jueves, 17 de noviembre de 2011

Los puertos deportivos jalonarán toda la costa y pondrán fin a décadas con falta de amarres (SUR)


Las seis ampliaciones y las cuatro nuevas marinas previstas aportarían 6.600 atraques, aunque a riesgo de caer en un exceso de oferta
17.11.2011 - 
FRANCISCO JIMÉNEZ pjimenez@diariosur.es
 
MÁLAGA.

Los puertos deportivos jalonarán toda la costa y pondrán fin a décadas con falta de amarres
Recreación del puerto deportivo de San Andrés. ::SUR
GRÁFICO. :: ANTONIO TORRES
La caída del 25% en el consumo de combustible durante el pasado verano en los puertos deportivos andaluces es el mejor reflejo de que el turismo náutico también ha plegado velas por culpa de la crisis. Salvo para las grandes fortunas y sus espectaculares yates, salir a navegar se ha convertido en un lujo prescindible para un buen número de propietarios de pequeñas embarcaciones de recreo, hasta el punto de que algunas han cambiado el pantalán por el garaje de casa hasta que el temporal amaine. Si a esta coyuntura actual se le añade la creciente competencia procedente del Levante español, El Algarve portugués y Marruecos con unos precios más jugosos y unas instalaciones más modernas, el resultado es que la histórica lista de espera para conseguir alguno de los 4.571 puntos de atraque existentes en los once puertos deportivos de la provincia sigue a la baja. Aun así, a día de hoy la demanda de amarres es de 2.970 barcos, aunque con un matiz importante: El 87,5% de las peticiones se amontonan en La Bajadilla de Marbella (1.060) y Caleta de Vélez (1.538). ¿El motivo? Son la dos únicas marinas que gestiona directametne la Junta a través de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía (APPA) y, por tanto, las dos en cuyas tarifas no se repercute el canon que deben abonar las empresas concesionarias del resto de recintos.
Pese a este panorama, la Costa del Sol no renuncia a sus aspiraciones de convertirse en un destino puntero del turismo náutico, hasta el punto de que prácticamente todos los municipios del litoral tienen o aspiran a tener un puerto deportivo. Sobre la mesa hay seis ampliaciones (La Bajadilla, Benalmádena, Caleta de Vélez, Estepona, Fuengirola y El Candado) y tres proyectos nuevos (San Andrés, en la capital; Nerja-Torrox y, Mijas). De llevarse a cabo, sumarían cerca de 6.600 plazas más en el litoral malagueño, incluidas las 266 que aportará la nueva marina del dique de Levante que verá la luz tras el traslado forzoso del Club Mediterráneo (tiene 25) debido a que su emplazamiento actual será demolido para ampliar el muelle destinado a cruceros turísticos. En todos los casos, la principal y casi única vía de financiación procederá de manos privadas en régimen de concesión administrativa.
En la carrera de los recrecimientos, el de Marbella es el mejor posicionado con diferencia, ya que el inicio de las obras que le permitirá albergar 1.220 embarcaciones solo está pendiente de la firma del contrato entre la Junta y la adjudicataria (encabezada por el jeque propietario del Málaga, Abdullah Al-Thani e integrada también por el Ayuntamiento), una vez que el TSJA ha desbloqueado el proyecto al desestimar las medidas cautelares solicitadas en el recurso judicial de los empresarios contra el proceso de licitación convocado por el Ejecutivo autonómico. También empieza a ver la luz la ampliación del puerto de Benalmádena en 700 amarres más (tiene 1.100) y nuevas áreas comerciales, después de que la Junta haya prolongado la vigencia de la declaración de impacto ambiental aprobada en 2002 y que ya había caducado. El siguiente paso antes de licitar las obras es la autorización de la APPA, dependiente de la Consejería de Obras Públicas, y el posterior visto bueno del Consejo de Gobierno. A partir de entonces, el Ayuntamiento tendría el camino despejado para impulsar un proyecto clave para el desarrollo económico, turístico y laboral del municipio. Nada que ver con el de Vélez, que permanece en 'stand by' a la espera de un estudio encargado por la Junta sobre la demanda de infraestructuras y servicios náutico-recreativos en el litoral andaluz. Aunque para parálisis, las de los proyectos de Fuengirola y Estepona, en los que la Junta no acaba de mover ficha. El primero lleva años pendiente de que la APPA saque a concurso las obras para desesperación del Ayuntamiento después de dos décadas intentando impulsarlo, mientras que el de Estepona se sigue diluyendo desde que en 2007 se licitaran la redacción del proyecto básico y el estudio de impacto ambiental. También se antoja aún lejana la nueva dársena de El Candado, que permitiría albergar unos seiscientos barcos más.
