miércoles, 8 de mayo de 2013

El 'nuevo' Miramar, en punto muerto cinco años después (Málaga Hoy)


EBASTIÁN SÁNCHEZ MÁLAGA | ACTUALIZADO 08.05.2013 - 01:00
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Fachada principal del Palacio Miramar.
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No hay puerto seguro en plena tempestad, ni calendario verdadero en el ojo de la crisis económica. El camino de vacío y abandono del Palacio Miramar, edificio señero de la arquitectura de Málaga capital, se alarga en el tiempo, sin previsión cierta para que abandone esta travesía. El inmueble cumple ahora cinco años en manos del Grupo Santos, firma hotelera que lo adquirió en subasta a la Junta de Andalucía, a cuyo patrimonio había pertenecido con anterioridad. En una puja con otras cuatro sociedades empresariales, esta empresa madrileña compró el Miramar tras desembolsar 21,5 millones de euros en la obligación de devolverle el esplendor que tuvo a mediados del siglo pasado, cuando acogió el hotel Príncipe de Asturias. 

Hoy, cinco años después de que se fallase el concurso público del que derivó la enajenación, el proyecto hotelero propuesto por la propietaria, con categoría de cinco estrellas, sigue anclado en el terreno de la duda. Un escenario difícil de modificar en un escenario económico plagado de incertidumbre. "La propuesta está en punto muerto", comentan fuentes próximas a la iniciativa. 

Y ello a pesar de que la adquisición del Miramar llevaba aparejada ciertas obligaciones impuestas por la Administración regional. Junto a la exigencia de que albergase un hotel de nivel elevado, el Gobierno andaluz demandó que el mismo estuviese abierto al público en unos plazos concretos, una previsión que se viene haciendo añicos desde el primer día. Porque, según los propios compromisos de la empresa compradora, la apertura del nuevo establecimiento tendría que haber sido realidad, primero, a mediados de 2010, conforme a la oferta seleccionada en la subasta; después, en verano de 2012. Ninguno de estos hitos ha tenido lugar, siendo la última estimación de la firma el que el Miramar sea reinaugurado a finales de 2015. 

¿Es factible pensar en ello? Parece complicado dada la situación administrativa y técnica de la intervención. "No hay intención de abandonar el proyecto, pero tal y como está la situación es complicado abordar una obra de este calibre", admiten desde la empresa. Formalmente, aseguran que el interés del Grupo Santos por el proyecto "es el mismo; lo que pasa es que no somos capaces de dar una fecha de arranque". Y ello a pesar de que han tenidos algunas proposiciones. "Hemos recibido un par de llamadas serias a través de abogados de Málaga de algún grupo inversor que quería sentarse a hablar pero ni siquiera se ha atendido", apostillaron.

"¿Que nos gustaría poder presentar para finales de este año la solicitud y arrancar los trabajos en la primera mitad de 2014? Eso es lo que querríamos", añadieron. Actualmente, la propuesta de actuación sobre el antiguo palacio de justicia, uso que culminó a mediados de 2007, tras casi dos décadas, tiene forma de proyecto básico que, sin embargo, no ha sido sometido al análisis de la Gerencia de Urbanismo para la posterior concesión de la licencia de obras. Con pronto, el nuevo Miramar podría ser realidad en 2016. 

Todo indica a que, como ya ha ocurrido anteriormente, Grupo Santos, si mantiene su interés por hacer del Miramar "el mejor" hotel de España, tal y como dijo el director de la firma, José Luis Santos, en una visita a la capital en mayo de 2009, necesitará de una nueva prórroga por parte de la Administración regional. Cabe recordar que la propietaria está obligada a destinar a uso hotelero la construcción al menos por un periodo de 30 años. 

A la espera de que se allane el complejo camino que tiene por delante el hotel Miramar, los datos hasta ahora conocidos del proyecto marcan la envergadura del mismo, con una inversión programada que ronda los 40 millones de euros. Un dinero con el que ejecutar un edificio que, si bien mantendrá intacta, aunque rejuvenecida, su estampa exterior, dispondrá de 191 habitaciones, incluyendo nueve suites especiales y catorce júniors. 

El edificio, obra del arquitecto Guerrero Strachan, que antes de ser sede de los juzgados, fue abierto, en 1926, como el Hotel Príncipe de Asturias, para, con la entrada de la Segunda República adoptar el nombre de Hotel Miramar. Del interior de la construcción, en cuyos sótanos permaneció detenido el mismísimo Jesús Gil y Gil, destacan tres grandes salones, que se quieren recuperar para la organización de grandes eventos. El proyecto incluye también la delimitación de un espacio reservado para spa y piscina, en un cuerpo edificatorio anexo, y que, de acuerdo con la propuesta arquitectónica, podría tener una conexión directa con la playa de La Malagueta.

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