La incapacidad económica de las administraciones hace que sea una incógnita saber cuándo será posible impulsar las obras de regeneración urbana del cauce
SEBASTIÁN SÁNCHEZ / MÁLAGA | ACTUALIZADO 10.07.2012 - 01:00
Casi ocho años después, la Fundación Ciedes, integrada por las principales administraciones públicas y por los agentes empresariales y sociales, cumple su compromiso de poner sobre la mesa ideas con las que solucionar la cicatriz del río Guadalmedina. Este largo periplo, en el que se han sucedido los enfrentamientos institucionales; las conjeturas sobre embovedado sí, embovedado no, y los estudios técnicos, alcanza hoy su particular día D con la puesta en escena de los 16 proyectos que han concurrido al concurso de ideas y de los que, de forma simbólica, se designará un ganador.
Pero la celebración de este hito se topa de lleno con una realidad económica que hace surgir no pocos interrogantes sobre quiénes, cómo, cuánto y cuándo. La respuesta a estas tres preguntas no parece, hoy por hoy, nada clara, dándose por sentado que cualquier plasmación sobre la realidad de cuanto se decida en el campo de las ideas habrá de esperar como poco tres o cuatro años antes de tener lugar.
Dejado atrás el momento de mayor bonanza financiera de cuantas se recuerdan en las últimas décadas, con un Gobierno central que llegó a prometer durante tres años consecutivos más de 1.000 millones en inversiones; con el Ayuntamiento de la capital presumiendo de unas arcas lustrosas, y una Administración regional en la misma senda, la ausencia de fondos es hoy protagonista absoluta.
Y ello se convierte en gran condicionante. Las proposiciones, según varias fuentes, contemplan presupuestos que oscilan entre unos 100 millones de euros, la menos onerosa, y los 400 millones, la de mayor envergadura, al punto de prever el desvío aguas arriba de la presa del Limonero. Con estos datos, ¿hay posibilidades de impulsarla en el próximo lustro?
Un ejemplo práctico para dar muestra de la complejidad de la cuestión. El Auditorio de la Música, para muchos la gran asignatura pendiente de la urbe, supondrá una inversión valorada en unos 100 millones de euros, sin que se haya movido una sola piedra a pesar de que el consorcio encargado de su impulso, integrado por los mismos actores que, a priori, intervendrán en la decisión sobre el río, fuese creado a principios de 2007.
"No me atrevo a poner fechas, aunque confío en que dentro de este mandato podamos ver algo en relación al proyecto del Guadalmedina", admite el delegado de Ordenación del Territorio y Vivienda del Ayuntamiento, Diego Maldonado, que considera de todo ello "dependerá de cómo evolucione la economía y de la capacidad de acuerdo de las administraciones y, si se me apura, de la aportación europea". El propio alcalde reconoció hace algo más de un año la opción de intervenir por fases, dando libertad a las administraciones para acordar las actuaciones cuando económicamente sea factible. Incluso, confió en que dentro del actual mandato municipal dé tiempo a redactar el proyecto de "unas cuantas fases".
El subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar, apunta en la misma dirección. "Estamos en momentos de dificultades económicas, en los que la Administración central, por boca de la ministra de Fomento, ya anuncia que es época para afrontar las deudas y pagarlas; si uno es realista, a corto plazo es muy difícil afrontar un gasto de este nivel", explicó. No obstante, se mostró convencido en que la obra se hará.
Sobre ello reflexiona Antonio Vargas, decano del Colegio de Arquitectos. "Lo de hoy ya supone un esfuerzo de reflexión y de aportación de buenas ideas, pero en una situación económica como la que tenemos, de limitación del gasto público, no parece que sea algo que se va a ejecutar de manera inmediata", afirma. "Habrá que ver cuál es la voluntad de las administraciones a la hora de invertir en un proyecto a medio o largo plazo", añade, al tiempo que precisa: "La incertidumbre es si se elige la mejor opción desde el punto de vista técnico o la mejor desde el punto de vista económico".
