Ayuntamiento y Junta se muestran receptivos a la iniciativa del Obispado para concluir el templo
El Ayuntamiento y la Junta de Andalucía ven en principio con buenos ojos la iniciativa del Obispado de establecer un plan para terminar la Catedral en los próximos años con elementos que le faltan al edificio y que son necesarios para su funcionamiento como lugar de culto y para su conservación, como una sacristía que se proyectó en planta y que nunca llegó a realizarse, una cubierta y la famosa torre sur que se paralizó, al igual que otras cuestiones, por falta de dinero a finales del siglo XVIII. Esta inquietud del actual obispo, Jesús Catalá, que ayer fue adelantada por este periódico, cuenta con la receptividad de las administraciones públicas que tienen que darle el visto bueno, si bien el Gobierno andaluz, que tiene la última palabra al respecto, advierte de que tendrá que ajustarse a los parámetros técnicos y legales que implica el tratarse de un monumento catalogado.
Para el alcalde, Francisco de la Torre, resulta «lógico» que la Iglesia quiera terminar la Catedral, como ha sucedido recientemente en otras capitales españolas. En ese sentido, recordó los casos de la Almudena de Madrid o la Sagrada Familia de Barcelona. «Sin terminar, da una impresión negativa de la ciudad. Parece como si nos diera lo mismo que esté así, por lo que me parece positivo que el Obispado tenga esta postura», afirmó el regidor, para el que este asunto es un tema «de largo recorrido» que tardará «bastante tiempo» en tramitarse y poder realizarse.
No obstante, apostó por recoger la propuesta en un documento global que no solo incluya todo lo relativo a la culminación del monumento, sino también su relación con el entorno más inmediato. En ese sentido, recordó que está por ejecutar aún el proyecto para renovar el pavimento de las calles Cañón y Postigo de los Abades, por lo que consideró que es un buen momento para tenerlo en cuenta.
Por su parte, el delegado provincial de la Consejería de Cultura, Manuel García, se mostró dispuesto a sentarse con el Obispado para abordar la iniciativa y «estudiarla con todo rigor», dijo. «La Catedral tiene unas funciones religiosas, como lugar de culto, pero también las limitaciones propias de un monumento histórico, por lo que hay que saber conjugar ambas cuestiones», comentó. En ese sentido, apuntó que sería bueno trabajar conjuntamente con los responsables de la diócesis, que todavía no le han presentado proyecto alguno, para trazar el plan que recoja sus intenciones, una actuación que, como recordó, deberá tener en última instancia el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio.
«Entendemos que el Obispado plantee cuestiones como lo de la sacristía, ya que parecen necesarias para el culto, pero hay que ver si es coherente con la alteración que pueda suponer para el monumento», explicó el delegado que, no obstante, aseguró el tema se estudiará en su momento «sin prejuicio alguno». «Siempre estamos abiertos a trabajar conjuntamente con el Obispado, con el que tenemos unas relaciones muy buenas», recalcó, si bien añadió que el proyecto que presenten debe estar fundamentado en la Ley de Patrimonio y debe ser respetuoso con la naturaleza del monumento.
Arquitectura actual
Para el decano del Colegio de Arquitectos, Antonio Vargas, la decisión sobre cualquier intervención que se haga en la Catedral no corresponde solo a la Iglesia, sino «a toda la ciudadanía». «Debe hacerse un debate con calma y reflexión», opinó Vargas, para quien emular el proyecto que Antonio Ramos dejó hecho a finales del siglo XVIII «no supone una garantía de éxito». «La arquitectura no vuelve a repetirse de forma mimética sino que es un reflejo de su época, por lo que habría que abordar el tema desde un punto de vista contemporáneo», argumentó el decano de los arquitectos para el que, a su modo de ver, la nueva sacristía podría plantearse en otro lugar que no sean los jardines de la calle Císter. Según destacó, esos jardines «tienen un valor importantísimo y no se deben perder».
Segunda torre
Sobre la terminación de la segunda torre, cuestión que no es prioritaria para el Obispado en estos momentos aunque no se descarta para el futuro, las posturas están encontradas. El alcalde defiende su realización, eso sí tras el correspondiente debate técnico y ciudadano, porque es lo que ofrece más la sensación de que la Catedral está sin terminar. En cambio, el delegado de Cultura coincide con los arquitectos en opinar que su ausencia forma parte de la identidad del edificio. En cualquier caso, Manuel García señaló que la decisión al respecto se tomará en su momento por parte de los miembros de la Comisión de Patrimonio.
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