lunes, 19 de mayo de 2008

Los ´pisos puente´ acogen al año a más de 300 inmigrantes (La Opinión)

Durante la estancia, de tres a seis meses, este colectivo recibe un asesoramiento para encontrar trabajo y normalizar su situación. En Málaga residen ahora 219.955 ciudadanos extranjeros
Cuando un inmigrante llega a Málaga son muchos los problemas con los que se enfrenta: la dificultad del idioma, la búsqueda de trabajo, conseguir los papeles, pero lo primero de todo, en donde ponen todos sus esfuerzos, es encontrar un techo donde vivir. En Málaga hay 219.955 inmigrantes, según datos de 2007 del Instituto de Estadística de Andalucía, de los cuales el 12,1% son africanos y el 19,8% proceden de América del Sur, colectivos con mayores problemas para encontrar un alquiler.Organizaciones sin ánimo de lucro como Málaga Acoge, Cáritas, la congregación religiosa de las Adoratrices y ACCEM ponen a disposición de este colectivo los llamados ´pisos puente´, en donde el pasado año pasaron por los mismos 314 inmigrantes. En la capital existen cuatro ´pisos puente´ por parte de Málaga Acoge y Cáritas y en conjunto con el resto de entidades hay 53 plazas.Estos pisos, conveniados con el Ayuntamiento de Málaga, acogen a inmigrantes con grandes necesidades de manera completamente gratuita para llevar a cabo un programa de reinserción social. La estancia en estos pisos va de los tres a los seis meses aunque este tiempo puede verse alargado en función de la situación del individuo. Seguimiento. Durante este periodo, los trabajadores sociales de las entidades se convierten en intermediarios para ayudar a los inmigrantes a encontrar trabajo, vivienda, así como enseñarles diferentes habilidades sociales y buscar recursos necesarios. Cuando son completamente autónomos deben abandonar los ´pisos puente´ aunque el seguimiento con la entidad se mantiene.La necesidad de crear ´pisos puente´ se debe a los problemas que sufre el colectivo inmigrante para acceder a una vivienda. La responsable en este tema de Málaga Acoge, Ana Pineda, destaca que en muchas ocasiones se enfrentan a situaciones abusivas. "Han existido casos en los que se han visto obligados a pagar seis meses por adelantado e incluso hay inmobiliarias que te informan de que el propietario ha dejado claro que no quiere inmigrantes", afirmó Pineda.Las conocidas ´camas calientes´ no es una actividad frecuente en la capital, aunque desde Movimiento Por La Paz no descartan su existencia. "Esta práctica es más habitual para ciudadanos de los países del Este; sin embargo, si existen, ellos no suelen contarlo por temor", destaca Laureano Gómez, responsable de la asociación.Gómez subraya que muchos inmigrantes son capaces de pagar un alquiler pero que son los propios propietarios los que se niegan. "Es la pescadilla que se muerde la cola, no consiguen un alquiler y cuando lo encuentran las condiciones son abusivas, por lo que se ven en la necesidad de compartir piso".
"Lo peor es la inseguridad y la falta de organización"Ndubuisi Oji es nigeriano, tiene 38 años y lleva ocho en España. Los comienzos fueron difíciles sobre todo en la búsqueda de vivienda. Recuerda que el llegó a España en el año 2000 y que a través de un contacto se fue a vivir a un piso compartido.El piso en cuestión contaba con dos habitaciones y vivían siete personas. "Las habitaciones las dejábamos para las chicas y nosotros nos repartíamos en colchones", afirma Endy, como se le conoce. Durante el día los colchones se apoyaban en la pared para que no ocupasen espacio y por la noche el suelo se convertía en un dormitorio comunitario improvisado.Estuvo viviendo allí un año y medio y reconoce que lo peor de esa situación era la inseguridad. "Estás con gente que no conoces de nada y te desaparecían cosas todos los días", recuerda. Además, las colas para ir al baño por la mañana eran insoportables y la organización de limpieza de la casa era algo más que imposible con tanta gente. Al pasar tanto tiempo allí, reconoce que el piso parecía un pequeño albergue porque había gente que se quedaba un mes y entraba alguien nuevo.Pago del alquiler. Con respecto al pago del alquiler, Endy no recuerda exactamente la cantidad a pagar pero afirma que era poco, "al haber siete personas para pagar el alquiler, era mucho más fácil". Además destaca que la decisión de que viviese allí tanta gente no era decisión del propietario puesto que el chico que alquilaba el piso lo hacía como una forma de ayudarles. "Algo que hoy en día no se ve. El chico nos alquilaba para ayudarnos pero en la actualidad intentan explotar al colectivo inmigrante", sentencia Endy. Sin embargo, Endy reconoce habérselo pasado muy bien porque salían juntos y hablaban el mismo idioma. "En estos pisos lo normal es que se junten personas de la misma nacionalidad, es raro que se mezclen". R. P. Llamas. Málaga

No hay comentarios:

Publicar un comentario