La mayor parte de los propietarios tienen dificultades para hacer frente a los gastos corrientes o la hipoteca · Estudiantes, 'mileuristas', inmigrantes y divorciados son los inquilinos habituales
CONCHI GARCÍA / MÁLAGA | ACTUALIZADO 25.08.2011 - 01:00Compartir piso para reducir gastos ya no es sólo cosa de estudiantes. Cada vez son más los trabajadores, las familias y las parejas, que deciden alquilar alguna de las habitaciones de su vivienda a un extraño para poder llegar a fin de mes o para sacar un ingreso extra que les permita pagar la hipoteca. Esta es una práctica que comenzó a aflorar con la crisis y que se ha asentado a medida que aumentaba el desempleo. Los anuncios proliferan en internet a través de cientos de portales, pero además, un simple paseo por las zonas universitarias de Teatinos o El Ejido, o por el propio centro de la capital muestran la multitud de carteles que decoran las paredes, las farolas, las cabinas de teléfonos y las paradas de autobuses, y en los que se puede leer: "Alquilo habitación".
Según un estudio realizado por el portal especializado inmobiliario idealista.com, en Málaga se han contabilizado hasta un 17,1% más de habitaciones disponibles, ya que se ha pasado de las 129 del año pasado a las 151 que se ofrecen actualmente. Además, se trata de la única capital andaluza donde el precio medio ha aumentado en este último año. Lo ha hecho en torno a un 2,3% -unos seis euros- de modo que ronda los 226 euros al mes. A pesar de esta leve subida, desde la Asociación para el Fomento del Alquiler y Acceso a la Vivienda (Arrenta), aseguran que es una opción mucho más económica que demandar un piso completo. "Hay que tener en cuenta que alquilar un apartamento cuesta 600 euros, mientras que si sólo coges una habitación se reduce a la mitad", declaró Carlos Ruiz, gerente de esta organización.
Normalmente son las parejas sin hijos y los solteros los que buscan inquilinos, pero también hay personas mayores a las que la pensión se les ha quedado corta, o matrimonios con hijos que no pueden hacer frente al pago de los recibos. "La mayoría son personas que se han quedado en el paro, y que necesitan dinero para pagar los gastos de la casa", explicó Ruiz. "Ya no se alquilan únicamente las segundas viviendas, sino que los propietarios ponen a disposición las habitaciones de su piso para sacarles un rendimiento", declaró. En la mayoría de los casos los propietarios ofrecen sólo una habitación, pero depende del tamaño de la vivienda, de modo que también hay matrimonios que alquilan toda la casa por dormitorios, y comparten el resto de las dependencias de la residencia.
En algunas ocasiones son familias con hijos las que ofrecen alguna habitación vacía, lo que hace que se demande un inquilino con un perfil más exigente. "En ese caso suelen pedir referencias. Prefieren que sean personas adultas, para mayor tranquilidad", señaló el gerente. El perfil de los inquilinos también se ha modificado. Hasta hace unos años sólo buscaban pisos los universitarios, ahora también lo hacen los parados, los mileuristas, los inmigrantes e incluso los divorciados. "Antes estas personas solían buscar un apartamento para vivir solas, pero ahora no se lo pueden permitir", comentó Ruiz.
Rafael decidió hace poco alquilar su piso "por partes", ya que según opina es "más rentable y da mayor disponibilidad". La vivienda está situada en la calle Cuarteles, tiene tres dormitorios y cuesta 180 euros por habitación. "Antes lo ofrecía entero, pero apenas tenía inquilinos", cuenta. La mayor parte de los ocupantes son estudiantes, extranjeros que vienen a aprender español o trabajadores que se han desplazado de su ciudad con un contrato temporal. "No pueden pagarse un piso, ni un hotel, y tampoco conocen a nadie para compartir vivienda, así que esto cubre sus necesidades", dijo este propietario. Así lo hace Tatiana Ponsetti, que desde hace dos años vive en un piso en el centro. "La casera lo alquila por habitaciones, pero recibe el dinero junto y las compañeras las buscamos nosotras", explicó. Esta joven estudiante afirmó que compartir piso es una experiencia positiva, porque además de repartir los gastos se conoce a gente nueva. "Aunque puede ser difícil si no te llevas bien con los demás", señaló.
"Antes sólo demandaban habitaciones los estudiantes, pero cada vez tengo a más trabajadores", aseguró Aurelio Fernández Gómez, propietario de dos pisos en alquiler en la zona de Cruz de Humilladero. Este malagueño lleva varios años consiguiendo un dinero extra de esta forma, y que ha tenido, entre otros, a varios empleados en las obras del Metro en la capital, aunque reconoce que todavía la mayoría de los inquilinos son estudiantes universitarios. Fernández Gómez comentó que prefiere ofrecer el piso completo, aunque los inquilinos no sean familias. "Yo les hago un contrato de alquiler colectivo, aunque sea por habitaciones, ellos forman los grupos", explicó. Esto es lo que hace también otra de las dueñas de una vivienda, quien señaló que aunque se ocupase por habitaciones, eran los inquilinos los encargados de buscar compañeros. "Ellos saben que antes de dejar su cuarto tienen que tener un sustituto. Sino esto sería como un hotel", apostilló.
