martes, 4 de enero de 2011

Acuerdos y desacuerdos sobre el Teatro Romano (La Opinión)

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el consejero de Cultura, Paulino Plata, se enfrentan en público


Francisco de la Torre, Jesús Villa-Rojo y Paulino Plata, durante la rueda de prensa.
Francisco de la Torre, Jesús Villa-Rojo y Paulino Plata, durante la rueda de prensa. La Opinión

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA
La política y el teatro tienen mucho en común. Gestos estudiados, frases ingeniosas, la representación necesaria para transmitir seguridad, indignación o confianza, la capacidad para esconder emociones... Pero ayer se dio un paso más. El escenario del Teatro Cánovas acogió un enfrentamiento político –otro más– entre el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía.
Cualquiera que hubiera asistido ayer a la rueda de prensa de presentación del 17º Ciclo de Música Contemporánea habría pensado que, en realidad, lo que se presentaba era un ciclo de teatro contemporáneo y que el pulso dialéctico entre el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el consejero de Cultura, Paulino Plata, era fruto de un guión de algún autor de teatro de vanguardia.
El detonante fue el Teatro Romano, que el Ayuntamiento reclama en propiedad y en gestión, mientras que la Junta pide al Consistorio que autorice representaciones teatrales en su escenario. Como convidados de piedra, y cara de desconcierto, estaban los otros invitados a la presentación: el compositor y músico Jesús Villa-Rojo; el gerente de la Orquesta Sinfónica Provincial, Fernando Anaya; y el director de la orquesta, Edmon Colomer. De hecho, Villa-Rojo estaba sentado entre el alcalde y el consejero, soportando como podía el fuego cruzado y poniendo cara de circunstancias.
La pregunta sobre la gestión del Teatro Romano puso de relieve varias cosas. La primera es que tanto el alcalde como el consejero habían hecho los deberes y tenían preparadas sus respectivas respuestas. Sobre todo De la Torre, que acudió a la rueda de prensa con un dossier con todas las cartas enviadas a la anterior consejera de Cultura, Rosa Torres, y fotografías –«en color»– de una representación en el Teatro Romano en los años 80 organizada por el Ayuntamiento. En concreto era una versión coreana de Bodas de Sangre, y lo llamativo de la foto no era tanto esa mezcla cultural como que había público.
Al final la sensación era de que había un acuerdo total para usar este espacio recuperado por la Junta de Andalucía. Paulino Plata insistió en varias ocasiones: «Estamos de acuerdo en el uso cultural y no entiendo la polémica». Pero el alcalde insistía en su lista de agravios, remontándose a 2005, y en exigir la propiedad del teatro, que es del patrimonio del Estado.
El regidor relató a los periodistas que la respuesta de Rosa Torres a su carta, enviada en 2005, despreciaba la colaboración económica que había ofrecido y apostilló que la Junta no contempló, en ese momento en que estaban los trabajos de restauración en marcha, la posibilidad de que el teatro tuviera un uso escénico.
Plata recordó que en 2005 estaba en otras labores y que se estaba enterando por esa rueda de prensa de la petición municipal. En este sentido, lamentó que el Ayuntamiento no hubiera hablado con la Junta de Andalucía antes de iniciarse esta polémica y criticó que le negase el permiso para presentar en el Teatro Romano la declaración de los verdiales como Bien de Interés Cultural (BIC) el pasado 23 de diciembre.
El debate continuó en la puerta de los coches con una conclusión, ambos están de acuerdo, pero el ambiente preelectoral impide escenificarlo.

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