El equipo del arquitecto español Vicente Guallart presentó hoy en Venecia su propuesta para la Bienal de Arquitectura, una vivienda cuyos objetos están conectados entre sí y con el exterior a través de internet para gestionar más eficientemente los recursos y fomentar la interacción social. EFE La instalación, explicó Guallart en declaraciones a Efe, sugiere cómo se puede "reprogramar el mundo" introduciendo más información en las viviendas y ciudades, lo que genera edificios inteligentes y permite a sus ocupantes pasar de meros usuarios a adquirir un papel activo en la creación de su propio hábitat. "Hiperhábitat. Reprogramando el mundo", nombre de la instalación, es la única de un arquitecto español en la muestra "Out there, Architecture beyond building", comisariada por el estadounidense Aaron Betsky y núcleo principal de la XI edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia, que arranca el próximo domingo, día 14, y concluye el 23 de noviembre. En la citada sección participan 25 estudios internacionales de arquitectos, incluidos los del estadounidense Frank Gehry y la iraquí Zaha Hadid. La obra de Guallart y el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC) es una reproducción en metacrilato de seis viviendas de una residencia para estudiantes que se hará en Gandía (Valencia) siguiendo la teoría del hábitat "multiescalar", basada en conectar por internet los elementos domésticos entre sí y con el exterior. Como ejemplo de la forma en que este método cumple los objetivos de ahorrar energía y fomentar la interacción social, Guallart indicó que todos los edificios generarán su propia energía, en función de las necesidades y sería posible compartir recursos entre residentes. Además, los alimentos no se fabricarían a escala industrial sino en pequeños huertos o centros de producción urbanos, y cualquier persona podría crear en su propia casa el mobiliario y todo tipo de objetos domésticos, lo que generaría un "hábitat autosuficiente". Quienes visiten esta instalación, la mayor realizada hasta la fecha a través de microservidores, podrán "manipular" los objetos por medio de un ordenador, vincularlos con otros de su propiedad y realizar aportaciones acerca de cada uno de ellos. Estas propuestas, junto con las que se pueden enviar por internet desde cualquier lugar del mundo, serán recogidas en un registro y analizadas por los responsables del proyecto cuando acabe la Bienal. Según Guallart, la instalación supone también una "crítica a la manera como opera (actualmente) la arquitectura y quien encarga los proyectos", dominada por los grandes "iconos" y en la que falta "una base racional y estructurada" en el diseño de edificios y ciudades.
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