domingo, 26 de septiembre de 2010

MOCLINEJO La vivienda de las tres erres. (SUR)

Antonio Montañez tardó solo un año en terminar el inmueble, que tiene 300 metros distribuidos en cinco plantas. Un carpintero se construye en una pedanía de Moclinejo una casa-museo hecha a partir de la sencilla regla de reducir, reutilizar y reciclar
26.09.2010 -
EUGENIO CABEZAS eugeniocabezas@gmail.com
MOCLINEJO.
La vivienda de las tres erres
Imagen exterior de una de las fachadas de la Casa Museo de la Axarquía, situada en la pedanía de El Valdés, en Moclinejo. :: E. CABEZAS
Una casa hecha a partir de la regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Así podría calificarse la original vivienda que se ha construido el empresario de cocinas Antonio Montañez en la pedanía donde nació, El Valdés, perteneciente al municipio de Moclinejo.
El inmueble ha sido levantado a lo largo de los últimos años utilizando únicamente materiales de derribo y restos de obras. Su dueño, una vez terminada, la ha convertido en un museo en el que expone útiles de labranza ya en desuso, así como pinturas y esculturas de artistas de la comarca más oriental de la provincia.

El autor de esta obra de cinco plantas y 300 metros cuadrados de superficie total dice todo comenzó «como un sueño», con la idea de construirle a su padre una casa en su localidad natal, gracias a los materiales que a diario recuperaba de demoliciones en pleno auge del sector del ladrillo.

El sueño se plasmó en realidad en apenas un año, «un tiempo récord» en el que Antonio Montañez, «sin tener ningún proyecto concreto», ejecutó una vivienda de corte modernista, en la que ninguna ventana es igual a la siguiente y que está rematada por un torreón lleno de colores al más puro estilo Gaudí.

«Me gusta mucho el colorido y la armonía que encierra el contraste de colores, y empecé a pensar en cada elemento, en cada parte, para darle a cada una un quiebro diferente». Este carpintero de 59 años ha bautizado su creación como Casa Museo de la Axarquía y desde este pasado verano, el primer sábado de cada mes, puede visitarse de forma gratuita de manera individual o en grupos guiados.

«No me planteo alquilar la vivienda y que sirva como alojamiento rural, ya que contiene tantos elementos que sería imposible que no se perdiese algo, y por ello, lo que quiero es que la gente venga a visitarla y disfrute de su contenido, de la misma manera que yo disfruto al enseñarla», confiesa Montañez. Un recorrido por esta singular construcción es un viaje al pasado agrícola, popular y festivo de la Axarquía, con la contemplación de útiles de labranza de todo tipo, como el azadón que actúa a modo de veleta.

El tejado posee veinticuatro aguas y pequeñas pirámides con mosaicos en los que aparecen diferentes cepas con sus racimos de uvas, las barandas de las escaleras cuentan con esculturas de camaleones, mientras que las puertas están talladas con relieves que incluyen las flores y frutos de la comarca. La cerrajería de la barandilla que conduce a la bodega está especialmente confeccionada para albergar una botella de cada uno de los vinos de la Axarquía.

En el resto de la casa, la forja de las barandas está diseñada para acoger pequeños estuches de pasas, algunos con más de cien años de antigüedad. «Yo pensaba en todo lo bueno de la Axarquía y me iba siendo fácil dar contenido a la vivienda con piezas de artes populares y aperos de labranza», confiesa Montañez, quien también se ha empeñado en hacerse con una representación de la obra de los pintores, escultores y ceramistas más reconocidos de la Axarquía. Así, la Casa Museo cuenta con trabajos de una treintena de artistas como Francisco Hernández, Evaristo Guerra o José Casamayor.

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