En la misma línea, el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Javier González de Lara, destacó que la propuesta que se elija hoy será "orientativa". "¿El espacio tiempo? No sabría decir, pero la verdad es que con las dificultades actuales no sabemos cuándo se puede iniciar", añade. A pesar de ello, resta importancia a este detalle y apunta que ninguno de los proyectos prevé actuaciones "faraónicas". De igual modo, González de Lara insiste en la necesidad de fijarse no sólo en las cuestiones económicas sino en la necesidad de que las instituciones vayan a una con el proyecto y sean leales unas con otras.
Pero la celebración de este hito se topa de lleno con una realidad económica que hace surgir no pocos interrogantes sobre quiénes, cómo, cuánto y cuándo. La respuesta a estas tres preguntas no parece, hoy por hoy, nada clara, dándose por sentado que cualquier plasmación sobre la realidad de cuanto se decida en el campo de las ideas habrá de esperar como poco tres o cuatro años antes de tener lugar.
Dejado atrás el momento de mayor bonanza financiera de cuantas se recuerdan en las últimas décadas, con un Gobierno central que llegó a prometer durante tres años consecutivos más de 1.000 millones en inversiones; con el Ayuntamiento de la capital presumiendo de unas arcas lustrosas, y una Administración regional en la misma senda, la ausencia de fondos es hoy protagonista absoluta.
Y ello se convierte en gran condicionante. Las proposiciones, según varias fuentes, contemplan presupuestos que oscilan entre unos 100 millones de euros, la menos onerosa, y los 400 millones, la de mayor envergadura, al punto de prever el desvío aguas arriba de la presa del Limonero. Con estos datos, ¿hay posibilidades de impulsarla en el próximo lustro?
Un ejemplo práctico para dar muestra de la complejidad de la cuestión. El Auditorio de la Música, para muchos la gran asignatura pendiente de la urbe, supondrá una inversión valorada en unos 100 millones de euros, sin que se haya movido una sola piedra a pesar de que el consorcio encargado de su impulso, integrado por los mismos actores que, a priori, intervendrán en la decisión sobre el río, fuese creado a principios de 2007.
"No me atrevo a poner fechas, aunque confío en que dentro de este mandato podamos ver algo en relación al proyecto del Guadalmedina", admite el delegado de Ordenación del Territorio y Vivienda del Ayuntamiento, Diego Maldonado, que considera de todo ello "dependerá de cómo evolucione la economía y de la capacidad de acuerdo de las administraciones y, si se me apura, de la aportación europea". El propio alcalde reconoció hace algo más de un año la opción de intervenir por fases, dando libertad a las administraciones para acordar las actuaciones cuando económicamente sea factible. Incluso, confió en que dentro del actual mandato municipal dé tiempo a redactar el proyecto de "unas cuantas fases".
El subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar, apunta en la misma dirección. "Estamos en momentos de dificultades económicas, en los que la Administración central, por boca de la ministra de Fomento, ya anuncia que es época para afrontar las deudas y pagarlas; si uno es realista, a corto plazo es muy difícil afrontar un gasto de este nivel", explicó. No obstante, se mostró convencido en que la obra se hará.
Sobre ello reflexiona Antonio Vargas, decano del Colegio de Arquitectos. "Lo de hoy ya supone un esfuerzo de reflexión y de aportación de buenas ideas, pero en una situación económica como la que tenemos, de limitación del gasto público, no parece que sea algo que se va a ejecutar de manera inmediata", afirma. "Habrá que ver cuál es la voluntad de las administraciones a la hora de invertir en un proyecto a medio o largo plazo", añade, al tiempo que precisa: "La incertidumbre es si se elige la mejor opción desde el punto de vista técnico o la mejor desde el punto de vista económico".
En la misma línea, el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Javier González de Lara, destacó que la propuesta que se elija hoy será "orientativa". "¿El espacio tiempo? No sabría decir, pero la verdad es que con las dificultades actuales no sabemos cuándo se puede iniciar", añade. A pesar de ello, resta importancia a este detalle y apunta que ninguno de los proyectos prevé actuaciones "faraónicas". De igual modo, González de Lara insiste en la necesidad de fijarse no sólo en las cuestiones económicas sino en la necesidad de que las instituciones vayan a una con el proyecto y sean leales unas con otras.
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