Vía libre para el de San Andrés
En cuanto a los proyectos de nueva creación, el primero en la línea de salida es el de de San Andrés, junto a la desembocadura del Guadalmedina, que contempla 626 atraques en régimen de alquiler. La sociedad concesionaria, Marina Ciudad de Málaga, ya tiene el visto bueno definitivo de la Autoridad Portuaria para formalizar el acta de replanteo, de forma que las máquinas podrían entrar a comienzos de año. Muy por detrás en la tramitación está el que sería el segundo puerto deportivo de la Axarquía, ya que aún no está fijada su ubicación (será entre la desembocadura del río Chíllar y el faro de Torrox). Mijas ha sido el último en subirse al carro, iniciando los trámites para construir en recinto de 1.200 amarres en La Cala. A estos habría que añadir el planteado por el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria, aunque de momento esta aspiración municipal se ha quedado en el camino al no contemplarla el Gobierno autonómico.
Llegados a este punto, y al margen del impacto ambiental que generaría tanto hormigón ganado al mar, cabría preguntarse si ese exceso de oferta sería beneficioso para el sector o si, por el contrario, podría volverse en su contra. Para José Carlos Martín, presidente de la Asociación de Puertos Deportivos Marinas de Andalucía, la situación actual con amarres libres en puertos donde hasta hace años era inimaginable como La Duquesa, Cabopino o Estepona invita a pensar que «no hay barcos para tantos puertos». Sin embargo, el responsable del colectivo que agrupa a ocho recintos náuticos en Málaga también asegura que «este es el momento de acometer los trámites para que, cuando el futuro esté más despejado, tener listo el largo y laborioso proceso administrativo que requieren estos proyectos». En términos similares se expresa el delegado provincial de la Consejería de Obras Públicas, Enrique Benítez, quien pese a reconocer que «la demanda está sobrevalorada» y a considerar que hay «demasiado interés en aumentar la oferta sin saberse a ciencia cierta si volverán a registrarse los números de años atrás», sí que tiene claro que ésta deber ser la hoja de ruta de la Costa del Sol. «Con la mejora de las comunicaciones que suponen el AVE y la segunda pista del aeropuerto (estará operativa en la primera mitad de 2012), Málaga debe apostar por el turismo náutico al tratarse de un segmento con una fortaleza indudable, así que hay que estar preparado para cuando se recuperen tanto la economía como la demanda», recalca.
Inversión privada
Otra cuestión a tener en cuenta es la viabilidad económica y, fundamentalmente, su financiación. «Con tantos proyectos en cartera y con la fuerte inversión que requieren, habrá que ver si en la iniciativa privada hay tanto dinero», apunta Martín, poniendo como ejemplo que para la ampliación de La Bajadilla, con un presupuesto 84 millones, solo se presentaron dos ofertas.
Las mismas dudas sobre el papel que debe jugar la iniciativa privada expresa el experto en Economía y Urbanismo, Vicente Granados. «Los números hay que hacerlos muy bien, porque las reglas del juego han cambiado. Antes se concebían los puertos deportivos como centros comerciales y siempre ligados a un desarrollo inmobiliario porque los atraques por sí solos no dan para compensar la inversión», afirma el profesor de la Facultad de Económicas de la UMA, quien añade que, como ocurre en todos los mercados, «aumentar la oferta redunda en una bajada de precios». Además, el exsecretario general de Ordenación Territorial y Urbanismo de la Junta recuerda que, antes de que estallara la crisis, el auge económico sí que invitaba a duplicar el número de amarres, «pero ahora no está claro que en los próximos años se le vea color». Además, sobre el florecimiento de proyectos apunta: «Una cosa son los deseos y otra cosa bien distinta los que finalmente sean una realidad».

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