viernes, 15 de junio de 2007

Francisco San Martín Olea: «El PGOU de Málaga no está bien calibrado a nivel técnico y político» (SUR)

«Convocaremos debates públicos sobre los modelos de transformación urbanística para introducir claves de racionalidad objetivas sobre ellos» «Las restricciones de la Junta condenan a los municipios pequeños al ostracismo»

Su móvil no deja de sonar durante toda la entrevista. Son muchos los compañeros que quieren felicitar a Francisco San Martín Olea por su victoria en las elecciones del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga celebradas el pasado martes. San Martín, que tomará posesión del cargo el próximo día 3 de julio, dice que aprovechará las semanas previas a agosto para poner en marcha algunas de sus propuestas para mejorar el funcionamiento de la entidad que agrupa a los arquitectos de la provincia.¿Se esperaba un respaldo como el que obtuvo el martes en las elecciones del Colegio de Arquitectos?En estas cuestiones siempre hay una gran incógnita. No obstante, tenía una cierta tranquilidad porque habíamos hecho un buen trabajo. Se percibía en el colegio que había una necesidad de cambio.¿Cuáles son las primeras medidas que piensa poner en marcha para llevar a cabo sus propuestas?Quiero poner en práctica los nuevos criterios para el visado de los proyectos. Sin dejar de cumplir con la legislación, mi intención es reducir el tiempo de tramitación de los visados, que actualmente está en unos 20 ó 25 días, a un solo día en el caso de que se haga por la vía digital y a tres si es por papel.¿Agilizaría esto la puesta en marcha de las obras?Claro. Además, nuestra candidatura ha propuesto que, al margen del visado colegial, exista otro de cualificación urbanística o arquitectónica que los arquitectos pueden solicitar de forma voluntaria y que les servirá para defender su proyecto frente a administraciones o particulares. Ahora, las administraciones públicas tienen que cumplir los plazos que marca la ley. No me parece de recibo que se tarde un año en conceder una licencia de obras y eso está pasando.¿Qué puede hacer el colegio para evitar esos retrasos?Vamos a denunciar claramente esas cuestiones ante la opinión pública. En una sociedad moderna, todos los estamentos tienen que funcionar: los públicos y los privados.Usted ha anunciado su intención de intensificar la presencia del colegio en la sociedad malagueña. ¿Qué medidas piensa adoptar para esto?Entendemos que se están planificando procesos de transformación urbana en la capital y la provincia que, por los nuevos criterios que la Junta de Andalucía, van a tener que revisar a la baja sus previsiones. Es verdad que muchas de ellas suponían un crecimiento exagerado pero lo cierto es que, a mitad del guión, han cambiado las reglas. Vamos a defender un modelo de desarrollo urbano que sea compatible con las teorías de la sostenibilidad. Pero sostenibilidad no quiere decir crecimiento cero. Además, queremos entrar a fondo en los debates urbanísticos que se están produciendo, como el caso de las torres de Repsol o el salto de la ronda este, en la capital. Estas cuestiones no pueden analizarse únicamente desde el punto de vista mediático. Hay que introducir claves de racionalidad más objetivas.
¿Cómo lo harán?Convocando debates públicos, invitando a gente que sabe lo que está diciendo, y exponiendo ejemplos de otras ciudades para aprender de ellos. En estos momentos Málaga está en el camino de ser una ciudad grande o una gran ciudad. Hay que buscar la transparencia en las propuestas que se hacen. No podemos entrar en esa síntesis de la realidad que es 'o torres o parque' en el caso de la parcela de Repsol. Torres y parque también puede ser, digo yo.¿Qué opina del Plan General de Ordenación Urbana de la capital?El PGOU no ha estado bien calibrado desde el punto de vista técnico y político. De hecho, cuando los vecinos han protestado, el equipo de gobierno ha tenido que dar marcha atrás en sus planteamientos. No se pueden proponer cosas que no sean posibles y reales, porque se inquieta a la gente. Lo primero que un plan debe hacer es aceptar lo que somos. El PGOU debe respetar a los ciudadanos y no marcar sueños imposibles. Creo que el plan de Málaga va a tener que volver a ser aprobado inicialmente de nuevo.Llega al decanato del colegio en un momento delicado de la planificación urbanística de los municipios, ya que los planes generales de la provincia se encuentran en una situación espera ante las nuevas normativas de la Junta. ¿Piensa tomar alguna acción al respecto?Vamos a solicitar a la Consejería de Obras Públicas que hagamos un esfuerzo conjunto para que se expliquen bien las limitaciones de crecimiento urbano que ha impuesto a los municipios. Si el crecimiento de los que son pequeños se hace ordenadamente, con los servicios garantizados, no tiene por qué crear problema grave alguno. ¿Por qué vamos a condenar a los municipios pequeños al ostracimo? Eso es lo que hace la Junta al limitar su expansión de manera que no supere el 40% del suelo urbano ni el 30% de la población. Así, el pequeño siempre será pequeño y el grande no tiene problema. De este modo, condenamos a la gente a que abandone los pueblos y se vaya a las ciudades. La Consejería de Obras Públicas no puede tener un discurso que no sabe adónde va, debe clarificarlo. Tenemos un problema en Andalucía porque no hay seguridad jurídica que dé confianza a los inversores.

«No percibo que haya crisis»

Los datos de visados de viviendas de los últimos meses confirman la ralentización por la que atraviesa el sector inmobiliario. ¿Estamos a las puertas de una crisis?No percibo que estemos en una crisis parecida a la de principios de los noventa. Sí se está creando un clima que no es muy favorable. Quien está produciendo la mayor parte de la subida del precio de la vivienda es el propietario de los suelos. Se están pidiendo precios por terrenos que suponen el 40% del coste de la vivienda. Si los promotores no pueden ajustar los precios de las casas porque el suelo no baja, la cosa no pinta bien.¿Qué puede hacerse entonces?Esto tiene un debate más largo, pero creo que se arregla con una nueva política fiscal. Al propietario del suelo le tiene que costar dinero tenerlo. Tiene que ganar en función de lo que pueda construirse en su suelo y también tiene que estar gravado en función de la calificación que tenga. Soy optimista, pero creo que hace falta más diálogo entre las entidades públicas y las privadas. En este y otros muchos asuntos, como la construcción de vivienda protegida, los empresarios van por un lado y la comunidad autónoma, que regula hasta la última coma del urbanismo, va por otro.

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