La cadena propietaria, Hoteles Playa, hará una apertura previa la próxima semana para dar rodaje al establecimiento
Los operarios se afanaban ayer en las tareas de limpieza y adecentamiento del hotel que cuenta con cuatro estrellas. :: JOSELE-LANZA
Todos los papeles están en regla y solo un par de detalles técnicos mantienen aún cerradas a cal y canto las puertas del Hotel Senator. No será por mucho tiempo. La cadena propietaria, Hoteles Playa, tiene intención de empezar a recibir a los primeros huéspedes en el mes de septiembre. Para que eso ocurra el trasiego de trabajadores se dejará sentir mucho antes en la recepción, los pasillos y las 240 habitaciones del complejo de cuatro estrellas. Según pudo conocer este periódico, los propietarios comenzarán la contratación del personal la próxima semana con la idea de realizar una «preapertura» que sirva para engrasar la maquinaria.
El Grupo Hoteles Playa no quiere añadir ni una sola línea más a la convulsa historia del Senator, precintado desde la época de la comisión gestora. El presidente de la firma, José María Rosell Recasens, mantuvo ayer una entrevista con la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, que regresó a la casona de la plaza de los Naranjos tras unos días de descanso. En dicho encuentro, el empresario mostró inquietud por saber los pormenores del papeleo. Sobre todo, por si faltaba por cumplimentar algún trámite administrativo.
La mañana transcurrió de despacho en despacho. Técnicos municipales y de la empresa propietaria del hotel abordaron el estado de la infraestructura en una cita en la que también estuvo presente el concejal de Urbanismo, Pablo Moro.
El Hotel Senator, que ya cuenta con la licencia de actividad que otorga la Consejería de Turismo, se levantó de manera irregular al amparo de una licencia otorgada en 2002 por el exalcalde Julián Muñoz. El Ayuntamiento dio el visto bueno a su regularización el mes pasado, en virtud del sistema de compensaciones establecido por el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del municipio.
El complejo, que se alza imponente en la avenida Alfonso Hohenlohe, tiene detrás de sí una historia controvertida. Se construyó en la parcela que en su día cedió al Ayuntamiento la urbanización Alhambra del Mar para su aprovechamiento como zona pública y cultural. A finales de la década de los 90, el gobierno municipal presidido por el fallecido Jesús Gil vendió el suelo por algo más de dos millones y medio a la empresa Proinsa, que hizo lo propio poco después en una operación en la que Hoteles Playa desembolsó 15 millones de euros por el terreno. La cadena hotelera invirtió 30 millones en la construcción del establecimiento y del edificio de viviendas contiguo. Ambos se realizaron bajo el sustento de una licencia otorgada por el exregidor Julián Muñoz, actuación por la que el exalcalde fue condenado a un año de prisión por un delito urbanístico.
Oídos sordos
El complejo fue el primer inmueble precintado por la comisión gestora, que cumplió en mayo de 2006 con la suspensión cautelar de las obras dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). La orden fue dada al inicio de la construcción, pero los gobiernos del GIL hicieron, como tantas veces, oídos sordos. Cuando se ejecutó la paralización, tanto el hotel como el bloque de apartamentos estaban ya prácticamente concluidos. Los propietarios se dieron prisa en meter, incluso, algunos muebles y acelerar la apertura que nunca llegó a producirse.
Un lustro después los propietarios podrán dar vida al complejo. Restan por solventar algunos detalles de carácter técnico. Entre ellos, una conexión del saneamiento. Después de tantas vicisitudes, el diámetro de una tubería es solo pecata minuta.
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