La promotora presenta un proyecto reformado para ajustarse al Plan General que le obliga a demoler parte de la estructura
01.08.11 - 01:34 - A lo largo de la historia han existido muros célebres. La Gran Muralla china o el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, son solo algunos ejemplos. Salvando las distancias, Marbella también tiene su particular muro, pero forjado con una valla que protege una construcción paralizada desde hace una década. Una situación que según denunciaron los vecinos, hace escasas fechas en este periódico, provoca suciedad, molestias e inseguridad.
Paradojas de la vida, el edificio a medio construir, del que apenas se pueden apreciar los cimientos, se localiza en calle Muro, en pleno centro de Marbella.
Los inconvenientes con los que conviven los residentes del entorno tienen los días contados. La Junta de Gobierno Local concedió el pasado 14 de junio luz verde a la licencia de obras para el reformado de este proyecto básico, que contempla la construcción de 22 viviendas. O dicho de otra manera, el promotor debe echar marcha atrás en sus planes iniciales para adaptarse al Plan General. Para empezar ya no podrá construir la treintena de pisos previstos originalmente. Además, los vecinos empezarán en breve a ver el problema con distancia, pues el promotor deberá tirar parte de la estructura para separarse de la fachada colindante. Donde ahora apenas existe metro y medio deberá quedar una separación de entre tres y cinco metros.
En faena
«Cuando llegamos al Ayuntamiento nos encontramos esa obra paralizada», recuerda el edil de Urbanismo, Pablo Moro. «Cuando el promotor nos puso de manifiesto que quería continuar los trabajos, le pedimos que presentara un proyecto reformado para adaptarse a lo que el Plan General le permite y por el que legalice lo que ya está hecho», añade el concejal.
El responsable municipal de Urbanismo pone de relieve, además, la urgencia del constructor por retomar los trabajos. «Si las máquinas no han empezado ya la faena es porque el promotor debe resolver antes una serie de condicionamientos leves», subraya Moro.
El horizonte parece despejado. Eso sí, solo cuando la obra recupere el pulso los vecinos recobrarán la tranquilidad que dicen haber perdido.
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