sábado, 1 de septiembre de 2007

Una casa de principios del siglo XVIII con `lágrimas´ en la fachada (SUR)


El edificio que ocupa el número 10 de la calle Molinillo del Aceite destaca por una decoración de fábrica de ladrillos con forma de bolos fingidos en la fachada

Construido a finales del siglo XVII o a principios del siglo XVIII, el número 10 de la calle Molinillo del Aceite es un edificio con una decoración exterior bastante llamativa. A diferencia de otros inmuebles barrocos, la pintura no llena su fachada. En este caso son formas como lágrimas que ocupan los paños enfoscados del exterior.Este edificio destaca por una decoración diferente a la típica arquitectura fingida de los frescos que adornan otros edificios del barroco. Hay dos elementos que destacan. Por un lado está el uso del ladrillo visto con colores rojos y óxido, originales del material utilizado en el edificio. Esto se combina con paños de pared enfoscada donde el elemento distintivo son las lágrimas. Éstas han sido realizadas sobre un revoco de cal y ocupan las distintas alturas de la casa.Estos elementos son típicos de principios del siglo XVIII y se sospecha que pudieron estar policromados originalmente, quizá con unos tonos siena claros y rosados. Las obras de arreglo, que fueron subvencionadas por la Oficina Municipal de Rehabilitación del Centro Histórico, permitieron recuperar esa decoración tan llamativa.El edificio tiene algunos elementos típicos del siglo XVIII, como son dos ventanas protegidas por rejas en las plantas baja y primera, como señala el informe realizado por la empresa Tarma sobre las características de la vivienda. Estas rejas salen al exterior, apoyadas en un antepecho y guardapolvo de obra.Destaca un elemento, que hereda de la tradición mudéjar, como es el canalón de cerámica vidriada y policromada en verde y blanco, que se sitúa bajo el alero del edificio. El informe de Tarma considera que este canalón, posiblemente, estuviese acompañado de un bajante de similares características para dar salida al agua de lluvia.La estructura interior del edificio se organiza alrededor del patio interior con columnas, como en la mayoría de las casas del Barroco. Este elemento es el que estructura todas las dependencias, que están volcadas hacia allí. Las ventanas abiertas en la fachada no tienen una organización clara. A diferencia de lo que ocurre en los edificios del siglo XIX, donde se busca un equilibrio y orden. Parece, incluso, que alguna de las ventanas fue abierta con posterioridad para mejorar la iluminación interior y la ventilación.Los trabajos realizados para recuperar la imagen barroca de este edificio se han centrado en eliminar el cemento que se había aplicado en la fachada y consolidar los elementos originales. Una vez limpia la fachada y selladas las grietas que había, se trazó de nuevo la decoración mural de ladrillos y cajones en ladrillo visto, así como la reintegración cromática.

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