Según un estudio realizado por el portal especializado inmobiliario idealista.com, en Málaga se han contabilizado hasta un 17,1% más de habitaciones disponibles, ya que se ha pasado de las 129 del año pasado a las 151 que se ofrecen actualmente. Además, se trata de la única capital andaluza donde el precio medio ha aumentado en este último año. Lo ha hecho en torno a un 2,3% -unos seis euros- de modo que ronda los 226 euros al mes. A pesar de esta leve subida, desde la Asociación para el Fomento del Alquiler y Acceso a la Vivienda (Arrenta), aseguran que es una opción mucho más económica que demandar un piso completo. "Hay que tener en cuenta que alquilar un apartamento cuesta 600 euros, mientras que si sólo coges una habitación se reduce a la mitad", declaró Carlos Ruiz, gerente de esta organización.
Normalmente son las parejas sin hijos y los solteros los que buscan inquilinos, pero también hay personas mayores a las que la pensión se les ha quedado corta, o matrimonios con hijos que no pueden hacer frente al pago de los recibos. "La mayoría son personas que se han quedado en el paro, y que necesitan dinero para pagar los gastos de la casa", explicó Ruiz. "Ya no se alquilan únicamente las segundas viviendas, sino que los propietarios ponen a disposición las habitaciones de su piso para sacarles un rendimiento", declaró. En la mayoría de los casos los propietarios ofrecen sólo una habitación, pero depende del tamaño de la vivienda, de modo que también hay matrimonios que alquilan toda la casa por dormitorios, y comparten el resto de las dependencias de la residencia.
En algunas ocasiones son familias con hijos las que ofrecen alguna habitación vacía, lo que hace que se demande un inquilino con un perfil más exigente. "En ese caso suelen pedir referencias. Prefieren que sean personas adultas, para mayor tranquilidad", señaló el gerente. El perfil de los inquilinos también se ha modificado. Hasta hace unos años sólo buscaban pisos los universitarios, ahora también lo hacen los parados, los mileuristas, los inmigrantes e incluso los divorciados. "Antes estas personas solían buscar un apartamento para vivir solas, pero ahora no se lo pueden permitir", comentó Ruiz.
Rafael decidió hace poco alquilar su piso "por partes", ya que según opina es "más rentable y da mayor disponibilidad". La vivienda está situada en la calle Cuarteles, tiene tres dormitorios y cuesta 180 euros por habitación. "Antes lo ofrecía entero, pero apenas tenía inquilinos", cuenta. La mayor parte de los ocupantes son estudiantes, extranjeros que vienen a aprender español o trabajadores que se han desplazado de su ciudad con un contrato temporal. "No pueden pagarse un piso, ni un hotel, y tampoco conocen a nadie para compartir vivienda, así que esto cubre sus necesidades", dijo este propietario. Así lo hace Tatiana Ponsetti, que desde hace dos años vive en un piso en el centro. "La casera lo alquila por habitaciones, pero recibe el dinero junto y las compañeras las buscamos nosotras", explicó. Esta joven estudiante afirmó que compartir piso es una experiencia positiva, porque además de repartir los gastos se conoce a gente nueva. "Aunque puede ser difícil si no te llevas bien con los demás", señaló.
"Antes sólo demandaban habitaciones los estudiantes, pero cada vez tengo a más trabajadores", aseguró Aurelio Fernández Gómez, propietario de dos pisos en alquiler en la zona de Cruz de Humilladero. Este malagueño lleva varios años consiguiendo un dinero extra de esta forma, y que ha tenido, entre otros, a varios empleados en las obras del Metro en la capital, aunque reconoce que todavía la mayoría de los inquilinos son estudiantes universitarios. Fernández Gómez comentó que prefiere ofrecer el piso completo, aunque los inquilinos no sean familias. "Yo les hago un contrato de alquiler colectivo, aunque sea por habitaciones, ellos forman los grupos", explicó. Esto es lo que hace también otra de las dueñas de una vivienda, quien señaló que aunque se ocupase por habitaciones, eran los inquilinos los encargados de buscar compañeros. "Ellos saben que antes de dejar su cuarto tienen que tener un sustituto. Sino esto sería como un hotel", apostilló.
El alquiler se está convirtiendo en una perfecta opción tanto para aquellos que no pueden asumir una hipoteca como para los que no consiguen vender una vivienda.
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