El responsable de Baensa en Málaga, firma protagonista de la actualidad municipal en los últimos meses, muestra su disposición al acuerdo con el Ayuntamiento pero lamenta la demora que acumula la actuación.
-¿Cómo vive Baensa la polémica en torno a la manzana del Astoria? No debe ser fácil verse como protagonista en esta historia.
-Lo estamos pasando muy mal. Es una situación que nunca hemos pedido ni deseado. Siempre hemos tratado de quedarnos en segundo plano. Nunca hemos querido llamar la atención políticamente ni por los avatares de la licencia ni por toda esta película. Y sin querer nos hemos visto metidos en esta situación.
-Lo del Astoria es una historia que se extiende a hace casi cinco años. ¿Cómo resumiría lo que ha sucedido?
-Hay que recordar que la compra de esa parcela fue una operación complicada, porque había mucha gente, muchos intereses. No cualquiera podía acometer esa operación. Nadie lo consiguió antes.
-Pero cuando convencieron a los vecinos y todo parecía desbloqueado, apareció el Ayuntamiento y pidió una planta para ampliar la Casa Natal Picasso...
-Así es. El Ayuntamiento pensó que era un sitio ideal para quedarse con la primera planta y nos convocó a la firma un convenio para la cesión de la primera planta y una serie de plazas de aparcamiento. Fue un convenio duro, complicado y engorroso... Pensamos que si el Ayuntamiento nos llevaba a esa situación era porque lo tenían claro, atado y todo resuelto, pero en el último momento, después de pasar por todos los trámites, hubo que pasar por la Junta. Y en ese momento Cultura dijo que no sabía nada, que no se le había informado y que no lo veía por el impacto que suponía. Poco más o menos insinuaban que no iba a autorizar el proyecto. Es decir, que todo el tiempo transcurrido desde el convenio se tiró al traste y tuvimos que empezar de cero, rebajando la altura del edificio y adaptándolo al Pepri Centro.
-Y ahí no acabó la cosa.
-Cuando el proyecto estaba preparado, para visar en el Colegio de Arquitectos, se nos informa de que el Ayuntamiento cambia de plan y quiere el edificio completo.
-¿En ningún momento de las conversaciones el Ayuntamiento dejó caer la idea de que le interesase el edificio al completo?
-Nunca lo insinuó.
-Es una idea que el alcalde se saca de la manga antes del Debate del Estado de la Ciudad.
-Parece que antes hicieron tanteos para la ampliación de la casa natal en unos locales y al final, creo, acabaron pensando que eran parches y decidieron ir por la manzana completa. A partir de ahí iniciamos de nuevo negociaciones. El edificio completo para el Ayuntamiento y a cambio, unos suelos. De nuevo se abre el melón del tiempo, que sigue pasando.
-Hace cuatro meses que el alcalde anunció el acuerdo con Baensa para adquirir esos edificios. Sin embargo, a día de hoy no hay acuerdo cerrado. ¿Baensa se siente víctima?
-Nos sentimos impotentes. No podemos hacer más. Nosotros colaboramos y estamos encantados de hacerlo. Si el Ayuntamiento quiere hacer eso tendremos que tratar de llegar a un acuerdo. El problema empieza cuando nadie piensa, nadie cuenta y nadie calcula que desde que Baensa compra ese suelo hasta hoy lo único que hace es poner dinero y pagar. Es como si tienes un coche en el concesionario y no lo puedes vender; te ocupa espacio, tiempo... Al final lo venderás o no, pero la idea es poder hacer algo. El problema es cuando tienes la impotencia de que no puedes hacer nada.
-Necesitan celeridad y una decisión final.
-Es lo que siempre hemos pedido. No nos queda otra. No somos proclives al pataleo, pero la situación es ya caótica y crítica.
-¿Por qué en este escenario registró hace un par de semanas el proyecto residencial de La Merced en Urbanismo y solicitasen licencia?
-La única interpretación es que tenemos un suelo, un proyecto y tenemos que cumplir nuestros pasos. Mientras no haya nada rubricado, nada firmado, tenemos que seguir trabajando y es un movimiento más de nuestro trabajo. Se llegará o no a un acuerdo, pero no podemos quedarnos parados. Y si cumple todos los requisitos, Urbanismo debe dar la licencia. Es un proyecto en el que teníamos mucha ilusión y ahora no sabemos si va a ser nuestro, si es compartido.
-¿Cabe la posibilidad de que sea un proyecto compartido?
-No creo. Pero se podría compartir, porque ahora se adapta a las exigencias de Cultura y el Pepri y se podría. Nadie ha caído en esa posibilidad. Se podría modificar alguna planta y reservar una de ellas para uso cultural. Como si el Ayuntamiento se quiere quedar con la planta baja y nos compra todos los locales. Podría ser una solución intermedia y alternativa.
-Cinco años atrás Baensa desembarcó en Málaga poniendo nombre a algunos de los grandes proyectos residenciales de la capital, caso de la Plaza de la Merced, la Plaza del Teatro, el mercado de El Carmen, El Palo... ¿Cuál es el escenario en el que se encuentra hoy?
-Ahora estamos con los últimos trámites administrativos de la Plaza del Teatro y la expedición de licencia para la zona de El Palo.
-¿La situación de Baensa es crítica?
-Estamos como está el país. No es sencilla, no es crítica pero podríamos estar mucho mejor. Así no se puede tirar eternamente y no es aconsejable para ninguna promotora.
-¿El proyecto de La Merced les está pasando factura?
-Al grupo no. Pero qué duda cabe de que a la delegación en Málaga sí la está machacando. A Baensa en Málaga la está perjudicando mucho. Estamos en boca de todo el mundo.
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