sábado, 1 de noviembre de 2008

El Defensor apoya a los vecinos en peligro de desalojo de El Palo (La Opinión)


Francisco Gutiérrez señala que las familias cuentan con "todas las posibilidades de quedarse" ya que disponen de contratos de renta antigua indefinidos
ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA Representantes de las 13 familias amenazadas de desalojo en los números 37 y 39 de la avenida Salvador Allende, casas de alquiler de renta antigua en El Palo, se reunieron ayer con el Defensor del Ciudadano, Francisco Gutiérrez, para exponerle su problemática situación.A partir del 22 de octubre, los inquilinos comenzaron a recibir un burofax por parte del abogado de la empresa ´2 Refion Construcciones´, con una orden de desalojo de las viviendas en un plazo de un mes y una indemnización, en algunos casos, de 3.000 euros.Francisco Gutiérrez ha señalado que los vecinos "tienen todas las posibilidades de quedarse, excepto un par de casos", porque el resto tiene contratos de renta antigua, "anteriores al decreto del 85 y por tanto indefinidos". El Defensor del Ciudadano recalca que "mientras los vecinos paguen sus rentas no los pueden echar porque tienen la potestad de irse o de quedarse".Para Francisco Gutiérrez, en caso de que la constructora siguiera con sus planes, "tendría que negociar con los vecinos y buscarle una vivienda, si no, la constructora no tiene nada que hacer". El Defensor del Ciudadano ha indicado además que analizará los contratos de arrendamiento "uno por uno" y que volverá a reunirse con las familias la semana que viene. Francisco Valiente, uno de los afectados, se mostró animado tras la reunión, aunque lamentó que un vecino cediera por temor a las presiones de la constructora y aceptara la indemnización. "Son personas mayores, mi madre tiene 89 años, hay otra persona de 84, todos andan de los 70 para arriba. ¿Dónde van a ir todos?", se pregunta. Este vecino señala que la mayoría de los contratos, de renta antigua, proviene de finales de los años 30 y de los 40. "Pagaban una cantidad insignificante pero son casas que no tenían ni agua, los propietarios no han querido saber nada de las viviendas y todo lo han hecho los inquilinos con mucho esfuerzo: los techos nuevos, la cocina y hasta el cuarto de baño, porque antes sólo había un váter".Francisco Valiente cree que los vecinos "tienen que estar unidos", y recuerda que muchos de ellos han vivido toda la vida en las casas sobre las que ahora pende un burofax.

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