viernes, 15 de junio de 2007

Málaga no será Nueva York, pero debe buscar su identidad

Francisco San Martín. Decano electo del colegio oficial de Arquitectos
«Málaga no será Nueva York, pero debe buscar su identidad»

El futuro decano de los arquitectos defiende el papel de la entidad en los debates urbanísticos, a los que debe aportar racionalidad, al tiempo que recalca la necesidad de reforzar su estructura interna.

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA. Elegido nuevo decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga el pasado martes con un amplio respaldo, Francisco San Martín, tiene muy clara la evolución que debe tomar esta entidad en los próximos años para afrontar los retos del rápido crecimiento de su tamaño y del proceso de aprobación de los planes de ordenación urbana en los distintos municipios de la provincia.
-¿En qué situación interna se encuentra actualmente el Colegio?-La entidad está abocada al cambio de sus estructuras internas de servicio porque en los años 80 tenía entre 250 y 300 asociados, que pasaron a ser de 500 a 600 en los años 90 y 1.250 en la actualidad. Sin embargo, seguimos con fórmulas de gestión interna de hace veinte años, pese a que somos cuatro veces más grandes.
-¿Cuál debe ser el camino para mejorar esta situación?-Esta situación nos obliga a asumir un cambio en la escala y lograr el equilibrio entre la eficacia y la personalización del servicio, que el colegiado sienta la entidad como su casa común. Nos tenemos que alejar de prácticas burocráticas, como en la concesión de los visados a los proyectos, para evitar retrasos a los clientes.
-¿Es este cambio interno la primera prioridad de su mandato?-Esto es una prioridad porque afecta al trabajo diario de los propios arquitectos. Una vez que tome posesión del cargo el próximo 3 de julio, las primeras decisiones irán dirigidas a mejorar esos servicios.
-No obstante, ya funciona el visado electrónico. ¿No es suficiente?-La instalación del visado digital es una consecuencia lógica del avance de la tecnología. Es una buena medida, pero es insuficiente cuando se tarda entre 20 y 25 días en recibir el visado un proyecto. Esto no puede permitirse cuando el profesional liberal tiene que cumplir con unos deberes de pago y eso depende de que se visen los proyectos. Hay que conseguir mayor agilidad y eso depende de los criterios de la junta de gobierno.
-¿Qué retos se plantean al colegio para una provincia afectada de lleno por la aprobación de los planes territoriales de la Junta y los procesos de ordenación urbanística de los ayuntamientos?-La aprobación del Plan de Ordenación Territorial de Andalucía (POTA) afecta a la mayoría de los municipios, que había aprobado inicialmente sus planes de ordenación urbana y ahora tienen que reiniciar el proceso. A los ayuntamientos les han cambiado el guión y las reglas a mitad del juego. No voy a entrar en si los nuevos criterios están bien o mal, pero lo que está claro es que cada ayuntamiento tienen que pasar su PGOU por ese filtro. Aquí el colegio ayudará a promover la participación pública para ver los nuevos modelos.
-¿Qué puede aportar el Colegio Oficial a la elaboración del PGOU de Málaga?-Hay la necesidad de un mayor debate público, con participación de los promotores, del municipio y los arquitectos. La entidad aporta aspectos de conocimiento y análisis urbano. Por ejemplo, no se puede reducir el debate del rascacielos de Repsol a elegir entre zona verde o torre. La ciudad es mucho más compleja que eso y el colegio ofrece más racionalidad profesional para la discusión.
-El Colegio presentó una alegación muy crítica al proyecto del PGOU. ¿Se mantendrá la misma línea?-Hasta ahora la entidad se ha pronunciado con las alegaciones, gracias a que cuenta con un servicio de información muy bueno que desarrolla estos informes técnicos. Pero también hay que plantear un debate más ciudadano, porque el PGOU no se debe de entender como algo técnico, sino el planteamiento de dónde van a vivir los ciudadanos. No podemos pensar que Málaga es el ombligo del mundo, tenemos que ir más allá. Ahora no se trata de ser una ciudad grande, sino una gran ciudad.
-¿Cómo ve el debate sobre los rascacielos?-Si deben ir o no es algo banal. Ese no es el problema. Lo importante es si somos capaces de aprovechar las condiciones territoriales de la ciudad. El PGOU de 1983 marcó las pautas para definir la cuestión urbana y lo que tenemos que hacer es afinar el reloj que se construyó en ese momento. -En lo que sí que se insiste mucho es que para crear una "gran ciudad" hay que contar con edificios singulares de arquitectos internacionales.-La buena arquitectura, venga de donde venga, dará a la ciudad nivel y prestigio. Es fundamental que el producto sea interesante y deje una huella positiva. La gente puede que no conozca las claves especiales, pero sí sabe si la arquitectura le emociona. No podemos hacer Nueva York, pero sí debemos buscar una identidad. Eso es lo importante. Los edificios singulares nos servirán para vernos reflejados en otras grandes ciudades. De hecho, ya hay edificios importantes como el Palacio de Ferias o la Ciudad de la Justicia. Eso es muy positivo y no caer en el provincianismo de decir que sean arquitectos locales. Sólo se debe pedir que sea un buen proyecto.
-¿Cómo ve la situación de Marbella tras los problemas urbanísticos y de corrupción?-La Junta de Andalucía ha adelantado trabajo de la nueva ordenación urbana y pasará a manos del Ayuntamiento, que seguro que hará algunos cambios, pero espero que no se repitan luchas políticas por apreciaciones políticas y no técnicas. Todo lo que sea seguridad jurídica y buen entendimiento, es positivo para todos.-¿Ha habido un excesivo desarrollo urbanístico en la Costa?-Muchos piensan que es una barbaridad lo que se ha hecho, pero en realidad eran actuaciones que estaban ya aprobadas por la Comisión Provincial de Urbanismo y para las que, hasta el año 2000, no había dinero para desarrollarlas. El problema es que se ha ejecutado en dos años lo que debería haberse hecho en quince.

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