domingo, 12 de diciembre de 2010

MÁLAGA La tromba que anegó la ciudad en 1978. (SUR)

Más de 140 litros por metro cuadrado cayeron en catorce horas. Las intensas lluvias inundaron calles, polígonos y casas. Muchas personas fueron evacuadas de sus domicilios. Hubo cuantiosos daños.

12.12.10 - 01:40 -

La tromba que anegó la ciudad en 1978

El ruido de una fuerte tormenta despertó a los malagueños el viernes 10 de noviembre de 1978. A las cinco de la madrugada comenzó a llover con fuerza. Hora y media después el aguacero se convirtió en una verdadera tromba, acompañada de rayos, relámpagos y truenos. El agua caía con tal intensidad que los objetos no se distinguían a un metro de distancia. Las calles, plazas y avenidas empezaron a anegarse. La luz se cortó sobre las siete menos cuarto de la mañana, momento en que arreció el diluvio. La ciudad quedó a oscuras. Las precipitaciones eran muy copiosas. Se superaron los 140 litros por metro cuadrado entre las cinco de la madrugada y las siete de la tarde.

El caos de tráfico se agudizó a medida que los malagueños cogieron el coche o el transporte público para dirigirse al trabajo. Los vehículos quedaron bloqueados en largas caravanas. Fue el mayor atasco habidos en Málaga hasta esa fecha. Las calles parecían ríos. Era imposible transitar por ellas. Numerosos coches se vieron atrapados en las lagunas que se formaron en las calzadas. Málaga se paralizó, convertida en una ratonera de la que no había forma de escapar.
Los barrios y zonas más afectados por la tromba fueron los de la carretera de Cádiz, Campanillas, carretera de Cártama, Ciudad Jardín, el polígono de la Alameda, Armengual de la Mota, la Trinidad y el centro histórico. A medida que continuó jarreando, la circulación se vio más perjudicada, con vehículos inmovilizados en medio de un torbellino de agua que recorría las calles e inundaba sótanos, garajes, domicilios particulares, tiendas, bares y comercios. Numerosas personas fueron evacuadas de sus hogares. Especialmente mal lo pasaron las familias chabolistas de Tiro de Pichón, La Palma y Portada Alta, cuyas débiles viviendas se inundaron; el líquido elemento arrasó sus escasas pertenencias.
Las fuerzas de seguridad trataron de poner un poco de orden en un día de desconcierto generalizado. Hasta los bomberos padecieron el efecto de la tormenta, ya que ante la potencia de la lluvia algunas unidades quedaron aisladas y rodeadas por el agua, sin poder prestar servicio.
Daños en los hospitales
El temporal afectó también a los hospitales Carlos Haya y Civil. La sala de máquinas del primer centro citado se encharcó, lo que impidió el normal desarrollo de la actividad en Carlos Haya. Los daños en el Civil se localizaron en las salas 12, 15 y 16. Los pacientes ingresados en esa parte del centro hospitalarios fueron trasladados Y es que la lluvia se filtraba por las cubiertas y el techo.
La situación en la ciudad se complicó todavía más al mediodía. Tras escampar durante diez minutos, la tormenta se materializó en forma de una granizada que alarmó y sembró el pánico entre los malagueños. Cuando el granizo dejó de caer, la lluvia se volvió aún más torrencial.
Los polígonos no fueron ajenos al desastre originado por una naturaleza desatada. Las zonas industriales quedaron inactivas. No hubo forma de trabajar. La única opción pasaba por tratar de achicar el agua que entraba sin cesar en las fábricas, los talleres y los almacenes.
Para paliar las cuantiosas pérdidas que Málaga tuvo ese 10 de noviembre de 1978, el Consejo de Ministros declaró la ciudad zona catastrófica y aprobó ayudas por valor de 277 millones de pesetas. Fue una jornada para la historia.

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