Al menos, para los servicios contraincendios de la Junta y para las decenas de personas que tuvieron que abandonar su hogar. El fuego se cebó en los Montes de Málaga, en Pinares de San Antón y en la sierra de Mijas. El operativo no daba abasto. El calentón del motor de un coche que subía la carretera de Mijas, y que acabó ardiendo, provocó un catastrófico incendio del que nunca se va a olvidar este pueblo.
Eran las 23.40 horas cuando dos extranjeros saltaban literalmente de su automóvil, que explosionó y quedó absolutamente calcinado. Los fuertes vientos de oeste a norte, acompañados de un fuerte terral, fueron la maldita mecha que hizo correr el fuego a su antojo por toda Sierra Blanca de Mijas, y por las urbanizaciones del pueblo, que tuvieron que ser desalojadas. Ardieron 2.200 hectáreas, 1.600 urbanas y agrícolas y unas 600 forestales (de la propia sierra). Este incendio, que se divisó desde la Costa descorazonó a muchos ciudadanos y fue seguido hasta por la prensa internacional. El fuego, que podría haber asolado todo el macizo que comprende Mijas, la sierra de Alhaurín el Grande y extenderse incluso hasta Alhaurín de la Torre, fue sofocado mediante un cortafuego realizado en plena noche. Los hombres del Infoca tuvieron que segar con motosierras y, a la luz de las llamas, una gran hilera de encinas de dos kilómetros de longitud para que el fuego muriese ahí, ya que al no encontrar más combustible vegetal (como en cualquier chimenea), la llama se apaga. La situación era límite. Y su brillante actuación evitó que el incendio fuera a mayores y a las 10.30 horas del día 21 de julio quedase controlado.

Ese cortafuego se hizo 'in extremis', algo que los que saben de incendios nunca quieren dejar para el final. El director del Infoca, Miguel Ángel Catalina, y el jefe de Actuaciones en el Medio Natural de la Junta, José Quintanilla, realizan una visita a los Montes de Málaga, la joya de la Corona, porque de su pinar de repoblación depende la protección de Málaga frente a las inundaciones. Sólo en este espacio, la Junta ha invertido este año dos millones de euros en 150 kilómetros de cortafuegos mecanizados y 110 de fajas auxiliares.

Llegada al paraje de El Mirlo. Los operarios acaban los cortafuegos R-21 y el R-22. 20 metros de anchura en los cortafuegos y 30 de faja auxiliar porque los pinos carrascos de este espacio tienen unos 15 metros de altura (justo el doble). La faja es un espacio anexo en el que hay vegetación pero con menos densidad, y se trata de que haya discontinuidad del combustible vegetal tanto de forma vertical como horizontal. Estos espacios, que cortan la vegetación, además de ser claves para parar el incendio, al no encontrar el fuego más combustible vegetal, son cruciales para el despliegue de los efectivos del Infoca, ya que lo utilizan como zona de descanso y de reposición de material cuando hay un siniestro. Y también, como zona de escapatoria cuando se hace inevitable coger las de villadiego. La delegada de Medio Ambiente de la Junta, Remedios Martel, lo resume: «el mejor dispositivo contraincendios es la prevención, a lo que hay que sumar la profesionalidad de los operativos, que han hecho que cada año tengamos unos índices de siniestralidad más bajos». Otros de los puntos donde actualmente están actuando, y que forman parte de la visita de inspección, son La Utrera (Teba) y Ortegícar (Ardales), donde el pinar se plantó para evitar que se aterrasen los embalses del Guadalhorce. Los árboles han crecido de forma profusa y han tenido que realizar cuatro grandes cortafuegos. Todo el material que se saca se aprovecha. Las astillas para el suelo como materia orgánica y los troncos para las plantas de biomasa que generan electricidad con la quema del alpechín y el orujo, a las que se le añade ahora la madera. Un trabajo redondo.

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